El diabólico negocio político de los planes sociales
El peor negocio que puede haber para los políticos es terminar con la pobreza y los planes sociales
Desde 2002, cuando se produjo la devaluación, la pesificación de los depósitos y la caída del 15% del PBI, la pobreza explotó y los planes sociales se transformaron en un gran negocio para el kirchnerismo. Como dice mi amigo Gustavo Lazzari, los políticos no quieren terminar con la pobreza, lo que quieren es que los pobres la pasen bien. Tener pobres dependiendo de planes sociales es un negocio político para conseguir votos. El peor negocio que puede haber para los políticos es terminar con la pobreza y los planes sociales. Por alguna razón la mayoría de los políticos vendieron el argumento que ellos son los que tienen el monopolio de la benevolencia. Que son los únicos solidarios y que el resto de los ciudadanos somos unos degenerados que no nos interesa en lo más mínimo lo que le pase a los pobres. Es más, ellos se sienten con derecho a quitarnos con impuestos el fruto de nuestro trabajo en nombre de la solidaridad social porque ellos son los que van a ayudar a la gente con nuestra plata.
Es obvio que la gran cantidad de beneficiarios de planes sociales prefieren seguir cobrando un plan social en vez de trabajar. ¿Por qué ir a un empleo formal, cumplir un horario y esforzarme si cobro un par de planes sociales, cada tanto voy a algún piquete y completo mis ingresos con alguna changa? Así la paso bomba.
A principios de este año se reglamentó la ley de emergencia social por la cual se reasignan $ 25.000 millones para destinarlos a algo así como el Salario Social Complementario. También se crea el Registro Nacional de la Economía Popular para que se inscriban los trabajadores de la Economía Popular.
El párrafo anterior tiene palabras tan “bonitas” y sensibles como “emergencia social”, Salario Social Complementario y Registro Nacional de la Economía Popular. Todo verso para no llegar al problema de fondo que es crear las condiciones necesarias para que fluyan las inversiones hacia la Argentina, aumente la demanda de mano de obra y haya trabajo para los que hoy viven de la emergencia social. En los últimos 15 años ha quedado demostrado que los planes sociales no resuelven ningún problema, por el contrario, agravan la estabilidad política porque millones de personas se sienten con derecho a ser mantenidas por el contribuyente y encima la mayoría de los políticos salen a decir públicamente que esos planes sociales son un derecho de las personas. Falso, no es ningún derecho porque no hay ningún principio moral por el cual una persona tenga derecho a vivir del trabajo ajeno. En su desesperación por ganar votos, los políticos le meten a la gente en la cabeza que tienen derecho a ser mantenidos por gente que se desloma todo el día trabajando. Me refiero al contribuyente.
Resolver este problema no va a ser sencillo porque los que hoy viven del trabajo ajeno van a pretender seguir viviendo de esa manera, por lo tanto, lo primero que hay que hacer es ponerle un límite de tiempo a esos “planes sociales”. Lo segundo es establecer que todo aquél que recibe un plan social tiene la obligación de capacitarse en algún curso de artes y oficios (carpintería, plomería, electricidad, repostería, etc.), cursos que los financiará el gobierno reasignando partidas presupuestarias y coordinando con escuelas municipales, parroquias y otras instituciones que puedan brindar el lugar físico para desarrollar esos cursos. El estado pagará los honorarios de los profesores y los materiales cuando sea necesario y el beneficiario del “plan social” deberá asistir obligatoriamente al curso. En caso que no quiera hacerlo se le quita inmediatamente el plan.
Una vez terminado el curso y matriculado, el estado le irá reduciendo el subsidio en un 8% mensual hasta que se extingue el plan. En ese lapso el beneficiario del plan tendrá que buscar clientes como lo hace cualquier ser humano. Todos los días los contribuyentes nos levantamos y buscamos cómo ganarnos la vida, por lo tanto no se le pide nada especial al planero. Cuando ante las cámaras los planeros dicen reclamar trabajo, para no aparecer como que quieren vivir de arriba, pienso: pero si yo también quiero tener más trabajo y no le corto la calle a nadie para tener más clientes.
En definitiva, la propuesta es financiarle al planero el curso para que tenga una herramienta para trabajar, financiarlo mientras hace el curso y financiarlo mientras busca clientes luego de terminado el curso.
Claro que, por otro lado, el gobierno tiene que empezar a hacer las reformas estructurales necesarias para atraer inversiones y crear más puestos de trabajo, sino cada vez va a haber más planeros porque con esta carga tributaria y endeudamiento del sector público no vamos a llegar muy lejos.
De acuerdo al último informe del ministerio de Trabajo, entre junio de este año y junio del año pasado, de los 186 mil nuevos puestos de trabajo que se crearon, solo 50.000 fueron empleos en empresas del sector privado. 42.600 puestos crecieron en el sector público, 59.700 aumentó la cantidad de monotributistas, aumentaron en 39.900 los monotributistas sociales,el personal doméstico creció en 12.000 puestos y cayeron en 17.900 los autónomos. En otras palabras, la cantidad de asalariados del sector privado aumentó solo el 0,82% comparando junio contra junio 2016 en tanto los empleados públicos crecieron el 1,36% observándose el mayor aumento en la cantidad de monotributistas sociales con el 11,13%. Como se ve, el sector privado no está empujando en la creación de puestos de trabajo, entre otras razones por la pésima legislación laboral que hace quebrar a cualquier PYME si tiene que despedir a un empleado y por la carga impositiva existente.
En síntesis, es hora que desde el gobierno se deje de decir que es un derecho que unos tienen derecho a vivir del trabajo del contribuyente. Es falso y violatorio de los derechos humanos porque transforma al contribuyente en una especie de esclavo que tiene mantener a un planero sin contraprestación a cambio. También es hora de ponerle un límite de tiempo a los planes sociales y armar el esquema para darles una salida laboral. Y, finalmente, es hora de dejar de decir que si uno quiere terminar con los planes sociales va a haber conflictividad social. Justamente este armado de planes sociales está diseñado para que unos vivan a costa del contribuyente amenazando con la conflictividad social sino se los mantiene. Y como también responden al anterior gobierno, tratan de crear todo el ambiente de explosión social para desacreditar al actual gobierno. De manera que luego de las elecciones sería hora de ponerse inmediatamente a trabajar en desarmar este diabólico y perverso sistema de extorsión política creada por el peronismo y llevada a su máxima expresión por el peronismo k.