Jacques Maritain y el «socialismo cristiano»
Estamos en un problema debido a no haber ahondado en principios económicos elementales y así predicar medidas absolutamente contrarias a la sociedad libre, lo cual implica desconocer principios morales básicos ya que se conculca el respeto recíproco al echar mano por la fuerza de lo que le pertenece a otros.
Así se da por tierra con dos de los Mandamientos: no robar y no codiciar los bienes ajenos que aluden a la institución de la propiedad, comenzando por el propio cuerpo y por el uso y la disposición de lo adquirido lícitamente.
En este contexto se propicia la redistribución de ingresos por parte de los aparatos estatales contradiciendo la previa distribución que hace la gente en los supermercados y afines, con lo cual se desperdician lo siempre escasos recursos que, a su vez, redunda en una reducción de salarios e ingresos en términos reales.
Antes de referirnos a Jacques Maritain debemos hacer una breve introducción. Michael Novak cuenta en El espíritu del capitalismo democrático como lo influyó aquel autor en su primera época cuando adhería al socialismo, aunque Pio xi había consignado en la Encíclica Quadragesimo Anno que “socialismo religioso o socialismo cristiano son términos contradictorios; nadie puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero”.
Y Leon xiii en la Encíclica Rerum Novarum declaró que “los socialistas, atizando el odio de los indigentes contra los ricos, tratan de acabar con la propiedad privada de los bienes, estimando mejor que, en su lugar, todos los bienes sean comunes y administrados por las personas que rigen el municipio o gobiernan la nación. Creen que con este traslado de los bienes de los particulares a la comunidad, distribuyendo por igual las riquezas y el bienestar entre todos los ciudadanos, se podría curar el mal presente. […] Establézcase, por tanto, en primer lugar, que debe ser respetada la condición humana, que no se puede igualar en la sociedad civil lo alto con lo bajo. Los socialistas lo pretenden, es verdad, pero todo es vana tentativa contra la naturaleza de las cosas. Y hay por naturaleza entre los hombres muchas y grandes diferencias; no son iguales los talentos de todos, no la habilidad, ni la salud, ni lo son las fuerzas; y de la inevitable diferencia de estas cosas brota espontáneamente la diferencia de fortuna”.
Por su parte, las prédicas socialistas dentro de la Iglesia confunden la pobreza de espíritu del Evangelio con la pobreza material. Muchas veces alaban esta última con lo que debieran condenar la caridad puesto que mejora la condición del receptor, por una parte, y por otra debieran dedicarse solo a los ricos puesto que los pobres estarían salvados según esta postura. En realidad la posición resulta confusa ya que al mismo tiempo la emprenden contra las situaciones de pobreza.
No repasan pasajes clave de la Biblia respecto a la riqueza como, por ejemplo, en Deuteronomio (viii-18) “acuérdate que Yahveh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza”. En 1 Timoteo (v-8) “si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe”. En Mateo (v-3) “bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos” fustigando al que anteponga lo material al amor a Dios (amor a la Perfección), en otras palabras al que “no es rico a los ojos de Dios” (Lucas xii-21), lo cual aclara la Enciclopedia de la Biblia (con la dirección técnica de R. P. Sebastián Bartina y R. P. Alejandro Díaz Macho bajo la supervisión del Arzobispo de Barcelona): “fuerzan a interpretar las bienaventuranzas de los pobres de espíritu, en sentido moral de renuncia y desprendimiento” y que “ la clara fórmula de Mateo -bienaventurados los pobres de espíritu- da a entender que ricos o pobres, lo que han de hacer es despojarse interiormente de toda riqueza” (tomo vi, págs. 240/241). En Proverbios (11-18) “quien confía en su riqueza, ese caerá”. En Salmos (62-11) “a las riquezas, cuando aumenten, no apeguéis el corazón”. Este es también el sentido de la parábola del joven rico (Marcos x, 24-25) ya que “nadie puede servir a dos señores” (Mateo vi-24).
En todo caso en las referidas prédicas socialistas por parte miembros de la Iglesia debe siempre tenerse muy presente la siguiente declaración de la Comisión Teológica Internacional de la Santa Sede que consignó el 30 de junio de 1977 en su Declaración sobre la promoción humana y la salvación cristiana que “De por sí, la teología es incapaz de deducir de sus principios específicos normas concretas de acción política; del mismo modo, el teólogo no está habilitado para resolver con sus propias luces los debates fundamentales en materia social […] Las teorías sociológicas se reducen de hecho a simples conjeturas y no es raro que contengan elementos ideológicos, explícitos o implícitos, fundados sobre presupuestos filosóficos discutibles o sobre una errónea concepción antropológica. Tal es el caso, por ejemplo, de una notable parte de los análisis inspirados por el marxismo y leninismo […] Si se recurre a análisis de este género, ellos no adquieren suplemento alguno de certeza por el hecho de que una teología los inserte en la trama de sus enunciados”.
Vamos ahora al resumen sobre Jacques Maritain. Su filosofía extiende aportes aristotélico-tomistas e incluye enfoques epistemológicos, metafísicos y artísticos de gran interés pero en el terreno habitualmente denominado lo social contradice abiertamente los postulados de una sociedad libre, lo cual naturalmente abarca aspectos morales clave.
A diferencia de autores como Gustavo Gutierrez con su teología de la liberación (sobre lo que he escrito extensamente), Maritain despista al lector desprevenido ya que al entremezclar sus recetas con aspectos de gran enjundia, envuelve en una especie de marasmo de ambigüedades que confunden. En definitiva, como veremos a continuación con algunas pocas citas, convierte al humanismo en un pseudohumanismo que termina por negar el valor humano.
En su libro titulado True Humanism (New Hampshire, Ayer Co. Publishers, 1938/1993) se lee que “el liberalismo individualista erapuramente energía negativa, vivía a expensas de su opuesto. Una vez que el obstáculo se derribó se quedó sin sustento. Así nos percatamos de manifestaciones de una fuerza más profunda debido a los conflictos internos del sistema capitalista e industrial” (p. 152). También “Sostengo que el ideal histórico de mi nuevo cristianismo […] opuesto de aquel del liberalismo” (p.156) y “que pertenece a u orden económico liberado del capitalismo” (p.183) lo cual sigue elaborando bajo el subtítulo de “Un régimen conducente a la liquidación del capitalismo” (p.184).
Respecto a la propiedad dice Maritain que “Cuando hablo de una forma asociativa de propiedad industrial aludo a una sociedad de personas enteramente diferente de la de las compañias capitalistas. Tengo en la mente una sociedad de personas que sean co-propietarias de ciertos bienes materiales (medios de producción) que tenga como fruto un patrimonio común. De acuerdo a un comentario muy apropiado de M. P. Chason, la co-propiedad capitalista lejos de confirmar la libertad y la actividad del propietario como persona, instituye un tipo de plebeyo en el mundo de la propiedad y el ahorro” (p.181).
Sigue Maritain escribiendo que “En verdad, sin necesidad de caer en el marxismo mesiánico, un cristiano puede reconocer que hay una profunda visión en la idea de que el proletariado, por el solo hecho de formar parte del régimen capitalista sufre y no gana en la explotación de la capacidad del hombre como forma de mercancía” (p. 229). “Uno puede usar ciertas citas de Prudhon sin adherir al produhonianismo […] como que la co-participación puede sustituir al salario y a la servidumbre impuesta por la mecanización a la personalidad humana […] Esto no sólo derivará en generosidad y alegría en el trabajo que presupone una base mística que puede ser estimulada tanto por la fe cristiana como por el comunismo” (p. 231).
“La escuela de Sorel claramente ha mostrado el elemento de verdad de que hablamos” (p. 231). “Mientra que el fascismo o el racismo totalitario emplea fuerzas irracionales […] las verdades sociales y políticas que invoca, que son muchas –tengo en lamente la crítica al liberalismo individualista […] y la vital noción de la comunidad de personas” (p.274).
Resume nuestro autor su humanismo de la siguiente forma: “El socialismo en el siglo diecinueve fue una protesta movida por al conciencia humana y de sus más generosos instintos contra males que claman del cielo. Fue una tarea noble someter a juicio a la civilización capitalista y para debilitar los poderes que no tienen perdón, el sentido de la justicia y la dignidad del trabajo” (p. 81). Y “Lo que he llamado humanismo integral es capaz de salvar y de promover, bajo una síntesis diferente, todas las verdades afirmadas e iluminadas por el socialismo humanista, uniéndolas de modo vital y orgánico en otras numerosos verdades” (idem).
En otras palabras, las mejores intenciones resultan irrelevantes si se aconsejan medidas que perjudican a todos, muy especialmente a los más débiles. La única manera de elevar la condición de vida es a través de nuevos ahorros y las consiguientes inversiones que hacen de apoyo logístico al trabajo para aumentar la productividad en un contexto de marcos institucionales civilizados. De este modo, el incremento de salarios e ingresos en términos reales obliga a quienes contratan a pagar dichas subas, de lo contrario se quedan sin la colaboración requerida.
Sin duda que estos predicadores entre los cuales se encuentra en primer término el actual Papa, no pregonan algo distinto de lo que hacen economistas, ingenieros, abogados o artistas que se inclinan por variantes socialistas, pero la gran diferencia es que lo hacen vistiendo sotana o a veces ni siquiera con ese ropaje pero pretenden hablar en nombre de la religión por lo que su predicamento se torna mucho más peligroso.
Finalmente decimos que en no pocos ámbitos para los distraídos resulta difícil entender que se quiere decir con el empresario cuando están rodeados de quienes se disfrazan de tal pero en realidad tejen todo tipo de inmundos arreglos con los gobiernos para poder explotar a la gente con privilegios inaceptables. Les resulta difícil concebir que el empresario en un mercado abierto es aquel que debe someterse a las preferencias de la gente y que si da en la tecla mejora y si no lo hace quiebra. En verdad un panorama muchas veces opaco, purulento y cargado de trampas. De todos modos, esto no constituye un pretexto válido para que con la debida atención pueda verse a través de estas caricaturas grotescas.
Desafortunadamente en el mundo de hoy prevalecen no solo los mercados cautivos sino que están rodeados de gastos siderales de gobiernos desbocados, impuestos insoportables, deudas públicas colosales y regulaciones asfixiantes. En otros términos, solo vestigios muy tenues y mortecinos de liberalismo y capitalismo en el llamado mundo libre.