Los gastos pequeños: ¿inercia o low cost?
Sería una vergüenza recibir a las visitas y darles café de una máquina auto expendedora?
Los medios de estos días, comentan la creciente preocupación del presidente Macri, por la austeridad de su gobierno. A contramano vienen los documentos (perlas verdaderamente) presentados en el último año por el twittero Abdon @AlberdianoArg y el 29/4 pasado por la periodista Liliana Franco en Perfil con el sugerente título «Vuelos Privados y Chocoarroz, gastos superfluos de Dujovne».
Pareciera que, o la preocupación del Presidente Macri no llegó a plasmarse en una directiva concreta para no enemistarse con su equipo o por desorden , o si esta existe, el ministro Dujovne, y seguramente otros funcionarios no le hacen caso en una especie de renovación de la costumbre virreinal ante las órdenes reales difíciles de cumplir: «se acata pero no se cumple».
Digamos que los gastos pequeños, son todos aquellos, que si uno estuviera en el sector privado, se los pagaría de su bolsillo o los materializaría de otra forma. Por ejemplo tomando un avión de línea en lugar de contratar un taxi aéreo.
Dujovne 1: el servicio aéreo
El hallazgo de Liliana Franco, centra la noticia en un servicio contratado por el Ministerio de Hacienda para el ministro y su comitiva con destino a Posadas por $ 172.725, el 21/6/2017.
Involuntariamente soslaya los costos seguramente mucho más importantes de los servicios aéreos producidos por los propios organismos estatales. ¿Cuántos aviones hay, cuánto gastan, ¿cuántos km recorren ? ¿a dónde van?. Tiene material para entretenerse por un buen rato.
En mi opinión toda esa compañía aérea estatal, que es la suma de todos esos aviones, hay que desactivarla, vender ya mismo sus aviones, pagarle generosamente a los pilotos y administrativos su retiro y a otra cosa.
Esto tiene que venir de una directiva presidencial. ¿Y cómo se viaja?: Respuesta; en las líneas regulares, especialmente las nuevas low cost si son más económicas. ($1000 contra $ 3000 por tramo a Tucumán más o menos)
Ignoro si la necesidad y/o urgencia de Dujovne le impidió usar una línea regular y si necesitaba tanta comitiva. O sea, si fue una necesidad operativa o un capricho de bacán. Al no saber esto, me abstengo de juzgar.
Ahora bien, un ministro “low cost” hubiera extremado las posibilidades para viajar en avión de línea, analizando alternativas. No conocemos el caso como para saber si estas alternativas se estudiaron con amor y cariño a nuestros bolsillos. Tengo bastantes dudas.
Es muy saludable que los funcionarios estén en permanente contacto con la realidad, viajando en los mismos aviones y haciendo las mismas colas que los demás. Que no lleven más de un acompañante, si es que pueden ser asistidos por Internet. Que se paguen su almuerzo con su sueldo como todos. No son seres que están por encima de todos y la realidad es que cuando salen de los ministerios, uno los ve en los aviones de línea como todo el mundo. Con la sencillez de siempre que solo han interrumpido cuando estaban en la función pública. Inexplicable si esos gastos los hacemos sin tener el dinero para pagarlos.
Dujovne 2: la cena en agasajo a Christine Lagarde
Me pareció un gesto cálido el brindar su casa para esta importante visita y mantener los canales abiertos ya que son temas cruciales, que pueden servir en un futuro no muy lejano. Es un gasto de la diplomacia económica. Lo veo conveniente para el país.
Por lo tanto, el catering del evento debe correr por cuenta del Poder Ejecutivo y si no hubo irregularidades en la contratación, me parece bien ese gasto.
Dujovne 3: Los alfajores de arroz
Dentro del paradigma “inercial”, no hay nada que objetar en comprar alfajores de arroz en lugar de medialunas o pan.
Las cocinas y cafeterías de los ministerios vienen desde hace añares y los ministros, no se dedican a reestructurarlas, sino a los temas específicos de sus carteras.
Por lo tanto continúan con la inercia organizativa como si fuera algo normal, a pesar que antes y después de la función pública, se pagaran sus almuerzos y sus alfajores..
El presidente Macri y su séquito y ante la necesidad imperiosa de no endeudarse en el exterior para soportar-entre otras cosas- estos gastos, , debieran impulsar un cambio de paradigma e ir hacia un nuevo sistema de funcionamiento de los organismos públicos tipo el que tienen las empresas aéreas “low cost”, en donde los gastos, son estudiados hasta el más mínimo detalle y cualquier adicional se paga aparte. Por ejemplo el Chocoarroz.
En tal caso, los ministerios debieran tener buenas máquinas auto expendedoras que tengan comestibles, bebidas frías y calientes de buena calidad tal como existen en las estaciones de servicio de clase A. Y pagarse los cospeles con su sueldo, salvo cuando haya visitas importantes. En tal caso, las secretarias debieran organizarse para que haya una mesa con café y que cada cual se sirva. Simpleza, sencillez de hombre común. No son seres superiores por estar en oficinas llenas de boato y rodeados de banderas y retratos de próceres
Las cafeterías y cocinas, venderlas, poner archivos, para que la medida no sea reversible y al personal que se ocupaba de estos menesteres , darle una generosa compensación para que se retiren o reasignen. Hay que pagar para reducir la conflictividad, cualquiera sea la solución. Todo definido por un decreto presidencial y previamente negociado.
¿Sería una vergüenza recibir a las visitas y darles café de una máquina auto expendedora?: por el contrario, las visitas percibirían con alivio que se vive a pan y agua para poder pagarles y para que las familias y empresas puedan ahorrar e invertir. La economía es el juicio en el gasto, nos enseñaba Alberdi y así debe ser.
¿Se perdería una elección por esto?. Por el contrario, ver a los ministros y al propio presidente dando el ejemplo, puede ser muy bien visto en estos momentos y un ejemplo a imitar, primero por Larreta y Vidal y después lo seguirán otras provincias y municipios.
Y no estoy mirando desde la tribuna. Si no pueden hacer lo menos, no pueden hacer lo más.
Autor: La Reforma del Estado según la Constitución Nacional de 1853. Productor agropecuario, Asesor económico-financiero.