El optimismo y entusiasmo de Cambiemos taparon la ficción k
Algún día, alguien, va a tener que ponerse a hacer las reformas de fondo o la Argentina va a terminar como la Rebelión de Atlas de Ayn Rand
Al poco tiempo de asumir Cambiemos, publiqué una nota haciendo lo que no hacía el gobierno, describí la herencia recibida del kirchnerismo. En ese momento di un ejemplo que luego se viralizó y fue utilizado por funcionarios del gobierno, obviamente sin nombrarme, no vaya a ser cosa que fueran a nombrar a un liberal. El ejemplo que di era éste: supongamos que una familia vende su casa, el auto, toma todos sus ahorros, deja de trabajar y se va a Europa. Se aloja en los mejores hoteles, come en los mejores restaurantes, alquila los autos más caros y disfruta hasta que se le acaba el dinero. Cuando vuelve a Argentina esa familia no tiene donde vivir, ni trabajo, ni ahorro para mantenerse. Si alguien les preguntara: ¿cuándo estaban mejor, cuando estaban en Europa o ahora que habían vuelto? Obvio que la respuesta iba a ser cuando estaba en Europa, el tema era que ese nivel de vida era insostenible. Una ficción.
Sin duda que Cambiemos hizo un pésimo diagnóstico de la herencia que recibía del kirchnerismo. Subvaluaron la herencia que recibían y sobrevaloraron la imagen de Macri para atraer inversiones. Es más, volvieron de Europa y en vez de poner a trabajar (hacer las reformas) se endeudaron. Pero lo cierto es que quienes se ilusionan con una vuelta a Europa a pasarla bien con un eventual regreso del kirchnerismo, como di en el ejemplo, se equivocan de punta a punta.
En primer lugar, el kirchnerismo recibió un gasto público consolidado de 29% del PBI y lo dejó en 46%. Lo aumentó en 17 puntos porcentuales, escondiendo la desocupación en el empleo público, duplicando la cantidad de jubilados incorporando a los 3 millones de jubilados otros 3,5 millones que nunca habían aportado, regalando planes sociales en cantidades industriales y manteniendo artificialmente bajas las tarifas de los servicios públicos destruyendo el sistema energético, las rutas, los puertos y la infraestructura en general. Entre 2006, que comenzaron a subsidiarse las tarifas de los servicios públicos, y 2015, el kirchnerismo gastó la friolera de U$S 161.318 millones en subsidios económicos.
Gráfico 1
Como puede verse en el gráfico 1, comenzaron gastando U$S 2.866 millones en 2006 y entregaron un gasto en subsidios económicos de U$S 26.656 millones. Multiplicaron por 9 el monto de los subsidios y Cambiemos pagó el costo político de tener que reducirlos. Algo que todos los economistas no k decíamos que había que hacer. En términos de PBI, llegaron a gastar casi 5 puntos en subsidios económicos.
El gasto público voló y la recaudación también aumentó fenomenalmente. La presión tributaria consolidada pasó del 26,2% del PBI en 2002 al 39,4% en 2015. El kirchnerismo recibió una recaudación de U$D 16.182 millones anuales y terminó recaudando U$S 166.150 millones, casi U$S 150.000 millones más que con lo que empezó. Un plan Marshall entero a valores actuales.
A pesar de todo, el recorrido fiscal consolidado que tuvo fue desastroso. De tener un superávit fiscal consolidado de 3,54% del PBI pasó a dejar un déficit de 7,24% del PBI. Un recorrido de caída de casi 11 puntos del PBI.
Gráfico 2
Es decir, dejaron una situación tan grave como la de 2001 pero sin pagar los intereses de la deuda pública. Realmente un desastre de administración de la cosa pública a pesar de haber tenido un precio de la soja promedio en los 12 años k de U$S 371 la tonelada contra un promedio que tuvo De la Rúa de U$S 179, aunque Cristina Fernández disfrutó de un precio promedio de la soja de U$S 484 en su primer mandato y de U$S 467 en el segundo mandato. Con lo que cobraban por retenciones y el aumento de ganancias por no ajustar por inflación las utilidades y los mínimos no imponibles, igual tuvieron un horrible recorrido fiscal.
Tampoco le fue mejor en materia de inflación.
Gráfico 3
A pesar de haber mantenido planchado el tipo de cambio y con tarifas de servicios públicos congeladas, más los controles de precios, Néstor Kirchner empezó con una inflación del 3,5% anual y Cristina Fernández dejó una inflación del 27,8% (desde 2007 tomo el IPC Congreso). El kirchnerismo multiplicó por 8 la inflación manteniendo tarifas artificialmente bajas al estilo Gelbard y pisando el tipo de cambio. Aclaremos que Cambiemos la duplicó pero corrigiendo las tarifas de los servicios públicos.
En términos de actividad económica, a pesar de tener un fuerte viento de cola, el kirchnerismo no logró un gran crecimiento de la economía. Es más, durante todo el segundo mandato de Cristina Fernández la economía estuvo prácticamente estancada ya que creció solo el 1,5%, lo que significa un aumento del 0,37% anual a pesar de los buenos precios de la soja.
Gráfico 4
En definitiva, la gestión económica del kirchnerismo fue horrible y Cambiemos manejó la herencia espantosamente y encima no contó lo que dejaba el kirchnerismo. No obstante, si alguien cree que con el kirchnerismo vuelve a Europa a estar de fiesta, se equivoca. En ese momento financiaron el populismo con el stock de capital acumulado en los 90, con el viento a favor del exterior, confiscando nuestros ahorros en las AFJP, cerrando las exportaciones de carne y consumiéndonos 12 millones de cabezas del stock ganadero, cerrando tambos y dilapidando las reservas.
La única chance que le quedaría al kirchnerismo si quisiera reeditar la fiesta de consumo del período anterior, sería entrar en default para no para no pagar los intereses de la deuda y hacer un plan Bonex para cancelar las LELIQs. Pero insisto, si alguien piensa que con el kirchnerismo vuelve la fiesta de consumo, se equivoca. Al igual que se equivoca quien piense que si gana Cambiemos van a solucionar los problemas económicos en base a optimismo y entusiasmo y olvidándose de la ciencia haciendo las reformas estructurales o creer que con Lavagna podrá recuperarse la economía con más consumo interno en un país donde hay solo 44 millones de habitantes, con un tercio de pobres y el resto con el agua en la nariz.
Esto se resuelve haciendo las reformas estructurales para atraer inversiones y va a llevar mucho tiempo. La herencia k nunca se resolvió y Cambiemos solo apeló a endeudarse para financiar la herencia k. Algún día, alguien, va a tener que ponerse a hacer las reformas de fondo o Argentina va a terminar como la Rebelión de Atlas de Ayn Rand.
ESTA NOTA ORIGINALMENTE FUE PUBLICADA EN http://www.infobae.com