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jueves 1 de abril de 2004

La herencia de Aznar

El economista argentino Pablo Guido, recién llegado de España, analiza los logros económicos del gobierno de José María Aznar y repasa los puntos pendientes que es preciso encarar. Además, reflexiona acerca de las lecciones que deberíamos aprender de la exitosa España.

Los ocho años en los cuales el Partido Popular ha gobernado España dejan, en materia económica, un saldo positivo. Veamos primero los avances que la administración de Aznar ha conseguido.

1) Desde 1996 y de manera ininterrumpida la economía española ha mostrado una performance superior a la de la mayoría de los países de Europa Occidental. En los últimos ocho años la tasa de crecimiento promedio de España ronda el 3,5% mientras que la media de la UE alcanza un 2,3%. Este diferencial de un punto porcentual anual en la tasa de crecimiento a favor de España ha logrado que el ingreso per cápita de los españoles se ubique en el 87 % del promedio de la Unión Europea.

2) La tasa de desempleo ha mostrado una evolución descendente, cayendo a la mitad de la que se registraba en 1995, pasando de casi 25% al 11 % actual.

3) Los niveles de inversión privada, tanto financieras como directas, han crecido en proporción al PIB. Mientras que en 1994 la relación se encontraba en el 17%, en 2003 alcanzó el 22%.

4) El rendimiento de los bonos del Estado español ha mostrado un descenso importante, para pasar del 9% anual en 1996 a menos de 5% en 2003. Esto significa, lisa y llanamente, una disminución del riesgo país que se ubica en el mismo nivel medio de la Unión Europea y de EEUU.

5) La eliminación del déficit fiscal se ha conseguido por segundo año consecutivo. Hay que remontarse a 1979 para encontrar un déficit fiscal menor al 3% del PIB. En los últimos tres años del gobierno de Felipe González el desequilibrio en las cuentas públicas se ubicó por encima del 6 % del PIB, para ir bajando progresivamente hasta la actualidad. Esto ha sido el resultado de ir bajando, en términos de PIB, el gasto público: del 45 % en 1995 a menos del 40% en 2003. En este recorrido hacia el superávit fiscal no es que el gasto público ha disminuido nominalmente, sino que el crecimiento del mismo ha sido menor al de la actividad económica. Por otro lado, los ingresos públicos en relación al PIB se han mantenido constantes, en un rango de 39/40% del PIB. En relación directa con la disminución del desequilibrio fiscal se encuentra la reducción de la deuda pública en términos del PIB: del 69% al 54% entre 1995 y 2003.

6) Una mayor integración comercial con el mundo. En 1995 el grado de apertura (Exportaciones + Importaciones/PIB) de la economía española era del 50%; en 2003 alcanza el 60%.

¿Cuáles han sido los factores que generaron este desempeño más que aceptable de la economía española? Fundamentalmente cuatro cuestiones: 1) las ventajas de pertenecer a la Unión Europea, reflejado en el impulso del comercio exterior, 2) el cumplimiento del Tratado de Maastricht que le ha permitido a España adoptar el euro, que impone restricciones fiscales en términos de déficit (no superar el 3% del PIB) y de deuda pública (límite de 60% del PIB), 3) la estabilidad macroeconómica lograda en los últimos ocho años y 4) las reformas estructurales llevadas a cabo a partir de la segunda mitad de los 90’ (reforma tributaria, privatizaciones, desregulaciones, leyes de procedimientos fiscales y de equilibrio de las cuentas públicas consolidadas).

Pasemos ahora a las cuestiones negativas o problemas que aún persisten en la sociedad española.

1) La tasa de desempleo es aún elevada, inclusive comparada con la media europea (8%).

2) Regulaciones excesivas en algunos mercados de productos y factores.

3) Elevada presión tributaria, del 40 % del PIB.

4) Envejecimiento de la población, que impactará en el futuro en las cuentas públicas de la Seguridad Social.

La primera lección que nos deja España es esta: los acuerdos internacionales (como la Unión Europea a la que España ingresó en 1986) no son sustitutos de reformas estructurales domésticas para acelerar la convergencia real, sanear de manera más estructural las finanzas públicas y establecer de manera sostenible la eliminación del déficit fiscal. Los acuerdos internacionales deben ser considerados complementarios de las reformas estructurales internas

La otra lección es la siguiente: todos los gobiernos españoles, desde la muerte de Franco, han construido sobre las bases de lo realizado por la anterior administración. Ninguno de los gobiernos de los últimos 28 años ha caído en la fatal arrogancia de creerse destinado a realizar una “revolución” en materia económica destruyendo todo lo positivo realizado anteriormente. Esto ha permitido reducir la volatilidad macroeconómica del país e introducir reformas de manera progresiva y constante. © www.economiaparatodos.com.ar




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