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jueves 13 de mayo de 2004

La administración norteamericana presiona a Fidel Castro

El presidente Bush tomó fuertes medidas para aumentar la presión sobre el régimen castrista. Todo esto en el contexto de una campaña electoral que no puede despreciar la importancia de los votos de los exiliados cubanos.

Ann Arbor, Michigan. En contra de lo que muchos pensaban, la administración del Presidente George W. Bush, en lugar de contemplar el levantamiento o la disminución de las sanciones económicas unilaterales que pesan sobre el régimen autoritario de Fidel Castro, ha decidido en cambio “apretarle las clavijas”. Esto es, aumentar la presión sobre su régimen, profundizando algunas de las restricciones que están en vigor.

Para ello, en primer lugar, dedicará dieciocho millones de dólares a asegurar que las transmisiones de la Radio y Televisión Martí lleguen efectivamente a oídos y ojos cubanos, superando -con la tecnología adecuada- las interferencias con las que el régimen cubano trata constantemente de impedir que eso ocurra, a fin de preservar el monopolio de la información que caracteriza a las dictaduras, que temen siempre a la libertad de opinión.

Además, a lo largo de los próximos dos años, asistirá -con treinta y seis millones de dólares- algunas de las actividades de los siempre corajudos disidentes cubanos que tratan de promover activamente la democratización de la isla. Y sufren, por ello, persecución y cárcel.

Se ha previsto también restringir las transferencias de dinero que la exitosa diáspora cubana realiza desde los Estados Unidos a la isla.

En primer lugar, se anticipa que se rebajará la suma que los visitantes cubanos pueden llevar legalmente a Cuba, que hoy es de ciento sesenta y cuatro dólares diarios. Es previsible que, asimismo, se limite el número de visitas anuales que los emigrados pueden hacer a la isla.

No se reducirá en cambio, presumiblemente por razones de tipo humanitario, la cifra que -por concepto de asistencia familiar- cada cubano puede enviar a sus familiares en la isla, que hoy es de mil cuatrocientos dólares anuales.

La administración será particularmente cuidadosa en la implementación de estas nuevas medidas, porque no puede olvidar que este es un año electoral y que en las elecciones del 2000, el 64 por ciento de los cubanos residentes en la Florida votaron por el Partido Republicano, en una jurisdicción que finalmente resultó decisiva para su triunfo. Por ello, cabe anticipar que la sintonía en esta difícil cuestión será sumamente precisa. Por una parte existe el objetivo de debilitar a la dictadura de Castro. Por la otra, la necesidad de que los exiliados sientan que pueden razonablemente contribuir desde los Estados Unidos a mejorar el nivel de vida de sus familiares que aún están en la isla. © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio J. Cárdenas es Profesor Visitante en la Universidad de Michigan, Estados Unidos.




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