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jueves 22 de septiembre de 2005

Un momento político decisivo para Nicaragua

El sandinismo amenaza con volver al poder en las próximas elecciones presidenciales nicaragüenses. Sus posibilidades son pocas, pero existen y podrían acrecentarse según vaya evolucionando la actual coyuntura política.

Aunque pueda parecer increíble, el sandinista Daniel Ortega tiene todavía alguna chance de volver a ser presidente de su país. No la certeza, ciertamente, porque el popular alcalde de Managua -otro político izquierdista-, Harty Lewites, se ha apartado ostensiblemente del orteguismo y amenaza con competir electoralmente “con colores propios”, hecho que debilita al desprestigiado sandinismo.

Desde su arresto domiciliario por delitos que tienen que ver con la corrupción, el gordo ex presidente de Nicaragua, Arnoldo Alemán, pareciera -como caudillo del Partido Liberal- ser de alguna manera una suerte de árbitro del futuro de su país. Hasta ahora, con la impensable alianza que tejiera exitosamente con Ortega, Alemán pudo dominar el Congreso de su país, sumiéndolo en el más absoluto caos institucional; controlar el Tribunal Supremo Electoral y manipular a la mayoría de los jueces. Hacer todo lo contrario de lo que supone la democracia, entonces.

Las maniobras ejecutadas desde el Congreso que pretendieron restringir severamente la autoridad presidencial fueron, sin embargo, rechazadas y declaradas inaplicables por la Corte Centroamericana de Justicia y son tan oscuras que la Organización de Estados Americanos (OEA), los Estados Unidos y hasta la propia Naciones Unidas han salido acertadamente en defensa de la sitiada democracia nicaragüense. Mientras tanto, las sombras de Fidel Castro y Hugo Chávez crecen día a día en derredor de Ortega. Son muchos los que, por esto, temen una reedición de lo ocurrido en los 80, cuando una frustrante ola de marxismo postergara a Nicaragua, sumiéndola además en la miseria.

El actual presidente Bolaños se defendió tozudamente y bien, no sin algún éxito, y sigue aferrado al timón de su país. Contra viento y marea. Pero no puede gobernar. Tan sólo sobrevivir.

Pero, ahora, Alemán comienza a sospechar que las promesas de Ortega de liberarlo de sus responsabilidades penales no se cumplieron y que está, en cambio, cada vez más enfrentado a tener que cumplir la condena que le fuera impuesta, de veinte años de prisión domiciliaria o, eventualmente, hasta en la cárcel. Lo cierto es que los jueces leales a Ortega no han librado a Alemán. Pese a las promesas de hacerlo. De allí que Alemán está, dicen, repensando su apoyo a Ortega, sin el cual el líder sandinista, que ha sido derrotado ya tres veces en sus intentos de regresar al poder a través de las urnas, no llegará al sillón presidencial. Por esto, Alemán está ahora conversando con otros líderes liberales, como Ramiro Sacasa o Francisco Xavier Aguirre, quienes posiblemente puedan unificar al liberalismo y vencer, una vez más, a la izquierda marxista nicaragüense.

Si esto no sucede, las alternativas para Nicaragua son bastante poco atractivas: o Lewites u Ortega. Esto sería como parar el reloj del tiempo y seguir despreocupadamente retrocediendo. Todo un crimen, entonces. © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio Cárdenas es ex Representante Permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas.




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