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lunes 31 de octubre de 2005

Bingo Argentina

El Gobierno ha optado por establecer un modelo económico en el cual el arbitraje financiero prevalece por sobre la producción y la inversión. Una vez más, la Argentina se ha transformado en un gran bingo donde todos especulan con el objetivo de maximizar ganancias en el corto plazo.

La suba del tipo de cambio durante la semana pasada puso nervioso a más de uno. Y no es para menos, porque la Argentina carece de una moneda propia. Lo que tenemos son unos vales que se llaman pesos y sirven para hacer solamente transacciones de corto plazo. Para las operaciones de largo plazo y, fundamentalmente, para el ahorro, la gente piensa en dólares.

A mi juicio, fueron dos los elementos que impulsaron la suba del dólar en los últimos días. En primer lugar, cabe recordar que durante todos estos meses hubo ingreso de capitales de corto plazo para comprar bonos del Gobierno en pesos que ofrecían rendimientos siderales. Si bien la economía argentina no es atractiva como lugar para atraer capitales e invertir en el largo plazo, sí es atractiva como bingo. Es que los gobiernos progres y populistas tienen la característica de crear las condiciones ideales para que se desarrolle la timba financiera. Basta recordar al gobierno de Alfonsín con su festival de bonos, depósitos indisponibles, gasto cuasifiscal y estallido cambiario e hiperinflacionario para verificar cómo quienes dicen estar del lado de producción terminan haciendo todo lo necesario como para que el arbitraje financiero de corto plazo sea la estrella de sus modelos productivos.

Recuerdo que en la campaña electoral de 1983, Alfonsín decía desde la tribuna que cuando asumiera iba a ir con los gerentes de los bancos a levantar las persianas de las empresas. ¿Qué ocurrió? Que las persianas de las empresas se mantuvieron cerradas, pero lo que se levantaron fueron las persianas de infinidad de mesas de dinero que aprovechaban los jugosos negocios que generaba el gobierno. Bonos, tasas y operaciones de futuro estaban a la orden del día. El gerente financiero era la estrella de la empresa porque, si acertaba en sus movimientos, era el que generaba la plata para pagar los sueldos de los empleados, porque los pobres gerentes de producción y marketing eran cartón pintado en un país en el cual la producción había sido relegada por el gobierno.

Volviendo a la actualidad (aunque uno nunca sabe si hoy es hoy o 20 años atrás porque las políticas económicas son las mismas, al igual que los discursos), el ingreso de capitales de corto plazo para jugar en el Bingo Argentina estuvo a la orden del día. Devengadas las gigantescas utilidades que ofreció el Gobierno, llegó el momento de realizar las ganancias y eso significa, ni más ni menos, vender los bonos y con los pesos obtenidos volver a comprar dólares, hecho que eleva su cotización para felicidad del Gobierno que, por ahora, no tiene que emitir más pesos para evitar que baje. Claro, cuando el dólar bajaba no era porque la Argentina se había transformado en un paraíso de confianza que atraía a todos los capitales del mundo. Bajaba en el corto plazo por arbitraje.

Pero la segunda pregunta es: ¿por qué ahora los inversores decidieron realizar las ganancias? Mi impresión es que hay dos razones. En primer lugar, el contexto internacional cambió. El rendimiento del bono del tesoro americano a 10 años viene subiendo y todos esperan nuevas subas. Digamos que se acabó el período de la plata barata en el exterior.

En segundo lugar, pasadas las elecciones y terminado el despliegue de insultos, promesas y repartos de electrodomésticos, aparece la incómoda realidad. Y esa incómoda realidad es que todos empiezan a descontar que habrá subas de salarios para compensar la inflación, ajustes de tarifas de los servicios públicos en algún momento y más inflación, además de tener la certeza de que el crecimiento del 8% anual va a quedar atrás ante la ausencia de un ambiente de negocios que atraiga inversiones. Por lo tanto, ¿para qué esperar a que se desborden las variables para realizar las ganancias? Mejor retirarse ahora del bingo, cuando las utilidades devengadas todavía son muy jugosas, que esperar más tiempo y perder.

De todas maneras, uno no puede descartar un escenario en el cual el tipo de cambio vuelva a bajar transitoriamente. Todo depende de las regulaciones que establezca el Gobierno, de las nuevas zanahorias financieras que ofrezca o de si Chávez decide comprar, con el dinero del contribuyente venezolano, nuevos bonos de la Argentina. Los economistas no tenemos la bola de cristal para decir qué día, a qué hora y cuánto va a subir el dólar. Lo máximo que podemos hacer es formular algún tipo de pronóstico analizando la consistencia de la política económica.

¿Y qué nos permite deducir esta política económica? Que el tipo de cambio alto que quiere el Gobierno es propio de un país que fuga capitales. Por lo tanto, esa fuga se producirá porque los inversores decidan dejar de jugar en el Bingo Argentina o bien porque el Gobierno emita tanta moneda que desate un fenomenal proceso inflacionario con huída hacia el dólar. Es decir, más allá de los serruchos de corto plazo, sabemos que el dólar tiene que subir porque el Gobierno está aplicando una política económica que termina en una suba del dólar. El plazo, sólo Dios lo sabe.

El Gobierno ha optado por establecer un modelo económico en el cual el arbitraje financiero prevalece por sobre la producción de largo plazo y la inversión. Al igual que con el gobierno progresista de Alfonsín, una vez más la Argentina se ha transformado en un gran bingo. Unos especulan con los bonos del gobierno, otros con el metro cuadrado en Puerto Madero y otros aprovechan para llenarse los bolsillos con la sustitución de importaciones esquilmando a los consumidores.

Mientras el Bingo Argentina siga funcionando todos van a estar muy entretenidos apostando. El día que salte la banca, como ya es costumbre, los defensores del modelo pegarán un triple salto mortal para caer parados y presentarse como opositores de la primera hora, mientras las autoridades denunciarán algún golpe de mercado, como en su momento lo hizo Alfonsín, para tratar de quitarse de encima la responsabilidad de haber llevado al país a una catástrofe económica. © www.economiaparatodos.com.ar




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