A fines de enero pasado, el presidente Jaques Chirac anunció -sin ningún titubeo- que Francia podría recurrir a la utilización de las armas nucleares contra aquellas potencias regionales que (como Irán) se constituyan en una amenaza para la seguridad de su país.
El primer mandatario calificó a esta dura decisión como la “garantía fundamental” de la seguridad francesa.
Francia es, recordemos, desde 1964, una potencia nuclear, gracias al empeño y esfuerzos realizados, en su momento, por el general Charles De Gaulle.
El importante anuncio estratégico, que es también una advertencia, fue formulado por el políticamente acosado presidente Chirac en su calidad de Jefe de la Fuerzas Armadas de Francia, único responsable que puede decidir el uso de las armas atómicas.
La doctrina de la seguridad francesa está -según afirmó el presidente galo- en situación de “constante evolución” y debe, entonces, ser permanentemente “adaptada” a las nuevas realidades que van apareciendo en el escenario del mundo.
Para Chirac, los intereses vitales de Francia incluyen: la integridad de su territorio, la protección de su población, y, ciertamente, también el libre ejercicio de sus facultades soberanas.
Chirac agregó que, aun cuando la lucha contra el terrorismo sea hoy un objetivo primordial de la política exterior de Francia, esta nueva amenaza no ha hecho desaparecer a las demás. Y es obviamente así.
De allí que aquellos que contemplen, de una manera u otra, usar armas de destrucción masiva respecto de Francia (o sus aliados) están ahora expuestos a tener que enfrentar la capacidad militar nuclear de Francia y sus respuestas firmes.
Oficialmente, los cuatro submarinos nucleares franceses están equipados, cada uno de ellos, con 16 misiles (M45) de mediano alcance, cada uno de los cuales transporta seis cabezas nucleares. A partir del 2010, esos misiles serán reemplazados por otros, más nuevos, de 8.000 kilómetros de alcance.
Los aviones franceses capaces de transportar y bombardear con armas atómicas están concentrados en la base subterránea de Taverny, muy cercana a París.
Los “Super-Etandards” que pertenecen a la dotación permanente de las aeronaves con que cuenta el portaviones francés, “Charles De Gaulle”, también.
Una doctrina severa, quizás, pero realista en función de los peligros y amenazas que hoy provienen del siempre cambiante escenario internacional. © www.economiaparatodos.com.ar
Emilio Cárdenas se desempeñó como representante permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU). |