El más famoso de los valientes disidentes cubanos, el padre del llamado “Proyecto Varela” y fundador (en 1987) del “Movimiento Cristiano de Liberación”, es Osvaldo Payá.
Por sus enormes méritos personales y por su absolutamente extraordinario coraje en su acción en defensa de la libertad, la influyente Universidad de Columbia, de Nueva York, le confirió -con toda justicia- un merecido doctorado, “honoris causae”, en Derecho.
Cuando se lo invitó a recibirlo, el dictador Fidel Castro -con su conocida amplitud de criterio, esto es, restringiendo una vez más, sin ningún empacho, su libertad personal- no autorizó su salida de Cuba.
Por esto, el rector de la universidad, Lee Bollinger, curiosamente uno de los más conocidos especialistas norteamericanos en materia de libertad de opinión, decidió hacer igual la ceremonia académica, sin la presencia del laureado.
Así son las tiranías. Así es el despotismo. Pero hoy Payá es doctor en Derecho, le guste a Fidel, o no. Y como dijo el propio Bollinger en la ceremonia a la que lamentablemente no pudo asistir Payá, éste es un “ingeniero, periodista, incansable promotor de campañas por los derechos humanos y defensor del pueblo cubano que representa las aspiraciones de millones del personas que, en el mundo entero, tienen en lo más profundo de su corazón a la libertad y a la democracia”. Así es.
El pacifista Payá, que ha conocido la dureza de las cárceles cubanas y ha pasado tres largos años en “trabajos forzados”, no se desanimará seguramente por el episodio. Porque tiene una gigantesca entereza y sabe bien cómo son Castro y su régimen. Y porque, en función de su admirable fuerza interior, seguirá luchando desde el interior de Cuba a favor de la libertad de sus hermanos cubanos, subyugados por el terror del comunismo, que los obliga a vivir en el atraso. Muy en especial en materia de libertades de opinión, de prensa y de expresión, las más temidas y, por ello, las más cercenadas por el régimen de Castro. © www.economiaparatodos.com.ar |