– El Gobierno anunció que ahora se permite exportar hasta un 40% del promedio que se exportaba en el mismo período del año pasado. ¿Soluciona esto el problema de la carne vacuna?
– No, para el productor esa no es ninguna solución porque la incertidumbre no se acaba con eso. Y cuando hay incertidumbre no hay inversión.
– ¿La incertidumbre está básicamente en las reglas de juego del gobierno que ustedes tienen?
– Sí, por supuesto. Cuando la producción no tiene un proyecto, es decir, cuando no está incluida en un proyecto de país, como sucede en este momento y viene sucediendo desde hace bastante, todo se complica más. Desde hace mucho tiempo que acá no se cuida a la ganadería. Si uno mira un poco para atrás, en 2002 la mayoría de los campos estaban devastados. Y hoy, gracias al esfuerzo de los productores ganaderos que en los últimos 3 años pusimos pastura, sanidad, genética, todo eso se recuperó. Nosotros pusimos todo lo que había que tener, aquello que era necesario porque aspirábamos a que un día la Argentina volviera a ser lo que alguna vez había sido. Teniendo el privilegio de tener nuestras carnes en el mundo con un valor como el que pretendíamos los productores de acuerdo a la inversión que habíamos hecho. Pero un día nos encontramos con un comienzo de medidas totalmente desfavorables que finalmente terminaron en, lo que yo llamo un disparate, que es el cierre de las exportaciones. Ahora se han abierto en un 40%.
– ¿Y cómo se distribuye ese 40% entre los productores? ¿Puede haber casos de corrupción para asignar esa cuota de exportación?
– Los productores no entramos en esa distribución, quienes se reparten la cuota de exportación son los frigoríficos. Nosotros abastecemos a esa industria frigorífica.
– Entonces, la pregunta sería cómo se distribuye ese 40% entre los frigoríficos.
– A los frigoríficos ahora con la vaca de conserva les va a ir muy bien. Las estuvieron comprando muy barata y ahora la van a exportar enlatada.
– ¿Usted piensa que el discurso agresivo pega muy bien en la sociedad? Es decir, cuando se dice, por ejemplo, que la oligarquía vacuna quiere ganar plata a costa del hambre de los argentinos. Esta afirmación no tiene sustento…
– Sí, para quienes sabemos de qué se trata. Pero hay muchos que no saben qué es ser ganadero. Primero, tengamos en cuenta que un ternero nace de una vaca, no nace de una incubadora como nacen los pollos. Para hacer esa vaca, necesitamos que esté 9 meses en el vientre de una madre y luego tarda 2 años en hacerse adulta. Después, hay que darle tres meses para que se junte con el toro y pueda procrear. A partir de entonces, se necesitan otros 9 meses para que nazca ese ternerito. Ahí estamos casi en 4 años. Y el negocio todavía no empezó, porque hay que darle 2 años a ese ternerito para que pueda salir al mercado de consumo interno. Y si es al mercado de exportación hay que esperar aún más.
– ¿A cuánto se vende un ternero?
– Los valores, para un novillo de exportación, estaban entre $2,60 y $2,80. Y el novillo de consumo estaba en alrededor de $2,80. ¿Qué pasó? Que vino la inflación. Y nos convertimos en los malos de la película. Entonces nos pusieron los precios de referencia, prohibieron las exportaciones y todas las medidas de público conocimiento. El resultado fue hacernos retroceder totalmente. Hay productores que perdieron muchísimo dinero y que van a seguir perdiéndolo, ya que en la ganadería se realizan inversiones a largo plazo. Lo que va a ocurrir es que en muy corto plazo, como se lo dije el otro día al presidente, vamos a comenzar a tener faltantes importantes de carne. Estoy hablando de septiembre u octubre. Y lo que suceda dentro de un año depende de lo que hagamos en los próximos meses. Pero es preciso tomar medidas en forma urgente. Yo siempre le digo a la gente que no se preocupe cuando el campo gana plata. Que se pongan chochos de la vida. Porque nosotros invertimos todo acá. Compramos alambre, aguadas, vacunas. Damos trabajo a laboratorios, peones… El problema es cuando no ganamos plata.
– El drama es que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) no bajó. Y eso porque el IPC considera que una familia tipo consume el 4,5% de su presupuesto en carne. Dicho en otras palabras, la ponderación de la carne en el IPC es del 4,5%. Si la carne aumenta un 10%, el IPC se mueve 0,4%. Ése es el problema. Porque si sube el precio de la soja nadie se inmuta porque no impacta sobre el IPC.
– Es verdad. Pero ése es un problema cultural de la Argentina. Porque Brasil, que tiene un stock ganadero que quintuplica o sextuplica el nuestro y que es el país que más ganado genera en el mundo, no consume 65 kilos per cápita anuales como nosotros. Come un promedio de 40 kilos. Y no están muertos de hambre. Lo que pasa aquí, y esto quiero que quede claro, es que mientras al productor tuvo que bajar sus precios más de un 35%, el consumidor no vio ninguna diferencia en los precios del mostrador. ¿De quién fue la fiesta? ¿Quién perdió? La oligarquía vacuna. Que ahora ya no lo es más y le ha cedido su lugar a la oligarquía política.
– ¿Cuáles son los próximos pasos? ¿Van a levantar los paros ahora que pueden exportar un 40%?
– Se ha abierto una puerta con esta medida, pero con esto nosotros no vamos a poder crecer, no vamos a poder sostener las inversiones ni mucho menos reinvertir. Por eso le decimos al Gobierno que tiene que abrir las exportaciones y que tal vez deberíamos hacer lo que hacen los países desarrollados: traer carne de menor calidad y de menor costo de otros países. © www.economiaparatodos.com.ar |