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jueves 12 de octubre de 2006

Pensar o repetir, esa es la cuestión

Contar con las habilidades que nos permitan, entre la cada vez mayor cantidad de información, discernir qué es lo útil y lo inútil será cada vez más importante.

El sábado pasado, tuve la ocasión de asistir a una videoconferencia de Howard Gardner, desde Harvard, con ocasión del II Congreso Internación de Educación organizado por el Polo Educativo Pilar. Howard Gardner se hizo famoso en el ámbito internacional por su teoría sobre las “inteligencias múltiples”, que en muchos países se ha bajado (con mejor o menor éxito) a la práctica dentro del aula.

Cuando uno tiene la ocasión, no sólo de leer literatura sino de entrar en contacto casi personal con lo que parece lo más avanzado en el mundo de su respectiva ciencia, se pregunta: ¿será que en todas partes pasa lo mismo y nos preocupa la resolución de los grandes problemas? Pues parece que sí.

Gardner tuvo la deferencia de comentarnos sobre el libro que ya tiene terminado y que saldrá al mercado mundial en enero (en inglés). En esta nueva publicación, además de abordar otros temas, pone bastante énfasis en que una de las mentes “para el futuro” (es decir, aquellas competencias básicas que necesitaremos en no mucho tiempo, nos dediquemos a lo que nos dediquemos) es la que él llama “mente sintética o sintetizadora”.

Es un hecho que la cantidad de información a la que tenemos acceso en nuestros días excede la capacidad de recibirla de cualquier ser humano. Hace poco leí que en un día de 2005 se publicó más material escrito que en el año 1975. No sé si el dato es cierto o una exageración, pero lo que está claro es que la información que nos rodea es enorme y, además de la cantidad, circula con mayor velocidad, de modo que, sólo a modo de ejemplo, podemos entrar en Internet y ver en directo cualquier clase del M.I.T., al mismo tiempo que es dictada, cosa que era imposible pensar hace poco. (Al margen, la definición de que “el conocimiento es público y la humanidad tiene derecho a recibirlo” que ha hecho el M.I.T. –no así las acreditaciones sobre ese conocimiento– me parece de una grandeza, brillantez y humanidad que me gustaría que otros “productores de conocimiento” copiaran.)

Generar una mente que nos permita ver qué es lo útil y lo inútil de la información que nos llega, no desde el punto de vista de “la utilidad para el mercado” sino desde el de “la utilidad para nuestra propia felicidad”, será cada vez más importante.

Ahora bien, en las discusiones sobre el anteproyecto de la nueva Ley de Educación, que independientemente de que las sigamos o no se hacen notar por los días en que se suspenden las clases para que los docentes participen, ¿se contempla esto o sencillamente se sigue debatiendo si la materia que hasta ahora se llamaba “Lengua” debe seguir llamándose así o pasar a llamarse “Prácticas de la lengua”? ¿Pensamos en “generar mentes” o nos seguimos peleando por si el concepto de PH (logaritmo decimal negativo de la concentración hidrogeniónica) debe ser enseñado en tercer año o en cuarto? ¿Qué nos hace falta para darnos cuenta de que la ley no va a cambiar nada si no cambiamos la forma de educar, pensando en cómo hacemos un mundo mejor y no en qué hay que saber de memoria?

Espero que la implementación de la nueva ley tome ciertos conceptos obvios, de aquellas personas que ya pudieron ver en la práctica qué sucede cuando se los deja de lado. © www.economiaparatodos.com.ar

Federico Johansen es licenciado en Ciencias de la Educación (UBA) y miembro del equipo de profesionales de la Fundación Proyecto Padres.

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