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jueves 17 de mayo de 2007

Huntington Beach: surf y algo más

Las playas del sur de Los Ángeles, California, constituyen uno de los paraísos mundiales de los surfistas. Surf City en Huntington Beach es una de ellas. Allí, el Hyatt Regency deslumbra por su ubicación, lujo y estilo.

La Interstate 5 es una especie de columna vertebral californiana. Amanece en el mismísimo límite con México y dejará el estado por el norte para adentrarse en Oregon, con rumbo a Canadá. En su recorrido, unas millas hacia el sur desde Los Ángeles conecta con las playas ideales para el surf. Huntington, Laguna y Newport se encadenan como eslabones de una seguidilla entre lujosa y deportiva que invita a sentirse protagonista de una serie de televisión.

Huntington Beach se ha convertido en una especie de capital nacional del surf. Los grandes campeones norteamericanos tienen aquí su cuna local. Muchos de ellos han pasado a la eternidad en una especie de “Hall of Fame” callejero con sus nombres y logros estampados en emblemas que aparecen en las veredas del centro de Surf City, como si fueran una réplica de las estrellas de Hollywood en las veredas aledañas al Teatro Chino.

En Huntington no habrá teatro, pero sí hay un museo del surf en donde se exponen tablas de todas las épocas, mapas con hermandades surfísticas de todo el mundo, trofeos, indumentarias y recuerdos de los amantes de este deporte que es sinónimo de sol y buena onda.

El pueblito tiene esa especie de consubstanciación con el mar. Una avenida principal con negocios de ambos lados, poblados de indumentaria que completa el paisaje de las playas, una interminable cantidad de bares y pubs que invitan a tomar una cerveza en la vereda mientras rostros tostados y pieles exuberantes pasan por nuestro lado sin inmutarse. Un desfile de automóviles que compiten por su belleza y modernidad es incesante. Algún personaje simpático que nunca falta completa el panorama de un fin de semana en contacto con la vida al aire libre.

La playa es amplia y su arena dorada. Como balcones indecentes hacia el mar flotan las terrazas de un sinfín de restaurantes que se alinean en la competencia gastronómica. Allí se pueden comer especialidades mexicanas, frutos de mar o incluso buenas carnes asadas, mientras el sol se pone en el horizonte.

Unos kilómetros hacia el norte, el Hyatt Regency despunta como una construcción colonial y deslumbrante.

Con amplios jardines que reproducen un patio español del siglo XIX, entre canteros de flores y plantas que avanzan hacia un puente blanco de estilo mediterráneo que, con una torreta simbólica, une el hotel con la playa.

Un spa que completa el relax de un día de sol y mar es la antesala ideal para llegar a las habitaciones amplias y de un gusto refinado, aunque muy de acuerdo con el ambiente relajado del lugar y la atmósfera jovial que siempre acompañan la informalidad de la playa.

Se pueden alquilar bicicletas y recorrer una amplia senda paralela al mar o intentar las primeras lecciones de surf en la escuela que brinda servicios a los aficionados.

La gastronomía de los restaurantes complace cualquier paladar. Y la oferta de vinos de todo el mundo acompaña un servicio cinco estrellas.

La aventura puede continuar hacia el sur, en Laguna y Newport. Pero los que tengan tiempo sólo para un recorrido corto no tendrán razones para envidiar a quienes sí han podido llegar más allá: estar en Huntington Beach, Surf City y, de paso, tener un almuerzo, una cena o, mejor aún, una estadía en el Hyatt Regency habrá justificado con creces la visita al sur de California. © www.economiaparatodos.com.ar

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