Por pedido expreso de la Presidente, el oficialismo -encabezado por Boudou y Scioli- buscó transformar en una victoria la derrota electoral en las legislativas. Para ello profundizó el argumento ya esgrimido en las primarias obligatorias: que sigue siendo la primera minoría electoral

Para reforzar sus argumentos sumó a los votos del FPV los obtenidos por sus aliados. De esta forma su porcentaje supera el 30% y se acerca al tercio del total. A ello agregó que, tratándose de elecciones para renovar el Congreso, no ha perdido su control. En el Senado ha perdido 3 bancas, pero igualmente mantiene la mayoría por un par de bancas. En Diputados ha sumado un legislador y, sumando sus aliados, queda con varias bancas más que las necesarias para el quórum propio. La interpretación de que el oficialismo ha ganado anticipa que en los días por venir profundizará sus políticas y no cambiará el rumbo, más allá de que en economía adopte las medidas que cree convenientes para obtener dólares. Las primeras señales en la misma noche de la elección mostraron que el Kirchnerismo no acepta como un hecho la candidatura presidencial de Scioli para 2015 e impulsa otras alternativas de su propio seno, como pueden ser los gobernadores de Chaco (Capitanich) y el de Entre Ríos (Uribarri). Si se producen cambios en el gabinete ello no será para modificar la orientación que viene teniendo el gobierno, sino para realizar ajustes políticos.

Desde la oposición se siente el resultado como una victoria y tiene razones para ello: casi siete de cada diez votantes ha optado por diversas expresiones de la oposición. Ha ganado ampliamente y con diferencias importantes sobe el FPV en los cinco distritos más grandes: provincia de Buenos Aires, Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza, los que en conjunto tienen el 70% de los votos del país. Pero también ha triunfado con ventajas importantes en provincias chicas como Santa Cruz, Chubut, Neuquén -los candidatos electos por el MPN que ganaron en la interna son aliados de Moyano- y Corrientes, ha vuelto a ganar en San Luis y obtuvo victorias más ajustadas en Catamarca y Jujuy. La realidad es que la oposición se ha impuesto en distritos que en conjunto tienen cerca del 80% de los votos del país. Pero ha sido la diferencia en la decisiva provincia de Buenos Aires -cercana a 12 puntos cuando en las primarias no llegó a 6- lo que define el efecto electoral a favor de la oposición. La lista encabezada por Sergio Massa -que sigue manifestando ser peronista aunque suma candidatos de diferentes sectores políticos- no sólo ganó en la mayoría de los partidos bonaerenses, sino también en todos los del Gran Buenos Aires menos cuatro. Llegó incluso a disputar voto a voto La Matanza, histórico bastión electoral del oficialismo.

Las candidaturas y pre-candidaturas presidenciales para 2015 evidencian el problema de la oposición, que es la falta de unidad. En la suma nacional de votos el oficialismo y sus aliados han obtenido cerca de un tercio y el Peronismo opositor en sus diversas expresiones un cuarto. Otro cuarto da la suma del espectro no peronista que puede ser definido como “socialdemócrata” y está integrado por el Radicalismo, el Socialismo y otras fuerzas como UNEN en la Ciudad de Buenos Aires. Con menos del 10% queda el PRO, con epicentro en dicho distrito y con algunos avances en el interior del país, y la izquierda neta, que en este análisis surge como quinta fuerza y logró varios legisladores. El líder del PRO (Macri) ha sido el primero en explicitar sus aspiraciones presidenciales para 2015. Sus problemas a resolver son la falta de inserción en el interior y sus limitaciones para establecer alianzas. Los triunfos del socialista Binner en Santa Fe y del radical Cobos en Mendoza los dejan como los pre-candidatos mejor posicionados para 2015 en el espectro socialdemócrata, pero sin que esté claro cómo gestarán una alianza entre sus respectivas fuerzas. En el oficialismo nacional está clara la mencionada disposición a impulsar otros candidatos que no sean Scioli, quien seguro mantiene sus aspiraciones. En este contexto, es Sergio Massa quien aparece como un presidenciable con posibilidades tras haber anunciado que saldrá de la provincia de Buenos Aires para extender su fuerza política en el ámbito nacional.

El retorno al ejercicio pleno del poder por parte de la Presidenta queda, tras la elección, como el tema político dominante en lo inmediato. Si bien hay versiones contradictorias sobre su salud y ésta posiblemente seguirá siendo un imponderable el resto de su mandato, el escenario probable es que retorne al ejercicio pleno de sus funciones en algún momento de noviembre y que lo haga ratificando sus políticas y no cambiándolas. Ello no impide algún relevo de funcionarios ni nuevas medidas para atacar el problema más crítico de la economía que es la falta de dólares. Como se dijo, la decisión de festejar el resultado electoral como victoria fue una decisión de ella. Pero su ausencia del escenario político ha puesto en evidencia las diferencias que hay dentro de su equipo, donde se acentúan los conflictos internos y el Vicepresidente (Boudou), en forma abierta, y el Jefe de Gabinete (Abal Medina) en forma más encubierta, no logran conducir con cohesión el equipo de gobierno en su ausencia.

En conclusión: el gobierno decidió plantear que ha ganado la elección y reiteró que sigue siendo la primera minoría -aunque haya perdido votos- y que ha logrado mantener el control del Congreso; para la oposición, en cambio, más de 2 de cada 3 han votado por ésta y su triunfo en los grandes distritos ha sido aplastante, pero la diferencia a favor de Massa ha definido el efecto contra el oficialismo; el líder del Frente Renovador queda posicionado como el presidenciable con más posibilidades, pero en los dos años que restan hasta la elección presidencial muchas cosas pueden suceder todavía; por último, y en lo inmediato, el retorno de la Presidenta pasa a ser el tema político dominante en los próximos días, siendo probable que lo haga sin cambios sustanciales en la orientación de su gobierno.

Fuente: www.nuevamayoria.com