sábado 30 de marzo de 2013
Análisis económico de la ausencia de oposición
Argentina tiene desde 2003 un sistema de centralización de poder, de concentración de recursos fiscales y de discrecionalidad en el manejo y distribución de estos fondos que hacen difícil el surgimiento de un plan alternativo al vigente
El gobierno, los medios de comunicación y los argentinos en general, manifiestan una recurrente preocupación por la falta de oposición en la Argentina. Cristina Fernández de Kirchner, tras resultar victoriosa en las últimas elecciones de 2011, incluso dijo que ella no era responsable de que no hubiera un plan alternativo. Esta columna busca refutar esta hipótesis planteada por la Presidente.
¿Por qué no hay oposición en la Argentina? Históricamente quienes llegan a postularse para Presidente son políticos que han desarrollado una carrera en la política de nuestro país. Nadie salta de la calle a la Presidencia, puesto que se requiere escalar en un Partido Político para alcanzar las mayorías que requiere la democracia. Los gobernadores, por ejemplo, han sido siempre los principales candidatos a saltar a la presidencia.
La Argentina, sin embargo, tiene desde 2003 un sistema de centralización de poder, de concentración de recursos fiscales y de discrecionalidad en el manejo y distribución de estos fondos que hacen difícil el surgimiento de un plan alternativo al vigente.
Al viejo sistema de coparticipación federal de impuestos, se suman las retenciones a las exportaciones y otros impuestos que nos dejan con una estructura fiscal poco transparente, que provoca desequilibrios fiscales verticales profundos.
¿Qué quiero decir con desequilibrios fiscales verticales? Si la recaudación que se realiza sobre la actividad productiva de cada provincia la concentra el gobierno central, los gobiernos provinciales necesitan luego que una porción de esos recursos sean girados a sus tesorerías. Si bien parte de esos recursos llegan a las arcas provinciales como consecuencia de los ratios que surgen de la Ley 23.548 de coparticipación federal de recursos fiscales, algunos de los impuestos que mayor recaudación generan -como es el caso de las retenciones a las exportaciones-, son manejados de manera discrecional. En este sentido, el gobierno central hace uso de estos recursos para alinear gobernadores, intendentes y congresistas a su propio modelo.
Volvamos entonces a la pregunta original: ¿Por qué no hay oposición? Porque aquel gobernador o político que decida postularse para las elecciones 2015, tiene asegurado el recorte de fondos, y con ello, una mala gestión de su gobierno provincial, que luego atenta contra la posibilidad concreta de alcanzar la Presidencia.
Si el lector aplica lo dicho a la suba de impuestos que han tenido que enfrentar los porteños, o bien, a la dificultad de los alumnos bonaerenses por iniciar las clases hacia fines de febrero, comprenderá la relevancia de lo dicho.
¿Cómo resolvemos esto? Con correspondencia fiscal y revirtiendo la dirección de las transferencias. Se requiere que cada provincia recupere su autonomía y recaude sus propios impuestos para no depender del gobierno central, pero además que sean los gobiernos provinciales los que coparticipen a la nación, no al revés.
Muchos dirán que es la política. Yo sostengo que es la economía. Puede ser cierto que la economía es una herramienta de la política, pero no debemos olvidar que la economía ha sido, es y será siempre el límite de la política.
Editor: http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/