Anuncios económicos: sigue un gradualismo inconsistente
La conferencia de prensa del jueves pasado fue un fiasco desde el punto de vista de las expectativas que había generado
La conferencia de prensa del jueves pasado fue un fiasco desde el punto de vista de las expectativas que había generado. En rigor, los tres ministros y el presidente del BCRA se limitaron a decir una sola cosa clara: la inflación no va a ser del 10% en 2018 como inicialmente se había anunciado sino que será del 15%. El resto fue un discurso confuso que lejos estuvo de generar expectativas positivas en los agentes económicos.
A esta altura del partido, me parece que nunca terminan de transmitir en forma clara las medidas económicas y tienen tantas marchas y contramarchas por la sencilla razón que ni ellos tienen en claro qué quieren hacer con la economía. O, para ponerlo de otra forma, no tienen en claro cómo lograr ciertos objetivos como bajar la pobreza, la inflación, generar más inversiones, etc. Como se niegan a tener un plan económico, se mueven por impulsos y se presentan inconsistencias en la política económica que producen estas contradicciones. Ejemplo, tuvieron que cambiar de estimación de inflación porque ya la pifiaron en 2017 e iban a volver a pifiarla en 2018 porque no hay consistencia entre la política fiscal y la política monetaria.
Es claro que Macri no quiere tener un ministro de economía que lleve adelante un plan económico completo. Prefiere ir tomando medidas aisladas y sin que un ministro tenga mucho poder como ocurrió con varios ministros de Economía en décadas pasadas. En ese sentido sigue la misma estrategia de Néstor Kirchner, que nunca quiso tener un ministro de economía fuerte. Recordemos que tuvo un ministro de Economía, Fernández, que si mal no recuerdo, nunca llegó a hablar en público.
Sin embargo, Macri tiene un ministro fuerte, que es su jefe de gabinete a quien parece confiarle el manejo de la economía, pero no tenemos evidencias que esté preparado para esa tarea. En todo caso podrá lograr que el gobierno aguante a fuerza de endeudamiento. Ahora, a la hora de dominar y corregir la herencia k y 70 años de decadencia, hay una gran distancia. Una cosa es tener habilidad para ganar elecciones y luego durar en el cargo y otra, muy distinta, es ganar elecciones para cambiar el rumbo de decadencia de décadas.
Lo cierto es que el gobierno anunció algo más de inflación en 2018 con un tipo de cambio que seguramente va a subir. Todo parece indicar que están apuntando a incrementar las exportaciones para tratar de mover la economía dado que las inversiones siguen demorando su llegada y el consumo no puede ser el motor de actividad artificial que fue durante la era k.
De los anuncios que formuló el gobierno la semana pasada, quedan varias dudas. Si bien el presidente del BCRA dijo que esa institución iba a emitir solo lo que el mercado aceptara como demanda de moneda, lo cierto es que el tesoro va a seguir endeudándose en el exterior para cubrir el déficit fiscal. Por lo tanto, esos dólares van a tener que ser transformados en pesos para pagar los sueldos, las jubilaciones, etc. Para transformar los dólares en pesos hay dos opciones: a) que el tesoro los venda en el mercado a particulares a cambio de pesos, con lo cual bajará el tipo de cambio nominal generando más problemas en el sector externo o b) seguir como hasta ahora. Entregarle los dólares al BCRA, para que los ponga en las reservas y el Central le entregue pesos a cambio de esos dólares. Cuando el tesoro pague con esos pesos que entrarán en circulación, habrá presiones inflacionarias y aquí viene el interrogante. ¿Cómo hará el Central para retirar la cantidad de pesos que no quiere la demanda? ¿Subirá los encajes bancarios o seguirá con la fiesta de LEBACs?
Pero si van a bajar la tasa de interés para que suba el tipo de cambio para impulsar algo más las importaciones que hasta noviembre tuvieron un magro incremento de solo el 1,2% respecto a los primeros 11 meses de 2016, la estrategia luce muy complicada porque hay un stock de LEBACs de $ 1,1 billones. Esto quiere decir que si van a bajar la tasa, es posible que haya una toma de ganancias dando vuelta la posición de LEBACs a dólares si el mercado espera que el tipo de cambio va a subir.
El Central tiene U$S 56.280 millones de reservas brutas, pero propias son U$S 42.554 millones ya que U$S 13.726 millones son encajes en dólares que los bancos constituyen en el BCRA. En otras palabras, esos U$S 13.726 millones son propiedad de los depositantes en dólares en los bancos. Con esos U$S 42.554 millones, el BCRA tiene que afrontar el pasivo que son la base monetaria: $ 1 billón y las LEBACs $ 1,1 billones. El poder de fuego del BCRA para controlar el mercado de cambios en caso que la baja de la tasa para reactivar la economía se traslade a mercado de cambios es de U$S 42.554 millones para enfrentar $ 2,2 billones. En rigor, la cuenta es más complicada pero desde el punto de vista del BCRA es responsable por la foto de esos dos pasivos. De manera que ojo con lo que van a hacer con la tasa. Una vez que uno montó este tipo de arbitrajes, salir es complicado y, particularmente, cuando no hay un plan económico detrás que genere confianza en los agentes económicos.
El dato que no me cierra en la estrategia del gobierno es que la reducción del déficit primario sigue al mismo ritmo, 1 punto del PBI por año, pero el costo financiero de financiar el gradualismo es de 2,3 puntos del PBI de acuerdo a los datos del presupuesto y, suponiendo que bajen la tasa al 25% y logren retener un stock de LEBACs de $ 1 billón, el costo cuasifiscal será de 2 puntos del PBI. En el bote entran 4 baldes de agua mientras gradualmente achican 1 balde por vez. No me cierra. Y esta cuenta es sin considerar los intereses intrasector público, que, como dice Nicolás Cachanosky (mi sobrino), es como no computar la deuda que tengo con mi primo.
Veremos si esta estrategia es efectiva para domar la herencia k, porque a esta altura del partido ya no va a servir insistir con la herencia recibida si no logran domar la inflación y mostrar tasas de crecimiento más importantes que el magro 3,5% anual, una tasa más acorde a países desarrollados con alto PBI que a un país que viene del fondo del pozo y, por una sola cuestión estadística, debería estar mostrando tasas de crecimiento sustancialmente mayores a las que parece conformarse el gobierno para cumplir con la meta que se puso el presidente: bajar la pobreza.
ESTA NOTA ORIGINALMENTE FUE PUBLICADA EN http://www.infobae.com