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lunes 4 de junio de 2012

Argentina: Apología del cipayismo

¿Deberíamos confiar en nuestra moneda por la seriedad con la que es confeccionada y emitida?; ¿Deberíamos confiar en nuestra moneda por su valor de tipo de cambio?; ¿Deberíamos confiar en nuestra moneda y desatender los números falaces que nos brinda la “prensa destituyente”?Aquí brindaremos una serie de argumentos para tratar de persuadir a los lectores de que no tenemos que confiar ni descansar en absoluto en el peso argentino, sino en la moneda norteamericana. En efecto, siguiendo el léxico oficial, en el tema que nos ocupa nosotros tenemos un enfoque “antipatria” y “ajeno a nuestro sentir nacional”. Como esas etiquetas infamantes (que nosotros levantamos como estandarte) tenemos que defenderlas y fundamentarlas, pasaremos a continuación a detallar cinco ítems para tratar de promover nuestro entusiasta cipayismo militante entre los amables lectores.

A) ¿Deberíamos confiar en nuestra moneda por la seriedad con la que es confeccionada y emitida?

Pues se emite y fabrica no en las instalaciones del obediente y sumiso BCRA, sino bajo la supervisión del imprentero Alejandro Paul Vandenbroele, inquilino presunto de Amado Boudou y presidente de esa sospechosa cofradía  llamada “Ciccone”, firma que estaría integrada por amigos o testaferros del sonriente Vicepresidente de la Nación.

B) ¿Deberíamos confiar en nuestra moneda por su valor de tipo de cambio?

Sabemos y sufrimos el hecho fáctico de que el peso argentino pierde valor por un 30% anual.

C) ¿Deberíamos confiar en nuestra moneda y desatender los números falaces que nos brinda la “prensa destituyente”?

Resulta que el Estado que nos conmina a confiar en pesos nos dice por medio del INDEC que la inflación real es sensiblemente menor. Agudicemos entonces nuestra capacidad imaginativa y supongamos por un rato que la cifra del 30% es un invento de la prensa “destituyente” y la inflación real efectivamente es del 9%, conforme nos lo indica la entidad que dirige el prestigioso Secretario de Estado Guillermo Moreno: ¿entonces por qué ningún funcionario aprovecha el ventajoso plazo fijo que hoy los bancos ofrecen al 10% anual y de esta manera no solo eluden la modesta inflación existente sino además obtienen una porción de rentabilidad?

D) ¿Deberíamos confiar en nuestra moneda por la buena fe que nos despierta quienes la administran?

Si ya sabemos que los funcionarios que nos exhortan a pensar en pesos tienen sus ahorros en dólares, esto significa que ni ellos confían en la moneda que publicitan y tutelan. Más aún, Cristina Kirchner y el grueso de sus laderos tienen sus depósitos en dólares no en el país sino en el exterior. Con lo cual, queda claro que ellos mismos especulan con la posibilidad de  imponer un “corralito” y luego exilian sus dólares para eventualmente no “auto-perjudicarse” ante una eventual pesificación. ¿Si ellos mismos no confían en sus escrúpulos y capacidades, porqué cuernos deberíamos confiar nosotros?

E) Dejamos para el final el mejor argumento que pudimos encontrar, y nos lo dio generosamente  y con mucha convicción el emblemático funcionario ultra-kirchnerista Aníbal Fernández, cuya sabias declaraciones emitidas horas atrás fueron tan enriquecedoras que nos hemos tomado el permiso de repetirlas, transcribirlas y suscribirlas:

“Porque se me antoja, ¿no me acaban de escuchar? Porque se me antoja, es mi derecho, hago lo que quiero con mi plata…Yo los compré legalmente, no me pidan que haga cosas de idiota, ‘ah, tengo 24 mil dólares entonces tengo que cambiarlos a 4,49 cuando en el marcado negro está en 6 pesos’”. Seguidamente Fernández advirtió que sólo los venderá cuando “no pierda plata” y agregó “tampoco soy un tarado que tengo que ir a venderlos golpeándome el pecho en un falso patrioterismo y perdiendo guita. Déjelos ahí tranquilos que están bien cuidados”.

Ningún razonamiento como este último nos brindó tamaña persuasión. Desde estas líneas no hemos podido mejorar los argumentos de Fernández, por ende adherimos a los suyos y bregamos por su divulgación.

Autor: Nicolás Márquez

Fuente: La Prensa Popular (Argentina)