Argentina: Jorge Lanata al desnudo y frente a un gobierno sin límites
"El gran problema de la falta de límites al Poder ¿no lo imaginó Lanata junto a otros periodistas y pensadores de su mismo signo ideológico?"Considerando el promedio de casi 20 puntos de rating por fin de semana, el rol que el periodista Jorge Lanata juega dentro del intrincado ámbito político en el que se sumerge nuestro país, resulta de enorme atractivo para buena parte de los televidentes.
Es para destacar el hecho de que pocos individuos han tenido el valor de enfrentarse al actual Gobierno de la manera que lo hace el referido periodista en su exitoso programa de televisión en Canal Trece, Periodismo para todos (y todas).
En dicha producción, conducida con una actitud transgresora y un evidente desparpajo, Lanata hace un análisis político de un estilo particular, alternando Periodismo de Investigación con comentarios provocativos y hasta una cuota de humor, como el monólogo de parodia sobre Cristina Kirchner, a cargo de la actriz de stand up, Fátima Flores.
Escuchando atentamente el contenido de la Carta Abierta a la Sra. Presidente que el domingo pasado, Lanata leyó, me surgió el siguiente interrogante: el gran problema de la falta de límites al Poder ¿no lo imaginó Lanata junto a otros periodistas y pensadores de su mismo signo ideológico?
Lanata acusa al Gobierno de “reescribir la historia como quiere y poner personas y sacarlas de la foto a su antojo” y en el pico de máxima emotividad de su monólogo, apela a la victimización y dice que la titular del poder ejecutivo “no respeta ni su identidad, ni su origen, ni sus derechos humanos”. Una curiosa selección de palabras, sobre todo en boca de quien dice ser el orgulloso fundador de Página 12.
Desde las columnas de dicho periódico, hace un cuarto de siglo que “ellos” vienen dotando al Gobierno argentino de mayor poder en todas las esferas posibles. Exigen que el Estado nos solucione los problemas en el ámbito de la educación, de la salud, de la alimentación, de la vivienda, de los derechos humanos y de la galopante inseguridad. Exigen que el Gobierno nos procure una moneda estable, que proteja la industria nacional, que se encargue de publicar las estadísticas macroeconómicas oficiales, que controle las fronteras, que administre las empresas públicas, que acabe con la corrupción, que cuide el medio ambiente y que nos procure medios de transporte seguros y económicos. Exigen que encuentre soluciones a los problemas de desempleo y a la recesión económica de turno. Reclaman que ajuste las cuentas del pasado, que nos de un bonito presente y que hasta nos garantice un futuro venturoso. La lista podría continuar, pero en suma, puede decirse que instan al gobierno argentino a planificar de manera centralizada, absolutamente todos y cada uno de los ámbitos de gestión posibles. Y así, es como todos los argentinos llegamos a la crítica situación actual.
Para poner al Gobierno al frente de tamaña tarea, hubo primero que dotarlo de dos armas fundamentales: mucho poder y muchos recursos económicos. Situación que podría resultar razonable siempre y cuando hubiera forma de garantizarnos a quienes pagamos los impuestos, que los gobernantes de turno son personas virtuosas que no se dejan tentar por tanto poder al alcance de la mano. Pero más allá de la utopía socialista, los gobernantes son tan sólo seres humanos. Y a partir del momento en que ellos y sus asesores no son esas personas puras, virtuosas y bien intencionadas que se anhelan, el gobierno sin límites y su tendencia socialista se convirtieron en el problema más grave del país: un gobierno lo suficientemente poderoso para darnos todo lo que se nos antoje es lo suficientemente poderoso para quitarnos todo lo que tenemos.
¿Por qué el Gobierno hace lo que hace con Lanata? Porque puede.
Lanata es ahora víctima de lo que pasa cuando un gobierno goza del poder absoluto. Es víctima de lo que ocurre cuando el Leviatán ha alcanzado la cúspide de su madurez y acapara los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial (y ha logrado “comprar” prácticamente, todos los medios de prensa). Cuando los gobernantes gozan de la suma del poder público, están listos para arrasar con todo, para “ir por todo”, llevándose por delante a quien sea necesario; en este caso a un periodista independiente con el que supuestamente comparten muchas ideas.
Para evitar situaciones como ésta, quienes promovemos los beneficios de la libertad recomendamos que existan límites claros al poder gubernamental, a través de un sólido Estado de Derecho; y las atribuciones delegadas temporalmente a nuestros gobernantes, estén adecuadamente divididas en poderes independientes, tal cual lo demanda nuestra Constitución Nacional.
Repudiamos además la existencia de privilegios para funcionarios públicos y demandamos el respeto de los derechos y las libertades de los conciudadanos; y por sobre todas las cosas, hacemos hincapié en la importancia de que los gobernantes roten en el poder y no se mantengan en el mismo de manera indefinida.
El pasado domingo 3 de junio los argentinos fuimos testigos de cómo esa creación perversa del modelo reinante en Argentina, se rebeló contra uno de los más importantes simpatizantes de un gobierno poderoso y opulento. El Gobierno ilimitado mordió la mano de uno de los incondicionales que durante tantos años le dio de comer y lo idealizó. Sin querer, Jorge Lanata le ha dado una importante lección a una sociedad civil que parece estar despertando lentamente según evidencian los tres cacerolazos multitudinarios que tuvieron lugar esta semana.
Eneas A. Biglione es Director Ejecutivo de la Fundación HACER en Washington DC, EE.UU.
Fuente: HACER.org