Argentina y el populismo del desastre
Los gobiernos populistas tienen una gran tradición en fracasos económicos y, lamentablemente, la Argentina tiene una gran colección de gobiernos populistas
¿Cuál será el motivo de este inevitable desenlace?
Para que el populismo de resultado es necesaria una relación de dependencia entre la mayor cantidad posible de ciudadanos y el mandatario, por lo tanto la autosuficiencia del individuo no es conveniente en estos casos. Esto último se traduce en, por ejemplo, más de 18 millones de personas que reciben subsidios a través de planes sociales en un país con poco más de 42 millones de habitantes, es decir que el 43 por ciento de la economía nacional depende del estado – como dijo Alberto Benegas Lynch (h) “y escribo estado con minúscula porque de lo contrario debería escribir individuo con mayúscula que es más apropiado”-.
Tanto gasto público es financiado obviamente por los ciudadanos, ya sea quitándoles el dinero directamente a través de incontables impuestos, o bien de una manera algo más disimulada llamada inflación.
La inflación es un problema tan grande en este país que ya no puede ser ocultada ni siquiera por un gobierno que cuando de esconder se trata, es uno de los profesionales más especializados en la materia ¿Pero cómo decirles a sus adeptos que es a causa de su infalible representante que las cosas salen cada vez más caras y así es cada vez más difícil llegar a fin de mes? Simplemente no lo hacen, en su lugar buscan a otros culpables como en este caso a los empresarios, a quienes acusan de ser tan ambiciosos que suben los precios aprovechándose de los ciudadanos para sacar así más ganancia. Como ejemplo de esto podemos tomar el caso de la semana pasada, cuando la carne aumentó de un día para el otro en un 4.5%, y el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, culpó por esto a “un grupo estratégico de especuladores”, y de paso acusó a los economistas críticos de «agentes encubiertos de los grandes grupos económicos», buscando así desprestigiar toda opinión en contra.
¿Pero no existen acaso empresarios ambiciosos en todas partes del mundo? Sí que los hay, en cambio lo que no es igual en todas partes es el gasto público y la emisión monetaria en relación a la cantidad de bienes y servicios producidos, en donde la nuestra es sólo comparable en la actualidad con la de gobiernos tan desastrosos como lo son los de Venezuela e Irán – los dos “estratégicos” aliados del gobierno kirchnerista y además nuestros compañeros en el podio del ranking mundial de inflación, en donde por bastante diferencia nos siguen abajo Sudán y Malawi-.
¿Si no son los empresarios los culpables de la inflación entonces quién? El culpable es quién emite dinero de manera desmedida, es decir el Gobierno Nacional ¿pero cuál es la causa? Para entenderlo un ejemplo ayudaría de mucho:
Imaginen una partida de Póker con amigos, son 6 personas en total y cada uno de ellas compra 10 pesos en fichas con un valor establecido para cada una de ellas de 1 peso, lo cual constituye un pozo para el ganador de 60 pesos, habiendo así en juego un total de 60 fichas. Al final del juego queda el ganador con el total de las 60 fichas, al valer cada una 1 peso, se lleva 60 pesos. Pero ahora imaginen que durante la partida un participante le sumó a su conjunto de fichas otras 10 que había traído de su casa, es decir que la cantidad de fichas en juego era ahora de 70 pero el pozo seguía siendo el mismo de 60 pesos. ¿Qué va a ocurrir? En primer lugar, va a ser más difícil para el ganador conseguir el total de las fichas porque será mayor la cantidad de ellas en juego, pero además llegado el momento en que gane al poseer las 70 fichas que había en la mesa, intentará canjear cada una de ellas por el valor preestablecido de 1 peso por ficha y será allí cuando se de cuenta que el dinero del pozo no es suficiente para cubrir la cantidad de fichas, es decir que el valor de cada ficha pasa a ser menor. Esto ocurre con el dinero de un país, si existe una sobreproducción de dinero pero la cantidad de bienes y servicios es la misma, el dinero pasa a valer cada vez menos, y se necesita cada vez más cantidad del mismo para conseguir el mismo bien en juego.
Allí se encuentra el verdadero dilema, en el gobierno y en su falta de capacidad para reconocerse como culpable, de esta manera nunca saldremos adelante si con tal de mantener el populismo imperante buscan paliativos que solo llevan al desabastecimiento – como los controles de precio han hecho en Venezuela y están haciendo en nuestro país- y no solucionan el problema de raíz esquivando pagar el precio político del mismo.
Fuente: www.independent.typepad.com