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jueves 16 de junio de 2005

Así educa la sociedad

Mientras la sociedad reclama que la escuela y los docentes inculquen valores a los jóvenes, los ejemplos que se observan a través de los medios y en la vida cotidiana no hacen más que relativizar y poner en tela de juicio esas enseñanzas.

A los que habitualmente siguen estas columnas, no les escapará mi insistencia en que “no sólo educa la escuela”. Muchas veces, lo que intentamos enseñarles a nuestros alumnos y lo que la sociedad les muestra entran en contradicción. Y uno se pregunta si vale la pena el esfuerzo escolar cuando no hay una contrapartida social.

Ayer, durante el transcurso del encuentro que sostuvieron los equipos de Boca Juniors y Chivas de México, se sucedieron una serie de episodios que no contribuyen a lo que podríamos llamar “educación social”.

Primero, jugadores de fútbol profesionales se “enojan” y golpean al oponente. Quizá sería entendible si cualquiera de nosotros se enojara en un partido de fútbol. Los amateurs no tenemos la obligación de actuar como profesionales. Pero ellos son profesionales. Extrapolemos esto a otra profesión. ¿Qué sucedería si yo me “enojara” con un alumno y le pegara un cabezazo en la nariz? ¿Me suspenderían por “tres clases” o no podría volver a ejercer la profesión nunca más en mi vida? Y aclaro que, para colmo, estos profesionales del fútbol ganan en un año más de lo que yo ganaré como docente en toda mi vida. ¿No habría que exigirles que sean reales profesionales, que puedan mantener la calma aunque los estén pateando o insultando?

Resumen: los chicos ven que se puede reaccionar violentamente y no pasa nada.

Segundo, nuevamente entra en tela de juicio el respeto por la autoridad. Y así, en todas las escuelas se enseña que hay que respetar la autoridad, pero lo que ven es que el árbitro puede ser insultado si cobra contrariamente a lo que pensamos. Y nuevamente hay impunidad.

Resumen: los chicos ven que no hay que respetar a la autoridad.

Tercero, el director técnico de Boca Juniors escupe a un jugador rival que había sido expulsado. Nuevamente se muestra públicamente la falta de respeto a una persona. Y tampoco pasa nada. ¿Cómo les explico a mis alumnos que no deben escupirse entre ellos si lo que ven es que los “adultos enojados” le escupen al otro sin problemas y sin costo? ¿O qué pasaría si un docente le escupe a un alumno? ¿Recibiría el mismo trato que el DT de Boca? ¿Sería festejado y apoyado por alguien, como lo fue Benítez por la hinchada boquense?

Resumen: los chicos aprenden que faltarle el respeto al otro parece ser bueno para gran parte de la sociedad.

Cuarto, un espectador salta el vallado y le pega arteramente una trompada al mismo jugador mejicano. Doble enseñanza: falta de respeto a la que se le agrega la cobardía de pegar sin que el otro esté preparado. Y para colmo salió corriendo riéndose y un grupo de simpatizantes lo ayudó a eludir a la policía. ¿Eso es lo que queremos enseñarle a nuestros hijos?

Resumen: los chicos entienden que hay que agredir, y mejor si es a traición.

Indudablemente, estos actos no pueden prevenirse. Pero sí sancionarse. Que para los chicos quede claro que “el otro” debe ser respetado por su sola condición de ser humano. Lo ideal sería el “castigo social”: que los jugadores que agreden a los rivales no sean contratados por ningún otro equipo, al igual que un DT que escupe al rival; que un espectador que le pega a un jugador no sea ayudado por el resto de los simpatizantes para escaparse; que los árbitros se nieguen a dirigir si en la cancha se encuentra presente un jugador que alguna vez insultó a algún colega suyo. Pero, en la Argentina de hoy, creo que esto sería pedirle peras al olmo. De modo que si no existe castigo social, al menos que sí exista por parte de las autoridades. Me refiero a que la AFA sancione al jugador agresor con muchos partidos sin jugar, que el Club Boca Juniors sancione a su DT e incluso intente que éste repare el daño moral que claramente le provocó al club, que el espectador que saltó la valla no pueda presenciar nunca más en su vida un partido de fútbol dentro de una cancha.

De esta forma, habría coherencia entre lo que la sociedad reclama a las escuelas sobre qué cosas enseñar a los chicos y lo que la misma sociedad hace cuando tiene alguna posibilidad de emitir señales educativas. © www.economiaparatodos.com.ar



Federico Johansen es docente, director general del Colegio Los Robles (Pilar) y profesor de Política Educativa en la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UCA (Universidad Católica Argentina).




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