Avances insuficientes sobre la pobreza
Mientras el INDEC plantea que la indigencia es 1,7% y la pobreza 6,5%, la Universidad Católica Argentina refleja que el 5,4% de la población cayó en el primer grupo y 21,9% en el segundo. Estos indicadores suponen un estancamiento mucho más pronunciado en los indicadores sociales triplicando los anunciados por el INDEC.Los países emergentes más relevantes de la región han presenciado un crecimiento pronunciado en los últimos años. La Argentina es uno de los ejemplos más claros: desde 2004 creció a un promedio de 8% anual. Brasil es otro caso de expansión, presentando promedios de crecimiento claramente menores. Un desafío crucial al que estos países se ven enfrentados es utilizar este mayor ingreso para disminuir las tasas de pobreza existentes.
La pobreza presenta múltiples dimensiones ya que alude a aspectos relacionados con la alimentación, la vivienda, la educación, la salud, la inserción en el mercado laboral y la participación social. ¿Quiénes son pobres en la Argentina? Según el Istituto Nacional de Estadísticas y Censos, (INDEC) una persona en situación de pobreza por ingresos es aquel que no puede adquirir una Canasta Básica Total (CBT), que incorpora los bienes de primera necesidad. Por su parte, un individuo indigente sería aquel que no reúne los ingresos para alcanzar una Canasta Básica Alimentaria (CBA) que cubra las necesidades mínimas.
Es en este punto cuando comienzan a surgir las diferencias: dependiendo de cuáles sean las canastas consideradas, la parte de la población que se incluirá o no bajo la línea de pobreza. En este sentido podemos comparar las cifras oficiales, con las difundidas por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA). El INDEC valúa la CBA en $ 205 por persona y la CBT en $449; la UCA, por su parte, las ubica en $351 y $720 respectivamente, es decir, 71% y 60% más que el organismo estatal. Las diferencias surgen del modo de computar los ingresos y los valores de la canasta. Así, mientras el INDEC utiliza el índice de precios al consumidor (IPC), la UCA emplea un promedio de precios relevados por organismos estadísticos provinciales, consultoras privadas y centros académicos.
Esta diferenciación metodológica plantea una discrepancia significativa en función de los índices de precios considerados. Las divergencias ubican a los indicadores sociales en espacios distintos: mientras el INDEC plantea que la indigencia es 1,7% y la pobreza 6,5%, la UCA presenta una situación más frágil: en 2011 el 5,4% de la población cayó en el primer grupo y 21,9% en el segundo. Estos indicadores suponen un estancamiento mucho más pronunciado en los indicadores sociales con valores que triplican los presentados por el INDEC.
En uno u otro caso es necesaria, de forma urgente, la implementación de políticas económicas dirigidas a la mejora de la situación de la pobreza en la Argentina: debe disminuirse al mínimo la informalidad laboral, que deja a gran parte de la población en una situación de desamparo ante los avatares de los ciclos económicos y aumentar los niveles educativos para plantear una mayor igualdad de posibilidades para los distintos sectores de la población pero, principalmente, implementar políticas públicas focalizadas que permitan mitigar la pobreza estructural que dejó como resabio la crisis del 2001 – 2002.
Es interesante, en particular, analizar los últimos datos disponibles sobre distribución del ingreso del INDEC. Se puede observar la discrepancia entre el 10% más rico que presenta un ingreso monetario de $4.000 y el más pobre que llega a $480. Si se analizan específicamente ciertas provincias esta diferencia se ve incluso incrementada. En el caso de Salta, por ejemplo, la población ocupada en el percentil más bajo presenta un ingreso de $290, mientras que el percentil más rico tiene ingresos por $3.000. La Argentina avanzó mucho en los temas sociales desde 2003 a la fecha. Al analizar las mediciones sobre pobreza e indigencia pueden observarse grandes mejoras. Sin embargo, la pobreza disminuyó de modo marcado pero todavía queda sabor a poco. El famoso “derrame” no ha sido eficaz y falta acelerar el ritmo de las políticas de inclusión tal cual hizo Brasil. La democracia con menor pobreza claramente se fortalece.
Autor: Eduardo Fracchia