Image Image Image Image Image Image Image Image Image Image
Scroll to top

Top

miércoles 8 de agosto de 2012

Baja el empleo y suben los costos

“Se detuvieron las incorporaciones, y eso es un síntoma de que hay que empezar a cuidar el empleo”.  La frase no corresponde a ningún agorero del desastre o a algún integrante de la “cadena del miedo y el desánimo”, sino al ministro de Trabajo, Carlos Tomada.  Y que lo diga, es todo un indicativo.  Las consultoras también han hablado de este tema en sus últimos informes.¿Por qué cayó la población ocupada en el último semestre? Con esa pregunta arranca Ernesto Kritz, director de Sel Consultores, su último informe. Según el mismo, hubo una salida de personas del mercado de trabajo. De acuerdo a su informe, en los primeros tres meses del año, la población ocupada cayó 1,5% contra el cuarto trimestre de 2011 y 2% contra el tercero. La pregunta, entonces, es por qué no subió la tasa de desocupación. Muchas personas dejaron de buscar trabajo, es decir, cayó la Población Económicamente Activa (PEA): “En el primer trimestre de este año, la salida de activos del mercado explica el 76% de la disminución en el número de ocupados respecto del trimestre previo”, explica Kritz.

¿Cuál es la explicación? No hay una sola, dice. “En el contexto económico actual, las posibles razones principales son una destrucción de puestos de trabajo marginales, ocupados por personas de muy baja calificación, y/o bien una reducción del salario real (efecto de la inflación en los sectores informales no cubiertos por los convenios colectivos) por debajo del costo de oportunidad de volver a las tareas del hogar (quizás los más), o a estudiar (quizás no tantos), o en el extremo a la inactividad total (ni-ni)”.

La composición territorial de la caída de la población ocupada (en los 31 aglomerados de la EPH) muestra una incidencia muy fuerte de los partidos del Gran Buenos Aires: cuatro de cada cinco ocupados menos son de esta área (el doble que su peso en la población activa). “Ello, aunque el desempleo casi no subió. La explicación, otra vez, es el retiro del mercado laboral”, dice el informe.

¿Qué está pasando en el mercado laboral? “La conclusión más probable, entonces, es que hay una combinación, en proporciones difíciles de estimar, entre destrucción de puestos informales muy precarios, y una reducción de la oferta de trabajo por disminución del salario real vis-à-vis con el precio de reserva en actividades (o en ninguna) fuera del mercado laboral. En términos sociales, por cierto, esto sugiere que los afectados por esta disminución de la población ocupada son los más pobres”, añade el trabajo.

Según datos de sus propios relevamientos, Kritz considera que “en el segundo trimestre esta tendencia puede haberse acentuado”. La proporción neta de empresas líderes que indicó tener planes de expansión de la dotación era de 22,3% en el primer trimestre de este año. En el segundo, esa proporción cayó a 4,5%. En junio, fue de sólo 1,8%. El cambio en la tendencia, dice Kritz, ocurrió en el cuarto trimestre del año pasado.

Costos en dólares

Una de las causas del magro desempeño reciente de la industria, dice el último informe de Finsoport, es la pérdida de competitvidad. La consultora capitaneada por Jorge Todesca no sólo se fija en el aspecto cambiario. Para ello, elaboró un indicador que calcula el costo salarial ajustado por la productividad del trabajo, que “refleja el nivel del costo laboral real de cada sector industrial, al dividir a los salarios nominales que pagan por sus precios de venta y por su productividad”. Según el trabajo, “el indicador en cuestión ha aumentado continuamente desde 2004, lo que implica una sistemática pérdida de competitividad para el sector industrial”. Más aún, en 2011, el costo salarial ajustado por productividad retornó al nivel de 1998.

El motivo central es que “ las subas salariales afrontadas por esa actividad desde 2004 (crecimiento promedio anual de 25%) superaron a la sumatoria entre el aumento de sus precios (media anual de 10,5%) y las ganancias de productividad (promedio anual de 5%)”. El trabajo analiza, a su vez, el impacto variable de la pérdida de competitividad en tres sectores de transables distintos: exportadores, formadores de precios y amenazados por importaciones.

Finsoport expresa que “la adversa coyuntura manufacturera de la economía argentina no responde al ‘desplome del mundo’, sino a la elevada tasa de inflación registrada desde 2007, que erosionó la competitividad a nivel macroeconómico y, en particular, en el sector industrial”. La carrera precios-salarios, concluye el trabajo, se ha enfrentado con un problema estructural: el insuficiente crecimiento de la productividad.

Un estudio de la Fundación Mediterránea estima que el costo laboral unitario (CLU) en dólares aumentó 21,78% en el segundo semestre del año. El CLU se calcula dividiendo el costo de la mano de obra, medido por los salarios en dólares, por la productividad del sector industrial, que mide cuántos obreros se utilizan para producir una unidad de producto. Un dato preocupante es que, según el trabajo, hay una brecha de 20% con respecto al CLU de Brasil. Asimismo, el informe muestra que el CLU se mantuvo inalterado en el segundo trimestre de 2009, algo que fue importante para recuperarse de la crisis.

Ahora, eso no ocurre. ¿Qué explica esas diferencias? En el período abril-junio de 2009, la productividad cayó menos que en este segundo trimestre: 2,4% versus 4,4%, respectivamente. Este año, los salarios en dólares crecieron 17%; en 2009, cayeron 2%. El resultado, según la Fundación Mediterránea, es que “el costo laboral unitario en dólares actual hoy se ubica 76% por encima del registrado en el segundo trimestre de 2009”.

Fuente: El Economista.com.ar