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miércoles 12 de diciembre de 2012

Baja estofa: usar la desgracia para beneficio político

Baja estofa: usar la desgracia para beneficio político

Usar la desgracia ajena para beneficio político con aspiraciones dictatoriales, constituye uno de los actos de más baja estofa que uno pueda imaginar

¿Quién no puede sentir repugnancia cuando una joven como Marita Verón es secuestrada, esclavizada y obligada a ejercer la prostitución? Esto creo que esta totalmente fuera de discusión.

Más complicado es emitir opinión sobre el fallo de los jueces que dejaron en libertad a los sospechosos, porque en rigor, al menos personalmente, no tengo los elementos para opinar si fallaron de acuerdo a derecho o hicieron una barbaridad. Pero justamente para eso deberían estar las instituciones de la república, en este caso de una provincia. Revisar la actuación de los jueces. No estoy defendiendo el fallo de los jueces de tucumanos, solo estoy diciendo que, si no obraron de acuerdo a derecho, están los canales institucionales para sancionarlos.

Ahora bien, me pareció realmente despreciable que la presidente inmediatamente conocido el fallo de Marita Verón, saliera con un discurso de democratizar la justicia y nuevos ataques a otro poder de la república. Mezclar el caso Clarín con el de Marita Verón produce repugnancia porque se está usando el dolor de una persona para beneficio político propio.

Cuando la presidente dice que “a pedido de la sociedad” va a democratizar la justicia, sería bueno recordarle que, en todo caso, la sociedad pide una justicia independiente del poder político,  particularmente del Ejecutivo Nacional. Uno de los reclamos del 8N fue justamente eso.

Las presiones que el gobierno ejerció sobre la justicia para tratar de ganar como fuera el caso Clarín es el tipo de acto que la sociedad rechaza. Eso no es democratizar la justicia, frase por cierto poco feliz. Eso es intentar someter a la justicia. Sin embargo, la presidente parece haber aprovechado la indignación popular por el fallo de la corte tucumana para trasladarlo a su batalla personal con Clarín e intentar desprestigiar a la Justicia para luego buscar la forma de eliminar su independencia y avanzar en su proyecto hegemónico.

El solo hecho de aprovechar un hecho tan aborrecible como el de secuestrar y someter a la prostitución a una joven para avanzar en los intentos desprestigiar  a la justicia en general y, de esa manera, buscar la forma de establecer un sistema autocrático, conocido como el vamos por todo, debería merecer el repudio generalizado de la población.

Usar la desgracia ajena para beneficio político con aspiraciones dictatoriales, constituye uno de los actos de más baja estofa que uno pueda imaginar.