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jueves 7 de agosto de 2008

Bel-Air: auténtico ícono de la excelencia hotelera

En Bel-Air, uno de los distritos más distinguidos de Los Ángeles, sobresale un establecimiento que ha sabido ganarse los máximos galardones de la industria hotelera estadounidense.

Además de ubicación estratégica, máximo confort y óptima calidad de servicio, tres pilares básicos para identificar al “hotel perfecto”, el Bel-Air añade el toque de distinción que caracteriza al barrio de igual nombre, de zigzaguentes y angostas calles bordeadas por mansiones de ensueño.

Inaugurado en 1946, con el correr del tiempo el Hotel Bel-Air fue objeto de varias remodelaciones; todas apuntando a preservar el encanto de los años dorados, cuando era el favorito de Grace Kelly, Cary Grant, Elizabeth Taylor y Marilyn Monroe, entre otras personalidades.

Hoy, con una reciente inyección de u$s 22 millones en mejoras sobre sus espaldas, el establecimiento ostenta las mejores credenciales que la industria de la hospitalidad puede conferir, empezando por el Five-Star Mobil (la máxima categoría hotelera de Estados Unidos) por 17 años consecutivos y siguiendo con las máximas calificaciones que otorgan las grandes revistas internacionales de turismo, como Travel & Leisure, Conde Nast Traveler, Global Traveler y Departures, por nombrar algunas. Pertenece, además, al selecto grupo The Leading Small Hotels of the World.

Cuenta con 91 habitaciones, incluyendo 39 suites, que se caracterizan por su diversidad en tamaño, aunque todas coinciden en ofrecer el equipamiento más completo que se pueda exigir. El acceso inalámbrico a Internet (wi-fi) es gratuito y cubre todo el predio.

La construcción del Bel-Air es de estilo colonial español, con dos niveles, techos de tejas y profusión de jardines, fuentes, patios y senderos. De hecho, no parece un hotel; sino un palacio privado que invita al relax y a disfrutar de la buena vida. A la entrada, un pequeño lago con serenos cisnes blancos añade otro toque de elegancia.

El restaurante, con mesas cubiertas y al aire libre, despliega una gastronomía mediterráneo-californiana muy elaborada, con verduras y especias cultivadas en el propio jardín del hotel, carnes rojas de primera calidad y frutos de mar recién llegados del océano.

En el bar, de ambiente íntimo y decorado al “british style”, se escuchan al atardecer los acordes de un piano mientras es posible disfrutar de una amplia carta de vinos y licores.

Las facilidades de esta exclusiva propiedad se completan con un gimnasio dotado de aparatos de última generación, abierto las 24 horas; y una piscina oval climatizada donde los huéspedes son mimados, sin cargo adicional, con jugos de frutas, atomizadores de agua Evian y máscaras heladas para los ojos. Dos salones suman 2.400 m2 dedicados a reuniones corporativas, banquetes y bodas (muy frecuentes en este distrito que reúne a la “high class” de Los Ángeles). © www.economiaparatodos.com.ar

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