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jueves 15 de marzo de 2007

Bonaire, un paraíso marítimo

La isla caribeña de Bonaire es sinónimo de relax a partir del constante contacto con el agua.

Bonaire es un lugar al que uno llega como turista y se va como un amigo. La atmósfera relajada se combina con lugares de clase mundial para bucear y con opciones de ecoturismo que transforman a la isla en una opción única.

Bonaire es una dominación holandesa ubicada 130 km al este de Araba que tiene la ventaja de estar bien alejada del cinturón de huracanes, lo que le asegura un sol radiante todo el año, con pocas lluvias y prístinas formaciones coralinas que cortan la respiración del que se anime a una experiencia submarina.

Las actividades son abundantes para todo tipo de visitante. Por empezar, la isla está siempre posicionada entre los cinco mejores lugares del mundo para el buceo y el snorkeling debido a sus cristalinas aguas y a su impresionante población de peces multicolores. La isla es también un lugar top para la navegación a vela, el windsurf y el kiteboarding gracias a los vientos que la cruzan y que la transforman en un lugar ideal para estos deportes.

Sus habitantes están orgullosos de su tierra y trabajan duramente para proteger el ecosistema. El Parque Nacional Marino de Bonaire fue establecido en 1979 para poner a salvo las aguas, lo que ha producido una variedad de peces, corales y esponjas. Ello explica por qué Bonaire es descripta como el paraíso de los buceadores. En el interior de la isla, además, el Parque Nacional Washington Slagbaai fue la primera reserva natural establecida en las Antillas Holandesas.

Por otra parte, los turistas pueden disfrutar de una rica vida en costumbres isleñas. Entre ellas se destacan el Rincón Marshe –un mercado de alimentos, objetos de arte y medicinas caseras– y el Bari Season –un festival de canciones, música y bailes–.

Muchas de estas actividades pueden ser contratadas desde la comodidad de los “activities desks” de los muchos resorts con que cuenta la isla. Se pueden planear días que comiencen con un kayak navegando entre los manglares, buscado viejas pinturas indias o viendo colonias de flamencos. Después se puede organizar un picnic en la isla desierta de Klein Bonaire y terminar el día tomando sol en una playa de arena rosada.

Las agencias de tours organizan visitas al Washington Slagbaai y llevan a los turistas a lugares estratégicos que les permiten observar las increíbles formaciones rocosas de la isla junto a pájaros exóticos e iguanas dóciles a la presencia humana.

Las compras tampoco están ausentes en Bonaire. Las boutiques venden objetos de arte nativo, como así también joyas, alcohol y perfumes libres de impuestos. Algunos museos dispersos en la isla dan sinceras muestras de la vida local. Incluso varios de ellos están localizados en antiguas casas de familia.

La oferta gastronómica, de pubs y de bares es abundante. Algunos de los establecimientos se florean frente al mar y le agregan la picante música del Caribe.

Obviamente, moverse por cuenta propia es fácil en esta isla de 200 km cuadrados. Compañías de alquiler de autos tienen flotas de vehículos acordes (como jeeps y 4×4) para recorrerla con ánimo de aventura.

En materia de alojamiento, los hay de todo tipo: desde lujosos hasta económicos. La mayoría ofrece, incluso, opciones de restaurantes que sirven las comidas principales y el desayuno y muchos de ellos no dejan de ofrecer lecciones iniciales de buceo o snorkeling para seguir rindiendo culto al contacto con el agua y el relax. © www.economiaparatodos.com.ar

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