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jueves 22 de junio de 2006

Boston: aristocracia, cultura y futuro

La ciudad, cuyas playas recibieron a los primeros peregrinos ingleses que llegaron a América a fundar una nueva vida, es hoy el compendio más original de la historia de Estados Unidos y la cuna más avanzada de su futuro.

No hay caso. Boston tiene vocación fundacional. Allí llegaron los primeros colonos ingleses que huían de Inglaterra por razones religiosas para poder profesar libremente su fe. Aún se conserva, hacia el sur de ciudad, cerca de Plymouth, la roca que por primera vez pisaron esos adelantados que darían nacimiento a lo que hoy son los Estados Unidos. La piedra fue protegida por un enorme pórtico que solemnemente la resguarda y la presenta a la gran cantidad de turistas y visitantes que se acercan a ella a rendir una especie de tributo.

Como una increíble cabriola de la historia, la ciudad vuelve hoy a cumplir su destino de dar nacimiento a algo nuevo, generalmente mejor que lo anterior y casi siempre innovador.

Boston es la sede del MIT, el Massachussets Institute of Technolgy, probablemente la usina de formación de cerebros más importante del mundo actual. Muchos identifican a esa universidad como la justificación última del formidable crecimiento de la India, precisamente en temas relacionados con la tecnología y la informática.

En todo el corredor norte-sur que bordea la ciudad y que delinea la ruta 128, se instalan las sedes centrales de las empresas líderes en materia de biotecnología, software y electrónica que le dan forma al mundo que vivimos.

Como en el 1600 en que estas playas recibieron la semilla de una avanzada con una visión del mundo que resultaría altamente exitosa, hoy también están viendo formar las mentes que con sus ideas e invenciones gobernarán el mundo futuro.

La ciudad en sí es sorprendente. Una mezcla de historia y modernidad parecen definirla siempre. Una línea roja de unos 5 km, el Freedom Trail, une los puntos históricos. El USS Constitution, la fragata invencible de la lucha por la Independencia contra Inglaterra, está allí, original, tal como era en 1812, hoy rodeado por estrictas medidas de seguridad. Hacia el sur, cerca de la roca original, se exhibe una réplica del Mayflower, el famoso barco que protagonizó la rebelión de los colonos contra los impuestos, en el episodio de arrojar el té al mar.

En el centro, el Quincy Market reúne el Faneuil Hall, lugares de compras, interminables pubs donde se consumen millones de litros de cerveza y, de día, una feria como aquellas tradicionales ferias de los barrios de Buenos Aires, donde se consiguen frutas, verduras y hortalizas.

Los barrios que rodean ese centro histórico, principalmente Beacon Hill y Back Bay, son un deleite para los ojos. Callecitas angostas, arboladas e iluminadas a gas (Boston fue la primera ciudad norteamericana con iluminación pública a gas) sirven de marco a casas millonarias, algunas que datan del 1700. Una refinada aristocracia se percibe en cada cuadra. En Beacon Hill se halla el famosísimo bar “Cheers”, que sirvió de marco a la serie de TV de los 70 que filmó de hecho varios capítulos allí mismo y que continuó su éxito hasta bien entrada la década del 80.

Del otro lado del Charles River, Cambridge es la comunidad cultural que alberga a Harvard y al MIT. Éste, sobre el Memorial Drive, casi pasa inadvertido cuando se lo compara con la que quizás sea la universidad más famosa del mundo. Harvard es un pueblo en sí. Prolijo, verde, cuidado, limpio. Con un sello estudiantil, desde su famosa “Coop” -la cooperativa manejada por los estudiantes que provee de ropa, recuerdos, cuadernos, lápices y todo tipo merchandising relacionado con la universidad- hasta los bares, las bibliotecas, los lugares de comida que siempre están atestados de chicos cuyo norte es egresar con título y con trabajo bien remunerado.

Más allá del centro histórico, el Boston Common es un enorme parque central, verde y cuidado, el gran pulmón de la ciudad y el lugar desde donde los colonos repelieron a los ingleses en su guerra por la Independencia. Desde la calle Arlington hacia el sudoeste se extienden dos avenidas paralelas, Boylston y Newbury, que albergan lo más refinado del arte, la moda, la cocina y las finanzas. Dominadas por las torres de Prudential y John Hancock, con la Iglesia de la Trinidad como testigo compensador a tanta modernidad, allí se pueden encontrar las mejores marcas, los mejores platos y el centro de compras Copley Place, probablemente, el más elegante de la ciudad.

Con la posibilidad de combinar la visita con escapadas a Salem, Cape Cod, Hyannisport, Nuntucket y Plymouth, Boston es un centro de atracción fatal en la costa de Nueva Inglaterra, un nombre, después de todo, que bien refleja la idea que tuvieron quienes se instalaron allí hace más de 400 años: conservar las tradiciones inglesas y agregarles un impulso nuevo que llevara a los herederos de aquellas generaciones a la cima del mundo. © www.economiaparatodos.com.ar




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