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jueves 22 de julio de 2004

Canadá dirá que “sí” a la sombrilla misilística americana

Además de otorgarle legitimidad política al proyecto de los Estados Unidos, la decisión de Canadá significa la posibilidad concreta de poder coordinar en forma integrada las defensas del hemisferio norte en el continente americano.

Apenas pasados unos pocos días desde la reciente elección que dejara al Partido Liberal canadiense en minoría, después de muchos años de predominio en el escenario político de su país, ha trascendido que el gobierno de Ottawa informó -aunque sólo oficiosamente- a las autoridades norteamericanas que el Canadá participará efectivamente en el programa defensivo denominado la “sombrilla misilística” que encabezan los Estados Unidos.

Mientras se espera la materialización de esta noticia, la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores del Canadá ya está explicando abiertamente al público en general de su país cuales son -a su criterio- las ventajas para el Canadá de acceder a ese esquema.

Lo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Canadá es una demostración de transparencia, propia de un país “serio”, o mejor dicho “adulto”, ¿no es cierto?

¿Por qué no habrá entonces explicado nuestra Cancillería, del mismo modo, cuál fue la razón real de no condenar al autoritario gobierno del Presidente Lukachensko, de Bielorrusia, en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, este año? ¡Qué distinto proceder! Aquí se juega “con las cartas tapadas”. Pero el problema es que del otro lado está la gente. Aunque algunos no lo crean.

Pero, por ahora, como hemos dicho, Paul Cellucci, el embajador norteamericano ante Canadá, no ha sido notificado de ninguna decisión oficial.

Cabe recordar que durante la reciente campaña electoral, sin hacer ningún tipo de anuncio específico, el premier canadiense, Paul Martin, había salido a contradecir, sin disimulo alguno, los argumentos de la izquierda, que sostiene que, en este caso, el remedio es peor que la enfermedad, atento a que la sombrilla mislística supone “militarizar el espacio”. ¿Creerán, acaso, que los misiles de fabricación norcoreana que cada vez alcanzan mayores distancias son de índole comercial?

El acceso de Canadá a la sombrilla misilística tiene, es sabido, el apoyo de la oposición conservadora y supone empezar a coordinar las actuales defensas integradas del norte de nuestro hemisferio, que se manejan desde el centro denominado: “NORAD”, emplazado en Colorado, con el proyecto de la “sombrilla misilística” que recién empieza su marcha.

Para los Estados Unidos, el apoyo del Canadá en este proyecto defensivo tiene gran significación política. De alguna manera, le agrega legitimidad colectiva a la iniciativa unilateral norteamericana.

Por otra parte, si el proyecto en cuestión no incorpora en su seno al Canadá, ocurre que la cooperación que hoy supone el “NORAD” devendrá obsoleta, poniendo así en riesgo la seguridad de ambos países, lo que tanto para Paul Martin, como para George W. Bush, luce inaceptable. © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio J. Cárdenas es ex Representante Permanente de la República Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).




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