domingo 24 de abril de 2011
CFK candidata: razones por el sí y por el no
Mientras Cristina Fernández de Kirchner juega a la incertidumbre sobre su futura candidatura diciendo que hay que institucionalizar el modelo y cosas por el estilo, mucha gente se pregunta si en octubre se presentará en las elecciones presidenciales.
Mientras CFK juega a la incertidumbre sobre su futura candidatura diciendo que hay que institucionalizar el modelo y cosas por el estilo, mucha gente se pregunta si en octubre se presentará como candidata a presidente. Obviamente solo ella sabe qué hará al respecto, y tal vez ni siquiera ella lo sepa todavía. No obstante, en principios hay dos líneas de argumentación a favor o en contra de su eventual candidatura. Veamos primero porqué podría presentarse.
Al respecto se me ocurren, al menos, dos razones. En primer lugar porqué buena parte de la dirigencia política argentina tiende a perpetuarse en el poder. La ambición de poder es tan grande que la Constitución se transforma en un molesto obstáculo para seguir en el poder. Si bien CFK habló de institucionalizar el modelo más allá de las personas, todos sabemos que no es justamente el kirchnerismo una corriente política que vea a las instituciones como algo a ser respetado. Francamente me suena poco creíble eso de la institucionalización del modelo.
¿Por qué no es creíble lo de la institucionalización? Porque, por ejemplo, el kirchnerismo ha sido el inventor de una ley por la cual un DNU, para seguir vigente, solo requiere ser aprobado por una sola de las dos cámaras. Semejante mamarracho jurídico, que hasta un economista advierte que va contra todo principio de división de poderes, porque es como si una ley pudiera tener vigencia solo con la aprobación de una sola Cámara, refleja que el kirchnerismo lejos está de compartir los ideales de una democracia republicana. Más bien se inclina por un sistema institucional autoritario disfrazado de democracia. Es decir, la estrategia es hacer una caricatura de la democracia para, detrás de esa caricatura, establecer un sistema autoritario, donde el monopolio de la fuerza que le delegamos para defender el derecho a la vida, la libertad y la propiedad es utilizado para imponer el modelo autoritario. Por lo tanto, el discurso de CFK en términos de institucionalizar el modelo solo es creíble si por instituciones kirchnerista entendemos una autocracia, entendiendo por autocracia un sistema de gobierno en el cual la voluntad de una sola persona es la suprema ley (ver diccionario de la Real Academia Española).
De manera que el primer argumento para que se presente es tratar de profundizar la autocracia, y como no tiene un delfín que pueda garantizarle esa autocracia sin que ella pierda el poder real, todo indicaría que se presentaría en octubre. Ya no está Néstor para ir turnándose en el poder entre él y CFK. Una limitante no menor.
La segunda razón para presentarse podría ser la necesidad de tratar de retener el poder para no sufrir, ella y varios de sus colaboradores, un tsunami de juicios. Tantas han sido las violaciones al Estado de derecho y los resonantes casos de corrupción que deben ser investigados, que dejar el poder podría implicar vivir en Tribunales dando explicaciones.
Cuánto más autoritarismo y arbitrariedades se cometen ejerciendo el poder, mayores son los flancos que se dejan abiertos para ser enjuiciados una vez perdido el mismo.
Estas dos serían, a mi juicio, las razones principales para presentarse en octubre. En primer lugar la voracidad por el poder y en segundo lugar la necesidad de seguir en el poder para evitar una ola de juicios. Tal vez podría agregarse una tercera razón que consistiría en sumar las dos razones esgrimidas: a) voracidad de poder, más b) necesidad de conservarlo para preservar la libertad personal.
¿Cuál sería el argumento por el cual no se presentaría? En primer lugar, obviamente, si las encuestas no le aseguraran la victoria en la primera vuelta, creo que no se presentaría. Pero, en segundo lugar, es tal el destrozo económico que han hecho en todos estos años que heredarse a sí misma implicaría tener que, más tarde o más temprano, asumir el costo de un ajuste que ella se niega a implementar. Asumir el costo político del desmadre económico sin tener a quién echarle la culpa de la herencia recibida no es el mejor escenario posible.
Gasto público desbordado, déficit fiscal creciente, inflación acelerándose, mínimas inversiones, escasa demanda de trabajo, problemas cambiarios, pobreza, indigencia, maraña de subsidios que cada vez resulta más difícil de financiar, etc. son algunos de los problemas que habrá que enfrentar en algún momento. Si CFK tuviera conciencia de todos estos problemas económicos que habrá que enfrentar, aunque no sabemos si realmente conoce la realidad económica y ha comprado como válidos los datos del INDEC y de sus discursos en que muestra una Argentina maravillosa, la estrategia ideal sería no presentarse y dejarle el problema a alguien de la oposición y para luego argumentar que bajo su gobierno y el de Néstor no había explosiones económicas, sino una fiesta de consumo. Con este argumento podría tratar de volver en el 2015.
Claro que para que este argumento sea admitido como válido hay que asumir un supuesto muy fuerte: que CFK entiende el proceso económico y, por lo tanto, puede vislumbrar el complicado futuro, algo de lo que no estoy muy convencido.
De todas maneras, haciendo el fuerte supuesto que CFK vislumbra lo complicado del escenario económico, tampoco me parece que esto fuera una limitante a su gestión. ¿Por qué? Porque el kirchnerismo ha dado infinidad de muestras de estar dispuesto a confiscar flujos y stocks del sector privado con tal de extender su populismo. Podría CFK en su segundo mandato crear un IAPI y apropiarse de la riqueza producida por el campo y, de esa menara, seguir financiando populismo. Cualquier medida violatoria de la propiedad privada entra en el esquema de financiamiento de sus políticas distributivas.
Un segundo mandato de CFK y tercero del kirchnerismo tendría características mucho más autoritarias que las actuales, algo que no parece ser problema para la ideología gobernante, más bien luce como un aliciente. Por lo tanto, no sería este un límite para no presentarse a un segundo mandato, sino el miedo a tener un desborde social de envergadura cuando se acaben las posibilidades de financiar el populismo imperante.
Insisto, ante la pregunta de si CFK se presentará en octubre, probablemente ni ella lo sepa. La lógica más elemental de cualquier mortal indicaría que lo mejor es irse ahora antes que el descontento social haga estragos políticos. Pero, ¿es la lógica del kirchnerismo la de cualquier mortal con algún espíritu republicano y democrático o su lógica está dominada por la autocracia hasta los límites más insospechados?