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jueves 23 de marzo de 2006

Chávez invierte (a su manera) en el Río de la Plata

La elección de las empresas rioplatenses en las que el presidente de Venezuela invierte los fondos públicos de su país es difícil de entender si se aplican criterios económicos. Las razones, por lo tanto, deben ser otras.

Hugo Chávez continúa con su decisión de invertir fuertemente en diversos proyectos en el Río de la Plata. Pero sus objetivos son difíciles de justificar si para ello se toman en cuenta criterios económicos. Veamos, entonces, cuáles son sus patológicos proyectos.

Primero, PLUNA. La simpática línea aérea uruguaya atraviesa por un momento financiero sumamente difícil. Casi no podría operar si no fuera por un par de “salvavidas” que le arrojara el gobierno.

El primero cuando permitió un acuerdo con la proveedora de combustible ANCAP (otra empresa del Estado) en función del cual PLUNA recibe combustible a cambio de una reducción de impuestos que el Ministerio de Economía le otorga, equivalente al monto impago de los combustibles provistos.

El segundo es el hecho de que no paga sus seguros, contratados a través de otra empresa estatal. En este caso, el Banco de Seguros del Estado, con el que PLUNA mantiene un pasivo del orden de los 10 millones de dólares. Sin estos paliativos, los aviones de PLUNA presumiblemente estarían en tierra.

En este entorno, la empresa aérea de Venezuela, CONVIASA, está negociando con la brasileña Varig (que también enfrenta serios problemas económicos) la compra del paquete minoritario de la brasileña en PLUNA. Si logra un acuerdo de precios y condiciones (lo que no parece imposible), Hugo Chávez pondría una pata en PLUNA.

Segundo, COFAC, una cooperativa de crédito oriental que, en rigor, “explotó”. Tanto, que su actividad está suspendida desde el 1° de febrero pasado y sus depositantes están cobrando sus depósitos, pero no de COFAC, sino del Fondo de Garantía de los Depósitos (FGD), que devolverá ahorros por unos 53 millones de dólares.

Pese a todo, el Banco de Desarrollo Económico y Social (BANDES) de Venezuela quiere comprar los activos y pasivos de COFAC. Para ello está constituyendo una garantía de 10 millones de dólares y estaría dispuesto a invertir otros 12 millones. A cambio, obtendría una licencia para operar como banco en la codiciada plaza montevideana, lo que no es fácil. Pero el negocio que está adquiriendo ha resultado ruinoso. No obstante, puede que, con la garantía constituida por los venezolanos, COFAC comience el camino hacia su resurrección material.

Tercero, la filial argentina de ANCAP, esto es Petrolera del Cono Sur, que la empresa estatal uruguaya adquirió en 1998-99 por la friolera de 150 millones de dólares.

Petrolera del Cono Sur tenía, en ese entonces, 247 estaciones de servicio. Hoy, tiene solamente unas 172 bocas. Ha perdido en 2004 la friolera de unos 25 millones de dólares y, en 2005, sufrió una pérdida adicional también gigantesca, de otros 29 millones. Su presidente, Daniel Martínez, acaba de decir públicamente que para recuperar la inversión harían “falta unos 150 años”. Pero a Chávez le interesa. El acuerdo supone que ahora la empresa podrá acceder a combustibles a “precios del mercado interno argentino” que en más le serán provistos por Repsol-YPF. Estos precios domésticos, como tantos en nuestra economía, no tienen absolutamente nada que ver, ni con la realidad, ni tampoco con el mercado internacional. Estas son las medidas que “dirigentes empresarios amigos” (corifeos), como el señor Cornide o el señor Mendiguren, aplauden tan ruidosa como dócilmente. “A rabiar”, entonces.

La inmensa pérdida acumulada por la empresa estatal oriental en su subsidiaria argentina se debe a otro de los clásicos “milagros” de los Kirchner: el de importar combustibles a precios internacionales para tener luego que venderlos en nuestro país por debajo del precio de adquisición (a pérdida, por lo tanto).

Estas son las tres atractivas inversiones que Hugo Chávez estaría considerando y haciendo en el Río de la Plata.

Las razones no parecen ser económicas. ¿Cuáles serán? Todas las respuestas imaginables son posibles. Lo que no es bueno. Pero es la realidad. Guste o no. © www.economiaparatodos.com.ar




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