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jueves 23 de febrero de 2006

¿Cómo y cuánto podrían contaminar las papeleras uruguayas?

Algunos expertos opinan que el peligro de contaminación ambiental no es tan alto como sostienen los entrerrianos. Mario Féliz, profesor de Química Inorgánica de la Universidad Nacional de La Plata, y Alberto Venica, consultor y doctor en Ciencias de la Madera y el Papel, explican en esta entrevista cuáles son las posibles amenazas para el medioambiente.

– ¿Cómo se produce el papel?

– Alberto Venica (AV): Para hacer papel se parte de la madera u otras plantas, como la caña de azúcar, de la que se utiliza el bagazo, que es lo que queda de la caña una vez retirado el azúcar.
La madera o el bagazo son cocinados en un digestor, que es como una gran olla a presión, con el agregado de productos químicos, como si fuera una gran “sopa”. Luego se divide eso en dos partes. Por un lado, lo que se disolvió en el líquido, que son los licores negros, y, por el otro, aquello que no se disolvió, que son las fibras.
Esas fibras que quedaron, en general, son de color marrón, porque en el proceso quedaron de esa tonalidad y recién después se las blanquea si es que el papel va a ser utilizado para escribir o se las deja así si es que se las va a usar como papel de embalaje o cajas de cartón corrugado.
Este es el proceso para hacer la pasta de papel. Luego de eso, las fibras se colocan en una máquina de más de cien metros de largo, aproximadamente, y muy compleja, que hace que se disperse el agua de las fibras. A continuación se las pone en un cedazo y eso termina siendo papel.

– ¿Hay diferentes tecnologías para realizar este proceso?

– AV: Exactamente.

– La tecnología que se va a usar en el caso de las plantas de Uruguay, ¿es moderna u obsoleta?

– Mario Féliz (MF): Es de última tecnología. Por lo que uno puede apreciar, Botnia es una compañía finlandesa de las más modernas. Van a usar la misma tecnología que aplican en Europa.
Algunas aclaraciones adicionales. En realidad, primero está el proceso de pasta, donde se usan algunos químicos. Después está el proceso de blanqueado, donde se usan otros químicos. Al primer proceso, probablemente, lo que más se le reclama es el olor que se desprende de allí, de los gases sulfurados de esa “sopa”. Un olor que es muy desagradable porque es como a huevo podrido, o algo así. Y en el blanqueo aparecen estos químicos que son acusados de producir organoclorados. En el método más viejo, para hacer el blanqueo se usaba cloro gaseoso, en cambio, en el método actual se utiliza dióxido de cloro que se fabrica in situ mezclando ácido sulfúrico con clorato de sodio, por ejemplo. Y si en ese proceso se hace un paso de blanqueo previo con oxígeno y recién luego se pasa al blanqueo con el dióxido de cloro, la fabricación de toxinas es prácticamente nula. En Estados Unidos, la EPA ha hecho estudios sobre esto.

– ¿Qué es la EPA?

– MF: La agencia norteamericana que controla el medioambiente. Se llama Environmental Protection Agency. Y ha estudiado que de la cantidad de dioxinas que hay en el ambiente, el origen de la mayor parte de ellas es fundamentalmente no industrial. Sólo alrededor de un 15% es producido por la actividad industrial. Y de ese 15%, en este momento en Estados Unidos, la industria de pasta de papel contribuye con valores cercanos a 0%.

– ¿O sea que es una de las industrias menos contaminantes, por lo menos, en Estados Unidos y en Europa?

– MF: Exactamente. Porque la otra parte del proceso que lleva oxígeno, agua oxigenada u ozono y no usa cloro, no contamina.

– ¿Hay alguna tecnología más nueva o menos contaminante que la que se va a aplicar en el caso de las plantas de Uruguay?

– AV: No. Porque estas plantas -por lo que dicen las empresas, obviamente uno se guía por eso y por qué no creerle- van a aplicar las mejores tecnologías disponibles. En inglés se las conoce con la sigla BAT, que son las que están reclamando en toda Europa para 2007. O sea, hay un Convenio de Estocolmo, que la Argentina firmó, donde se le pide a todas las fábricas de pasta kraft de Europa que para 2007 tengan lo que se conoce como las mejores tecnologías disponibles. Entre esas está el blanqueo con dióxido de cloro que es lo que se va a usar acá.

– Quiere decir que las plantas van a tener la última tecnología que piden Estados Unidos y Europa. Ahora esto no quiere decir que de todas formas se produzca algún grado de contaminación. Lo que uno puede decir es “contamino mucho menos”, ¿no es así?

– AV: Cualquier actividad industrial genera contaminación. Incluso la actividad humana, nosotros todo el tiempo generamos contaminación. Cuando sacamos la basura a la calle, cuando usamos el auto, sólo con vivir generamos contaminación. Por lo tanto, lo que está diciendo todo esto es que con estas BAT estas industrias van a contaminar en la mínima expresión que se puede en este momento.

– ¿Entonces, la industria del papel en comparación es menos contaminante que otras?

– MF: En este momento, yo creo que sí.

– AV: La verdad es que no lo sé. Habría que hacer una medición de varios parámetros con otras industrias…

– MF: Es cierto, pero sabemos que los grados son muy bajos, casi nulos. Hagamos una comparación… “Nos vamos a morir todos de cáncer por las dioxinas”, dijo por ahí, en estos días, un ambientalista. Y esto no es cierto. Porque estas plantas con estos nuevos procedimientos casi no producen dioxinas. Y porque, además, para morirse depende mucho de las dosis.

– AV: La concentración de dioxinas que ingresaban en un río en la época en que todavía se usaba cloro elemental, o sea en el peor momento, estaban en el orden de partes por trillón. Más o menos, para dar una idea de la proporción, es algo así como el espesor de una tarjeta de crédito comparado con la distancia de la Tierra a la Luna.

– O sea que es realmente mínimo…

– MF: La industria del petróleo siempre tiene derrames de hidrocarburos, en La Plata siempre estamos sometidos a los humos y los vapores que provienen de la destilería del polo petroquímico. Todas esas emanaciones están compuestas de productos cancerígenos.

– Sabemos que todas las industrias generan contaminación. La pregunta sería qué tipo de contaminación podría generar esta planta en la zona donde se va a hacer. Es decir, ¿contamina al río, contamina al medioambiente, al aire, es por el olor, hay peligro de enfermedades?

– AV: Existen tres tipos de contaminación: por gases, por sólidos o por líquidos. La contaminación gaseosa de esta planta va a estar bastante controlada, sobre todo desde el punto de vista del olor, porque la tecnología moderna lo que permite es que esos gases que contienen mercaptanos y sulfhídrico sean dirigidos hacia la caldera de recuperación, o sea el horno de cal que van a tener, y allí sean incinerados, con lo cual no tendrían que dar olor.

– Éste es un punto importante. Yo tengo un amigo entrerriano que me decía “va a venir feo olor”…

– AV: Todas las plantas kraft tenían mal olor, todas. Hasta que se empezó a desarrollar una tecnología que permitió la incineración de esos gases.
Actualmente, es muy poco el olor que puede sentirse. A lo sumo en un arranque o luego de una parada intempestiva de la planta o durante la puesta a punto de la planta. Ahí sí se pueden generar malos olores. Los estudios de impacto ambiental acumulado que hizo la Corporación Financiera Internacional dicen que en los primeros cuatro meses se puede llegar a sentir olor en los 10 km alrededor de las plantas. Luego, una vez en funcionamiento, no se va a sentir olor excepto en alguna zona lindera a la planta y en los arranques y paradas en un radio de 2 km.
Eso es lo que dice el informe ambiental. Uno puede discutir si el cálculo estuvo bien hecho o no, si la simulación era en las proporciones que correspondía, etcétera, pero hay un informe hecho y esto es lo que indica.

– MF: Yo quería aclarar que para el control de los gases sulfurados primero los queman y, después, el resto los retienen en las chimeneas con filtros electrostáticos. Por eso, cuando se para la planta o se corta la luz, se sueltan gases que generan olor.

– ¿El río se contamina?

– MF: Yo creo que desde el punto de vista de las dioxinas, desde el punto de vista de los organoclorados, que era una de las discusiones más grandes, es poca la contaminación que habrá.

– ¿Qué es lo que van a tirar al río?

– MF: Muy poco de desechos sólidos.

– AV: Lo que dicen las empresas es que los desechos sólidos los van a quemar. Puede ser discutible si hay que quemarlos o hacer compost y utilizarlos en los mismos suelos como nutrientes. Eso podría ser materia de discusión, si se quiere.
Ahora, en cuanto a lo que es la contaminación de líquidos, por supuesto va a haber algo de AOX, que son los organoclorados, ya que algo se genera. Pero no son organoclorados de los más tóxicos, o sea, no hay dioxinas tetracloradas, sino dicloradas. Y en el orden de las concentraciones que recién indiqué. Hay DBO y DQO, que son parámetros en los cuales uno mide la contaminación, pero van a estar dentro –por lo que dicen los estudios de impacto ambiental- de lo que piden los organismos internacionales, desde el Banco Mundial que les va a dar crédito hasta lo que indican las BAT por el Convenio de Estocolmo.

– ¿Dónde se instala normalmente este tipo de plantas en Europa o en Estados Unidos? ¿Cerca de zonas urbanas, lejos de zonas urbanas? ¿Qué es lo que se recomienda?

– AV: Hay de todo. Yo he visto plantas en medio de las ciudades. De hecho, cerca de Huelva, en España, hay una de ENCE. En Rauma, en Finlandia, hay otra de Botnia. Pensemos que en Europa es muy difícil poner las fábricas lejos de los centros poblados. Especialmente en Finlandia, donde solamente la parte sur es la más habitada y es ahí donde se encuentra la planta.
Siempre y cuando las cosas funcionen bien, la tecnología se aplique y la planta sea controlada, no hay mayores problemas. Ahora, ése es un tema que creo que es el más importante, es decir, controlar que lo que dijeron que iban a hacer, lo hagan.

– Que cumplan con todos los requisitos.

– Claro.

– Entonces, para resumir, podemos decir que la contaminación del río sería…

– AV: Mínima.

– ¿La emanación de olores?

– AV: Casi inexistente, o mínima.

– MF: Algunos días al año, yo diría.

– ¿Y la contaminación para la salud?

– AV: Ninguna.

– MF: Coincido, ningún riesgo.

– ¿Éstas serían sus conclusiones desde el punto de vista estrictamente técnico?

– AV: Sí. Pero siempre y cuando se cumpla con los requisitos y se controle. Lo más importante es generar un sistema de control.

– MF: La actitud equivocada es decir que “la planta no se haga porque va a contaminar”. La planta, si se hace bajo las reglas y cumpliendo con las normas que mencionamos, no va a contaminar, más allá de lo que le comentábamos antes. Entonces, la actitud correcta sería que si la planta, finalmente, contamina, se hace lo que se hizo con la fábrica de ENCE en Pontevedra, que se la sancionó.

– AV: Hay un caso también en Chile, con la planta Arauco, en Valdivia. Arrancó, luego hubo inconvenientes de tipo medioambiental, se cerró y hoy está trabajando a mitad de la producción. ¿Por qué? Porque tiene un problema de contaminación. Eso es lo que hay que hacer.

– MF: Para hacer esta campaña contra las plantas uruguayas habría que emprenderla también con el control de la contaminación en general en la Argentina. Porque el Río de la Plata está totalmente contaminado y el 95% de esa contaminación fue producida por nuestro país. © www.economiaparatodos.com.ar




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