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lunes 4 de junio de 2007

Con el frío, pasa calor el Gobierno…

La realidad cotidiana comienza a dejar cada vez más en claro que no hay gestión de gobierno, que las políticas públicas brillan por su ausencia y que el cortoplacismo es el rector de la tarea presidencial.

Todavía no llegó el invierno, sin embargo bastó una semana con una temperatura más baja que la promedio en esta época del año para que quedara en evidencia la divergencia entre la prédica que se hace desde el Gobierno sobre el crecimiento y la cotidianeidad del pueblo. La pregunta es crucial: ¿de qué sirven la recaudación récord o el aumento de reservas en el Banco Central si, apenas aparece el frío, no hay luz, no hay gas, se satura el servicio médico a domicilio, se paran las clases en escuelas por falta de infraestructura, se ordena frenar la producción en las industrias y el país parece colapsar sin que un tsunami haya acaecido? Simplemente, hace frío… ¿Y a qué responde todo ello? La respuesta es sencilla y triste. El país ha venido perdiendo lastimosamente el tiempo. Léase: no hay gestión de gobierno. Las políticas públicas brillan por su ausencia y el cortoplacismo se reduce a décimas de segundo. La mecánica de “tapar agujeros” empieza a no dar resultados.

En cuatros años, los grandes anuncios quedaron en prédicas vacías. Podríamos hacer una enumeración extensa de “flashes” en el Salón Blanco sin que ello encuentre correlato empírico. Para no abusar de los datos, veamos apenas algunos ejemplos: no aparecieron los créditos para inquilinos que iban a ser la “solución” al aumento de los alquileres; ni las obras sociales dieron marcha atrás con sus aumentos, pese al rechazo de la ministra de Economía; ni el “acuerdo de precios” se hizo evidente en los supermercados, incluso con la energía que en ello depositó el secretario de Comercio.

Así es como los ministerios van quedándose en silencio. Sus titulares, presentados en 2003 como estrellas protagónicas en el escenario político, comienzan a bajar sus perfiles y a huir de las cámaras que antes los deslumbraban.

Ni al jefe de la cartera de Planificación, Julio De Vido, se lo ha escuchado esta semana explicar qué pasa en materia energética, menos aún con las causas por corrupción que rodean a su ministerio; ni al secretario de Seguridad se lo ha oído expedirse sobre el modus operandi para frenar un estreno: el de los “motochorros”, nueva categoría delictiva a sumar en la ciudad y en la provincia. Tampoco apareció Alicia Kirchner para exponer la política social tendiente a desterrar la gente que vive en la calle o el crecimiento notable de las villas, sólo se la ha visto semanas atrás siendo víctima de un escrache en su provincia y, anteriormente, repartiendo fondos en las provincias con procesos electorales, como sucedió en Misiones junto a Carlos Rovira. Apenas si circula por Internet un número telefónico donde llamar si usted ve un indigente en la vía pública cuando hace frío. Extrañas soluciones “made in Argentina”. Tampoco se han conocido, desde el palacio de Hacienda, los “paliativos” al desabastecimiento de productos que se evidencia en las góndolas semivacías. La excepción a la regla parece ser la ministra de Defensa, Nilda Garré, quien tras su denodada “lucha” en pro de la seguridad aérea ahora se ha convertido en punta de lanza del Ejecutivo para justificar lo injustificable: un contrabando a menos de 50 centavos de dólar el kilo de armamento. Aunque sea habla, aunque lo haga para no decir nada.

Posiblemente no deba asombrar que no haya soluciones si aceptamos que no ha habido gestiones, pero que además no haya explicaciones nos deja en un estado de indefensión y de orfandad bastante complejo como pueblo. Máxime si asumimos que, en el fondo, somos un país con una adicción enfermiza al Estado paternalista difícil de erradicar. El Estado hoy se confunde con el gobierno y, en ese trance, las funciones indelegables del primero quedan sin atención, incumplidas y al descubierto.

La educación no ha mostrado atisbo de avance bajo la “administración” de Daniel Filmus. Los colegios privados no tienen vacantes, incluso cuando cada vez tienen cuotas más elevadas. La demanda crece a medida que la oferta educativa estatal decrece en calidad. Basta observar que, en Santa Cruz, se han perdido más de 40 días de clases y esta semana han parado varios establecimientos a causa del frío. No entremos a detallar siquiera la situación vivida en la Universidad de Buenos Aires, cuyo rector se eligió prácticamente a dedo y tras infructuosos intentos que se prolongaron meses y arrojaron heridos, menos todavía analizaremos lo que sucede en el Carlos Pellegrini, convertido de pronto en campamento juvenil-piquetero.

Por otra parte, la salud hace mella. No hay epidemias, dicen los expertos, y es posible que así sea. Mientras tanto, los hospitales están devastados. La meningitis no es una “sensación”. Hay muertos y cada día hay casos nuevos. A su vez, parece que la gripe se adelantó al calendario electoral del Gobierno, sólo que como el Ministro de Salud estaba ocupado en cuestiones proselitistas nadie se ocupó demasiado por establecer, no pidamos políticas sanitarias, pero, al menos, campañas preventivas al respecto.

A la política exterior se la ha convertido en política interna. Perdimos, en consecuencia, oportunidades de inserción y crecimiento. Hoy, es Brasil el mayor exportador de carne, Chile y Uruguay son más fiables para invertir que nuestro país y en el extranjero –lo digo por experiencia propia y no en base a rumores– al hablar de la Argentina se nos relaciona con Hugo Chávez. Ni siquiera ya con Evita o Maradona, como sucedía antes.

En consecuencia, qué se ha celebrado el último 25 de mayo en el seno del oficialismo es un misterio. Posiblemente se haya celebrado la permanencia dentro de Balcarce 50. Ese dato, empero, no implica que haya gobierno. Simplemente, hay gente ocupando la ahora enrejada Casa Rosada. Y aun cuando –pingüino o pingüina– sigan estando allí dentro en los próximos tiempos, de continuar sin gestión seguiremos también sin Estado que cumpla su rol y sin gobierno en el sentido real del término y no meramente eufemístico. © www.economiaparatodos.com.ar

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