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domingo 14 de julio de 2013

Con Jaime, va preso Néstor Kirchner

Con Jaime, va preso Néstor Kirchner

Ícono del sistema de corrupción institucionalizada

La orden de detención sobre Ricardo Jaime no es un tema menor. Se trata de uno de los principales alfiles del intrincado ajedrez de corrupción institucionalizada que implementaron Néstor y Cristina Kirchner, desde el año 2003. Ni siquiera es como Boudou, un advenedizo que llegó por algunas debilidades sentimentales de esas que terminan cambiando sudor por cargos; Jaime es del palo más genuino, pieza clave de la banda que vino desde Santa Cruz. Jaime preso es como De Vido preso, o como Kirchner preso.

Fue clave en los negociados con las empresas españolas y el pedido de coimas de parte de Néstor Kirchner, tal como se detalla en los mails del segundo de Jaime, Manuel Vázquez, oportunamente publicados en el diario La Nación.

Fue asimismo el nexo de años entre los Kirchner y el grupo Cirigliano, concesionario de transportes de cabecera, al que muchos señalan como directo asociado al matrimonio presidencial.

Secretario de transporte durante 6 años, más de la mitad de la década ganada,  condujo un área clave que se dedicó a colectar fondos para la corona despreciando el ejercicio de contralor oficial en la relación entre el estado y las empresas concesionarias. Jaime reportaba directamente a Néstor Krichner. No es un dato menor.

Ricardo Jaime es, probablemente, el más adecuado ejemplo para ilustrar la frase «la corrupción, mata».

Algunos elaboran las tradicionales teorías conspiranoicas acerca de que el pedido de detención se trata de una movida electoral de Cristina Kirchner. La realidad es que no hay forma de que esto no golpee al gobierno kirchnerista. Lo golpea y lo sacude de forma atroz.

En tiempos en que el poder real se le va escurriendo de entre las manos, a la presidente, casi de manera cotidiana, la justicia también necesita despegarse de la nave escorada del kirchnerismo. Sostener a Jaime en libertad, con la multitud de causas que lo involucran , ya se tornaba una tarea titánica para cualquiera.

Se le ha dictado el pedido de prisión a uno de los personajes centrales del formidable negociado de la corrupción del gobierno. A uno de los que conoce al mínimo detalle el entramado de la inédita corrupción del matrimonio Kirchner.

Por estas horas no se sabe dónde está. Lo buscan en Puerto Madero y también en Córdoba. Alguien dijo que está en los Estados Unidos y no quiere presentarse por falta de garantías. El reo pide las garantías que, por su desdén y por su corrupción, no tuvieron las víctimas del Tren de Once.

La realidad es que si Jaime se presenta detenido, la foto golpeará al gobierno de CFK de forma cruel.

Pero si se mantiene prófugo, rememorará una de las inolvidables payasadas populistas de los setenta. Aquél «Yo me borré», copyright del inefable compañero Casildo Herreras.

De ser así,  entonces habrá que comenzar a pensar que la epopeya histórica del kirchnerismo ya entró, lisa y llanamente, en una fase que siempre estuvo dentro de las posibilidades. La de la fuga.

Fuente: http://elopinadorporteño.com.ar/