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jueves 23 de noviembre de 2006

Costa do Breezes

El Superclubs Breezes en Costa do Sauipe, Brasil, impregna con su diversión, su despliegue y su onda todo el desarrollo que ese destino imaginó para el visitante hace cinco años.

Cuando, hace unos cinco años, se decidió desarrollar Costa do Sauipe –una franja costera a una hora y media (75 km) de Salvador, en el nordeste brasileño– pocos podían anticipar el estruendo de diversión, actividad, deportes y naturaleza que hoy en día se ofrece allí. De los cinco hoteles instalados, el Breezes parece haber convocado y recibido ese ángel especial que lo distingue por su onda y su “cultura”.

Se trata de un “superinclusivo” que lo recibe en sus brazos desde el mismísimo aeropuerto de Salvador de Bahía y que lo hace olvidar de su dinero, sus tarjetas y sus preocupaciones durante toda su estadía. Un predio enorme que lo espera sin puertas, con la amplitud y la libertad que pronto comenzará a disfrutar en cada minuto que viva allí.

El Breezes alberga 324 cuartos y suites dispuestos en cuatro edificios perpendiculares al mar. El frente de las suites de lujo en la Torre del Sol abre sus ventanas y sus balcones al océano y la playa. El espacio de las luxury suites constituye una característica en sí: una habitación con baño en suite, vestidor y balcón propio; un living enorme con dos frigobares, dos placares adicionales, un bar y un balcón que la recorre en todo su ancho.

La vida en el Breezes recupera años. Uno tiene la sensación de un ligero cansancio físico por la noche. Al mismo tiempo, se siente muy relajado mentalmente. Gran parte de esa sensación tiene nombre y apellido: el equipo de entretenimientos que, compuesto por chicos y chicas incansables, no dejan de inventar actividades para mantenerlo a uno todo el tiempo ocupado y con la cabeza sólo puesta en la diversión. Gym, bicis, bailar en el agua y fuera de ella, música, tenis, cabalgatas, jogging por la playa, kayak, fútbol, vóley, water polo, en fin, lo que uno quiera, si quiere. Si no quiere, puede relajarse tomando sol, haciéndose masajes o bebiendo cerveza. Al fin y al cabo, el destino final del desenchufe será el mismo.

El Breezes tiene cinco restaurantes: Jimmy’s, Pastafari, Munasan, Market Place y el Tropical by the Pool. En Jimmy’s se desayuna, se almuerza y se cena con un nivel de calidad difícil de alcanzar en un “all inclusive”. Cada día, las especialidades varían y uno encuentra cocina bahiana, latina, italiana o asiática, por sólo nombrar algunas. El desayuno es variado y amplio: frío y caliente, frutas, jugos, una mesa light, dulces. Es llamativo, en las cenas, que las bebidas alcohólicas estén servidas por mozos: el servicio superador del “todo incluido” típico, en donde uno se atiende solo. Esa “exageración” se repite alrededor de la piscina, cuando incontables ofertas de cerveza y gaseosas acompañan la tarde de la mano de mozos que recorren las reposeras.

Cuando uno ingresa a Breezes, recibe un cuadernillo con la semana de entretenimientos y tres tarjetas para los restaurantes de comida temática (italiana, japonesa e internacional). Las primeras reservas ya están hechas de antemano, aunque uno puede cambiarlas si desea otro orden. Luego, con las tarjetas, puede hacer reservas adicionales para el resto de los días. En Munasan comerá especialidades japonesas, por supuesto con palitos. En Pastafari lo espera Italia con sus fiambres y “antipastis” en una mesa buffet que entra por los ojos. Después, el menú a la carta con todo lo que puede esperarse de la cocina de la península. En el Market Place los platos son internacionales, pero conservan la misma distinción. Los tres restaurantes son ideales. La cantidad de mesas justas para sentirse acompañado y cómodo a la vez. Iluminados con habilidad y dispuestos con categoría, la calidad de su servicio y de su mercadería son de primerísimo nivel.

En el rubro entretenimientos, la actividad es descollante. Para aquellos a los que nos gusta no quedarnos sin hacer nada, el Breezes es el paraíso. Literalmente, es posible saltar de una cosa a la otra sin solución de continuidad. Se puede pasear en bici por una senda que recorre en una línea paralela a la playa el desarrollo de los cinco hoteles. En ese recorrido se puede ingresar a un pequeño mall, replica de las callecitas bahianas, donde abundan las boutiques de ropa, los bares y los restaurantes. Se puede jugar al fútbol a partir de las cinco de la tarde en el “Clube do Esporte”, ubicado directamente enfrente de ese mall. El Breezes también tiene tres canchas de tenis con iluminación y con equipo gratis si uno no quiere llevarlo desde casa. En el ingreso, atravesará un magnífico campo de golf de 18 hoyos que invita a jugar una vuelta incluso antes de hacer el check in. Impecablemente mantenido y de diseño desafiante para el aficionado.

El “Centro Ecuestre” tiene una cabalgata incluida en algún día de la semana. Se hace a través de las dunas que enmarcan a Costa do Sauipe desde arriba. Muy divertido y escénico, dura aproximadamente 45 minutos.

En el lobby del hotel hay dos mostradores de proveedores de servicios turísticos en donde pueden contratarse excursiones (obviamente, fuera de las cubiertas por el hotel). Se puede ir a Praia do Forte para ver los lugares en donde las tortugas marinas vienen a desovar, o a observar las ballenas en una excursión de cuatro horas a 25 millas de la costa. Definitivamente, para los más aventureros recomendamos los cuatriciclos. A unos diez minutos del Breezes (un servicio de jeeps recoge a los interesados en la puerta del hotel), comienza un recorrido de 20 km por un terreno completamente irregular, agrietado, con subidas empinadas y bajadas sublimes, con bosques de casuarinas y arenas blancas hasta llegar a los rápidos del Río Sauípe, de donde todo el complejo toma el agua para potabilizar. Allí, se realiza el trasbordo a unos gomones con forma de tabla de surf para completar unos doscientos metros río abajo a pura brazada, antes de retomar los “dune buggies” para el trayecto de regreso. Sensacional.

Para dar una idea de la magnitud del Breezes, digamos que tiene un circo incluido. Con la posibilidad de tomar clases de trapecio, trampolín y camas elásticas. Además, ofrecen una función completa a cargo de especialistas en una de las noches de la semana. Un hallazgo, realmente.

Los entretenimientos obvios no faltan. La disco se llama “Hurracaines” y también funciona un piano bar con karaoke incluido y diversión para los adolescentes. Los juegos bajo techo abundan: pool, ping pong, dominó, cartas, backgammon. El Fitness Center es muy completo, con máquinas para correr, elementos para ejercicios de piso, estiramiento, musculación superior e inferior y pesas.

Todo sin tocar su billetera, que seguirá guardada en la safety box del cuarto como el primer día en que se instaló. Una lástima que se termine. Sin embargo, el sabor de un alto en el medio de un año de tensiones tiene un nombre cerca de Buenos Aires: el Superclub Breezes de Costa do Sauipe que, a fuerza de impregnar el lugar con su onda, casi ha hecho de él un sinónimo de su propio nombre. © www.economiaparatodos.com.ar

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