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jueves 25 de septiembre de 2008

Cristina y el primer mundo

Más allá de las interpretaciones políticas o económicas, vale la pena reflexionar sobre el significado de las palabras de Cristina Kirchner en Nueva York.

Ante el impacto de la crisis financiera en los Estados Unidos, con la caída de Bancos de Inversión cono Lehman Brothers o la Aseguradora AIG, la Presidenta de la Nación ha manifestado “que el primer mundo se cae como una burbuja”, añadiendo que la Argentina sigue firme en su crecimiento y desarrollo.

Mas allá de interpretaciones políticas o económicas sobre sus dichos, cabria indagar sobre el significado de sus palabras para analizar la situación del primer mundo y de nuestro país. En primer lugar, no hay dudas que este fenómeno financiero actual se debió a una burbuja del sector inmobiliario norteamericano, y que a partir del incumplimiento de hipotecas de alto riesgo, ha evidenciado como se estructuró este sistema de crédito blando y cobertura de inversiones.

Ello nos lleva a preguntarnos: ¿El primer mundo es lo que es solo por el fomento y mantenimiento transitorio de una burbuja especulativa cuyas bases no eran sustentables? ¿Se cae el primer mundo ante el rompimiento de esta burbuja de riqueza ficticia?

Ante todo, deberíamos aclarar si el primer mundo es solo Estados Unidos y Gran Bretaña, o si Alemania, Francia, Suiza, Holanda, Canadá, Irlanda, Noruega, Suecia, Finlandia, Japón, Corea del Sur, Singapur, Australia y Nueva Zelanda, entre otros, no forman parte también de él.

Si tomásemos a todos estos países, bien lejos estaríamos de calificar la situación como de “caída del primer mundo”. Como bien se sabe, todos estos países no se han desarrollado de la noche a la mañana y menos por burbujas poco sustentables.

En segundo lugar, cabe destacar que esta no es la primera crisis de tipo especulativa. Recordemos la caída de las “punto.com” a fines de los 90, las cuales habían sido depositarias de excesivas inversiones, que luego se desmoronaron. Ello no afectó sustancialmente el funcionamiento de la economía norteamericana.

A su vez, la gran crisis de los años 30 también se inició en los Estados Unidos y le llevó más de 10 años recuperarse, impactando en otros países desarrolladlos. Sin embargo, eso no significo “la caída del primer mundo”.

Lo que ha caracterizado al desarrollo del primer mundo poco tiene que ver con burbujas financieras y especulativas. Las razones son de tipo más estructural, caracterizadas por una promoción y fomento de la actividad privada, un sistema financiero canalizador de los ahorros de la sociedad hacia el proceso de inversión, y un Estado que actúa como justo distribuidor de riqueza brindando servicios de calidad en educación, salud, seguridad y transporte.

Todo ello, ¿se manifiesta en la Argentina humilde, trabajadora, y firme de nuestros tiempos, descrita por la Presidenta? En realidad, podemos afirmar todo lo contrario. Nuestro país se ha caracterizado por buscar beneficios en escenarios coyunturales como atajo del camino al desarrollo.

Que fueron y son sino el proceso de industrialización forzada y limitada al consumo interno, las deudas internas y externas para mantener el déficit del Estado, la inflación alta y permanente, la convertibilidad como salvación, y el mito del tipo de cambio competitivo. En tiempos actuales, ¿Acaso la inflación medida por el Indec, los números de la pobreza y el crecimiento que se informa, no son también “burbujas ficticias”?

¿No son también una burbuja los precios que se pagan por la energía y el transporte, junto a los cada vez mayores subsidios que se destinan a mantener un servicio crecientemente deficitario e ineficiente? ¿No estaremos despilfarrando los recursos generados por la burbuja de los altos precios de las materias primas, no sabiendo si vamos a contar nuevamente con un escenario tan favorable?

El primer mundo también se guía por la coyuntura, como lo muestra la actual crisis, pero ello no afecta su estructura de funcionamiento a largo plazo. Y esto ocurre porque los procesos de inversión privada y del Estado generan valor y riqueza permanente. Citemos por ejemplo el sistema de transporte. En el primer mundo, las redes de colectivos, trenes, subtes y autopistas son fundamentales como expresión de mejor calidad de vida y de infraestructura necesaria para el desarrollo.

¿Qué ocurre aquí? Nunca se ha recaudado y gastado tanto en obra pública y subsidios, sin embargo los transportes funcionan cada vez peor, los caminos se deterioran y prácticamente la infraestructura y red de comunicaciones sigue siendo la misma que hace diez años.

Pero los Kirchner, entre tantas contradicciones que presentan, han mostrado admiración por el ahora denostado primer mundo. Recordemos cuando el ex Presidente viajaba a Nueva York y manifestaba que dicha ciudad era lo que él quería que la Argentina fuese.

Cabe aclarar que las políticas aplicadas por el kirchnerismo (intervención del Estado, regulaciones, capitalismo de amigos, entre otras) no son precisamente las que llevaron a que Nueva York sea lo que es. O que decir de la actual Presidenta, que defiende el modelo productivo pero a la hora de consumir decide comprar sus carteras en París.

El matrimonio Kirchner tampoco tuvo antes de ejercer el poder la idea de conocer el primer mundo. Pese a la fortuna que ya ostentaba antes de 2003, Néstor Kirchner no había realizado ningún viaje a la “burbuja del primer mundo”.

Luego de lo descrito surge entonces otro interrogante: O los Kirchner no saben ni entienden lo que es y representa el primer mundo. O no quieren que la Argentina transite el camino hacia él. En cualquiera de los dos casos, y de seguir guiándonos por lemas y paradigmas coyunturales de falsos atajos al desarrollo, seguramente no formaremos parte del primer mundo. © www.economiaparatodos.com.ar

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