– La semana pasada usted dio una conferencia que se tituló “La tormenta perfecta”. ¿Podría explicarnos cuál es esa tormenta que se avecina?
– La “tormenta perfecta” se refiere a que tenemos un gobierno que, dejando de lado si es con buenas intenciones o es sólo porque le sirve, se dice a sí mismo “progresista” y, por lo tanto, vive pensando cómo favorecer a los sectores de menores recursos. La “tormenta perfecta” hace que, por una serie de cuestiones que tiene la economía argentina, todo lleve a que los sectores de menores recursos sean los que quedan peor posicionados. Con lo cual, si estamos haciendo progresismo, nos estamos equivocando, porque no estamos logrando lo que supuestamente queremos. El gobierno no está logrando ayudar a la gente que dice querer ayudar. Está desfavoreciendo a los de menores recursos. Sobre ellos se viene la tormenta.
– ¿Podría enumerar cuáles son sus argumentos para sostener esto?
– El desempleo es una de las razones. Si uno mira las tasas, y los datos no son míos sino de la Sociedad de Estudios Laborales, de Ernesto Kritz, hoy hay un 10% de desempleo. De esto, en el sector negro de la economía, que yo llamo el “sector off line” de la economía, los que están afuera del sistema, los que serían los “indocumentados”, tienen un 20%. En el sector blanco de la economía, hay un desempleo friccional del 4%. El sector moderno –las empresas más pujantes, las que tienen todos los papeles en regla y que involucran a más o menos 5 millones de personas– tiene un desempleo del 3 o 4%.
– Mucho menos.
– Sí, y no consiguen empleados porque los que están en el sector negro -que representan al 20% de la población- no tienen, lamentablemente, la capacitación como para acceder a conseguir un puesto en el sector blanco. Éste ya es un punto importante de “la tormenta perfecta”.
– En realidad, hay dos tasas de desocupación. Está la que incluye los beneficiarios de planes Jefas y Jefes de Hogar, a los que se considera como ocupados. Por supuesto, esta tasa da un porcentaje más bajo de desempleo, obviamente.
– Claro.
– Y después está la tasa corregida sin esos planes. Sin embargo, el otro día, revisando los datos del sitio web del INDEC, hay una nota a pie de página para el dato de esta última tasa que dice algo así como que hay algunos casos en los que se incluyen, de todas formas, planes Jefes y Jefas cuando hacen alguna prestación. Con lo cual, ese 10% declarado habría que revisarlo porque es difícil saber qué están metiendo y qué dejan afuera.
– Sí, eso es totalmente cierto. Pero más allá de la aclaración, muy válida por cierto, comparando los grandes números, frente al 3 o 4% y 20%, los 2 puntos más o menos de los planes, terminan siendo irrelevantes. Y lo digo con dolor, pero es así.
– ¿Cada punto son alrededor de 100 mil personas?
– Me parece que un poquito más. En este momento no lo recuerdo bien. Le decía, entonces, por un lado, el sector blanco está creciendo fuerte, está con pleno empleo, el consumo está creciendo en forma pujante. Por otro parte, ahora vienen las paritarias que también van a ser sobre este sector. Es decir, los sindicalistas que nosotros conocemos no se ocupan de defender al sector negro, al 45% de la población que está en el sector marginal, sino que se ocupan de defender a quienes les pagan sus sueldos, que son los que están afiliados al sindicato, que obviamente están en blanco. Con lo cual, los salarios van a subir. La presión salarial sobre el sector formal de la economía va a ser muchísimo mayor que sobre el sector negro, porque a esos empleados no los defiende nadie. Entonces, este es, podríamos decir, el “segundo de los problemas climáticos” por el cual se explica también porqué los sectores de menores recursos son los que están peor posicionados, más allá de los discursos. Por otra parte, los salarios del sector blanco ya están en un promedio de $1242, mientras los salarios del sector negro están en $517, es más del 50% la diferencia. Con lo cual ya se parte de un abismo inicial muy fuerte. El empleado que está en blanco, sólo por eso, aunque sea está mucho mejor. Encima ahora acaba de aumentar la base imponible para el Impuesto a las Ganancias, con lo que va a mejorar aún más su salario. De esta manera, toda la economía parece ir configurándose para que los que están en el sector blanco sigan mejorando. Y la verdad es que son los que de todos, menos necesitan. Que la economía sea toda blanca conviene para que avance la Argentina, pero lo concreto es que tenemos un 45% de la población que no está en ese sector.
– En la distribución del ingreso la gran brecha no está entre los que más tienen y los que menos, sino que entre los mismos asalariados hay una gran diferencia.
– Con respecto a la crisis de 2001, los que están en blanco en promedio ya recuperaron su salario. En términos reales de poder adquisitivo están un 9% por encima de lo que estaban antes de la crisis. Mientras que los salarios en negro están en un 25% por debajo. Es decir, que los que debieran recuperar son los que están en negro porque ganan menos, porque tienen más desempleo, porque no tienen obra social, porque no tienen sistema previsional, no tienen cobertura, nada.
– ¿Cuáles son otros factores de “la tormenta”?
– Uno es que, como decía antes, los trabajadores en negro no tienen capacitación y, por tanto, no aplican para pasar al sector blanco de la economía. Y como último factor, la inflación complica más también a los que están en el sector informal de la economía que a los que están en el formal. ¿Por qué? Porque los productos que consumen son básicamente alimentos y bienes de uso necesario, que son los que más aumentaron. La devaluación de 2001 aumentó más los precios de los alimentos que los de otros productos.
– Hay dos sectores que son los que más aumentaron: alimentos e indumentaria. Después sigue el resto.
– Lo que pasa es que, además, la política económica actual pareciera ser que está generando más inflación sobre estos sectores que sobre otros.
– Su canasta de consumo recibe pleno impacto inflacionario.
– Exactamente. Para concluir, lo que se ve es que hay una configuración de la política económica, y que no es porque yo diga que sea a propósito, pero que genera de alguna manera efectos no deseados de lo que se está haciendo. Esto lleva a que aquellos a los que el gobierno más afirma querer defender, y que es ese 45% de la gente, sean los que peor la estén pasando. Por eso es que yo llamo a esto “la tormenta perfecta”, porque hay una serie de factores que se han combinado y que sumados terminan haciendo que los que están a la intemperie, y sin siquiera piloto, se liguen una tormenta de las grandes.
– En la película eran tres tormentas que se juntaban, acá son por lo menos cinco o seis. Pero lo que no sabemos es cómo va a reaccionar ese sector al que se le viene esa tormenta. Éste es un dato que no conocemos.
– Por eso es que en la Argentina resulta tan conveniente una actitud populista, me parece. La verdad es que yo no tengo muy claro cómo termina esta historia, pero sé que es complicada. Y en estas situaciones complejas, aquí, pareciera ser que lo que funciona con la gente de menores ingresos, lamentablemente, es el populismo, la dádiva, los regalos, el asistencialismo para calmarlos.
– Siempre me dio mucha pena Celestino Rodrigo al que siempre se lo critica por lo que hizo en 1975. En realidad, lo que se ligó fue el cachetazo por el lío que había armando Gelbard anteriormente. Rodrigo lo que hizo fue destapar la olla. Y lo que yo veo es tal distorsión de precios relativos en la Argentina y todos estos problemas que se están gestando, que mientras que los podamos mantener por un tiempo, todo bien. O, al menos, se puede “zafar”. El tema es cuando venga alguien y diga: “esta olla ya no aguanta más, la presión es tanta que hay que sacar la tapa porque va a explotar”.
– Es así. Nosotros somos sobrevivientes. En las últimas décadas tuvimos cuatro crisis terminales como la de Rodrigo. ¡Cuatro! La verdad es que somos valientes. © www.economiaparatodos.com.ar |