En nuestra querida Argentina hay temas que son o eran tabú en la escuela: hoy debatimos si debe o no darse educación sexual, pero hace años hubiera sido impensable que alguien nos hablara de sexo, si no fuera con la tácita o explícita complicidad del alumnado. También la política, entendida como política partidaria, es otro de los temas que cuesta que los docentes hablen en el ámbito escolar, pues teóricamente debemos ser neutrales para no influir sobre las conciencias de nuestros alumnos.
Sin embargo, hay un tema del cual no se habla, que me llama poderosamente la atención, ya que es la sociedad toda la que lo ve como uno de sus objetivos y en general lo relaciona con el éxito: el dinero.
Es cierto que en la antigua secundaria, en tercer año, existía la materia Contabilidad y que en el actual Polimodal hay una orientación dedicada a la Gestión de las Organizaciones. También es cierto que en algunas materias se enseñan qué son los cheques, las notas de crédito, de débito, las facturas, los recibos, etcétera. Pero la realidad nos indica que en la escuela nadie intenta enseñarnos cómo ganar y, además, cómo administrar el dinero. Parece ser que “dinero” es una mala palabra en el ámbito escolar, cuando extramuros da la sensación de que es el motor de la humanidad, o al menos de gran parte de ella.
¿Cuál es el motivo para que “plata” sea prácticamente una mala palabra dentro del aula? Lo ignoro. En mi infancia tampoco se hablaba de plata en el hogar (ojalá lo hubieran hecho: me hubieran ahorrado muchos “aprendizajes”). Como contrapartida, tanto en la escuela como en casa, se hablaba y habla de trabajar con esfuerzo. Supongo que puede provenir de siglos de cultura al respecto, la respuesta deberían darla los sociólogos. Desde lo pedagógico habría que plantearse el desafío de enseñar acerca de estos temas.
¿Por qué me parece que habría que enseñar a ganar dinero y administrarlo con éxito? Primero, porque siempre defendí que la escuela debía educar para la vida. Y, me guste o no me guste, la realidad marca que casi todo se mueve por dinero. Lo segundo es que basta con observar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que mucha gente que trabaja muy bien no sabe administrar lo que gana. Una gran cantidad de personas (me animaría a decir que la mayoría) gasta más de lo que gana. Y creo que esto es educable desde la escuela.
Puede que la escuela enseñe a trabajar, a esforzarse por ser el mejor en el oficio y profesión de cada uno. Pero en eso se queda. Habría que enseñar también a generar oportunidades de trabajo, a conocer los propios puntos fuertes y débiles para poder aprovechar unos y evitar otros, a ser eficientes en nuestro trabajo.
La “administración de dinero” debería ser una materia obligatoria, donde con simulaciones se trabajara por ensayo y error. Imagínense si a través de esta materia lográramos que nuestros funcionarios mejoraran en el uso de nuestros fondos (probablemente la carga impositiva caería a menos de la mitad, y encima todos tendríamos plata para pagar esos impuestos). En este sentido, hay algunos esfuerzos aislados, pero debería ser algo institucionalizado en los programas de estudio. Dado que uno de los criterios para seleccionar los contenidos de la Ley Federal de Educación fue la “significatividad social” de los mismos, me parece que se olvidaron de poner el que parece ser el más significativo para la sociedad.
Si realmente queremos educar para la vida debemos empezar a hablar en la escuela de la manera de ganar y administrar plata: si seguimos con la idea de que “de eso no se habla” le estaremos produciendo, sin querer, un enorme mal a las futuras generaciones. © www.economiaparatodos.com.ar
Federico Johansen es Licenciado en Ciencias de la Educación (UBA). |