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jueves 3 de marzo de 2005

¿De quién toman ejemplo los jóvenes? (Nota II)

La escuela y el hogar ya no son los únicos que moldean la conducta y valores de los niños y adolescentes. Hoy, los estímulos son diversos y es preciso estar atentos.

Explicaba en la primera parte de esta nota que, contrariamente a lo que ocurría en un pasado lejano, los jóvenes tienen hoy muchos agentes de transmisión de conductas, además de su propio hogar y la escuela, y que en algunos casos esas conductas no coinciden con lo que familia o escuela desearían transmitirle. En el artículo anterior le tocó el turno a la televisión. Ahora es el turno de la sociedad.

Una de las conductas que creo que no coinciden con lo que la familia y la escuela, o incluso la misma sociedad en un plano teórico desean transmitir, es la impunidad. Queremos enseñar a nuestros hijos que se hagan responsables de las consecuencias de sus actos –las buenas y las malas– pero continuamente ven “en la calle” que esto no es así. Por ejemplo, los piqueteros cortan calles, rompen coches e incluso agreden a la gente y no pasa nada. Pero también todos nosotros contribuimos a que se rompan las leyes sin ninguna consecuencia, y circulamos en auto a más velocidad de la permitida, o hablamos por celular mientras manejamos, o estacionamos donde queremos. Y no pasa nada. El claro mensaje es: rompamos la ley que nada sucede. En este sentido, tampoco nuestras conversaciones son muy edificantes: hablamos pestes de los corruptos (con nombre y apellido) pero nuestros jóvenes ven que éstos circulan por la calle como si fueran los mayores benefactores de la humanidad, o incluso ocupan cargos de importancia, o aparecen en los medios de comunicación como modelos a imitar. Nuevamente la conducta que están mamando es clara: no pasa nada si se rompe la ley. La impunidad se predica con el ejemplo en cada instante.

Otra conducta que podemos encontrar a cada paso, y que tampoco parece ser algo que los padres y la escuela quisieran transmitir, es la discriminación. Los boliches bailables donde van los jóvenes discriminan en la entrada (para gran alegría de los jóvenes que de esa forma se sienten “exclusivos”) y dentro de los boliches hay espacios para VIP´s. Hay estacionamientos en la calle reservados para embajadores, jueces, diputados, senadores, gobernadores, etcétera. En los aeropuertos también hay salas para VIP´s. Es decir: predicamos que todos somos iguales –e incluso nuestra Constitución lo recoge– pero por lo visto algunos son más iguales que otros. Los jóvenes van aprendiendo desde su más tierna infancia que hay privilegiados y que hay que discriminar, aunque en la escuela y en el seno familiar se les intente inculcar lo contrario. Hablamos peyorativamente de las clases sociales que no son la nuestra delante de los chicos sin darnos cuenta de que estamos fomentando conductas discriminatorias. ¿Tendrán la culpa los jóvenes cuando actúen discriminando al distinto?

Por último, otra de las conductas en la que solemos encontrar una enorme contradicción entre lo que se propone en la casa o en el colegio y lo que la sociedad muestra es el “respeto por la autoridad”. Nadie se hace problemas cuando en la cancha se insulta al referí, recordando a todos sus ancestros. Nadie se hace problemas cuando no respetamos al policía que nos da una indicación. Hablamos mal de los maestros o directivos de las escuelas delante de los hijos-alumnos. Predicamos que hay que respetar a la autoridad pero bombardeamos con todo desparpajo a las personas que por su cargo tienen autoridad. Y lo hacemos delante de los niños y jóvenes. Nuestra incoherencia en este sentido alcanza límites insospechados: “tenés que obedecerme sólo porque soy tu padre”, pero por lo visto a la maestra no hay que obedecerla sólo por ser la maestra.

En resumen, nuestros jóvenes están expuestos a conductas probablemente reñidas con los valores que decimos sustentar. Al menos intentemos corregir aquellas de las que somos responsables. (continuará) © www.economiaparatodos.com.ar



Federico Johansen es docente, director general del Colegio Los Robles Pilar y profesor de Política Educativa en la Escuela de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UCA (Universidad Católica Argentina).




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