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jueves 29 de agosto de 2013

El blue, protagonista: su escapada valida a quienes usan al «dólar de convertibilidad» como referencia

El blue, protagonista: su escapada valida a quienes usan al «dólar de convertibilidad» como referencia

Los inversores hacen su propia «cuentita» para saber si está barato. En base a ella deciden si compran y, de hacerlo, empujan la cotización del billete informal al alza. El «valor teórico» y la razón por la que aumentará, pese a los esfuerzos del Gobierno. Su precio para fin de año

A partir de la instauración del cepo cambiario, el dólar blue se transformó en uno de las principales variables de referencia de la economía.

No es para menos, habida cuenta de que su precio ya se sitúa a una distancia de casi el 70% respecto al valor oficial. 

Varios funcionarios, como el vicepresidente Amado Boudou o la titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, se encargaron durante largos meses de «ningunearlo» y de restarle importancia. 

También el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, minimizó sus efectos sobre la vida cotidiana, al señalar que el mercado en el que opera es ínfimo y al que sólo accede un número limitado de argentinos. 

Sin embargo, la preocupación en el Gobierno existe y, lejos de actuar según estos dichos, había puesto inicialmente todos sus esfuerzos en contener su escalada, consciente de la importancia que tiene como valor de referencia en distintas actividades de la economía real. 

Tal es así que el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, hace meses que intenta «amedrentar» a los cambistas de la city en su intento de ponerle un freno a la suba de su cotización.

Las «manos amigas», es decir, varias financieras a las que se les ha hecho llegar «billetes frescos» para aumentar la demanda -y así calmar su precio ante la avidez por divisas- estuvieron a la orden del día.

También la Anses hizo su parte, «liquidando» tiempo atrás bonos y acciones dolarizados para reducir el precio del dólar de «conta con liqui» para que esta baja presione, a su vez, al blue. 

Esto, luego de las señales de alerta que se prendieron en la administración K, cuando el billete paralelo tocó los $10,50 en mayo.

Lo cierto es que la acción conjunta logró bajarlo a $8, pero esto duro sólo unos pocos días.

Luego, el informal volvió a subir y hasta se dio la paradoja de que el mercado llegara a convivir con un «blue del blue».

Es decir, un desdoblamiento del informal, con un precio «dólar Moreno» que se muestra para contentar al funcionario y otro superior que es el que realmente se pacta en las cuevas.

Lo cierto es que ninguno de los esfuerzos oficiales sirvió y, lo que es peor aun, es que el Gobierno se quedó «sin el pan y sin la torta». Es decir, con un valor alto (ahora por encima de los $9) y habiéndose la Anses desprendido de más de u$s1.000 millones de títulos de su cartera que en algún momento deberá recomponer.

La «cuentita» de los inversores

En definitiva, siempre se buscó atacar los síntomas y no las causas del avance del blue.

Desde principios de enero a mediados de agosto su precio se incrementó nada menos que un 40%, superando ampliamente la evolución del tipo de cambio oficial que -pese a la acelerada de los últimos meses- muestra un avance del 14%.

Esta disparidad hizo que la brecha entre ambos crezca hasta casi el 70 por ciento actual. 

El analista Carlos Melconian sintetiza en una sola frase su parecer sobre el problema de fondo que afecta al mercado cambiario: «En la economía sobran pesos y faltan dólares».

Él es de los que cree que la gran falencia de la economía es que el déficit obliga al Gobierno a emitir, y que parte de esa emisión se va a activos dolarizados, como lo es el blue, lo que inyecta más presión en el mercado cambiario. 

El analista Miguel Bein comparte tal visión: «Cuanto más expansiva sea la política desde el lado fiscal, más contractiva deberá ser del lado monetario, si se pretende limitar el impacto sobre la brecha cambiaria». 

Lo cierto es que en el gremio de los economistas existe consenso de la estrecha relación que hay entre la cantidad de pesos que circulan y el valor del blue.

¿Y por qué el Banco Central emite? Para asistir al Gobierno, «bancar» el elevado gasto público y cumplir con ciertas cancelaciones de deuda. 

A contramano de esta mayor emisión se da la fuerte caída de las reservas, de unos u$s10.000 millones sólo en el último año.

Los inversores hacen sus propias cuentas y tienden a comparar ambas variables. Es decir, el total de pesos que están «dando vueltas» en la economía y las tenencias del Banco Central. 

Y en base a esta relación sacan un valor de referencia, que en la jerga se conoce como «dólar de convertibilidad».

En buen romance, dividen el total de moneda local por dichas reservas y llegan a una cifra orientativa, que les indica cuál debería ser el precio «teórico» del billete verde.

Un ejemplo: si hay $100.000 millones «dando vueltas» y en las arcas del BCRA existen u$s20.000 millones, dicho valor de referencia es de $5. Si existen $200.000 millones contra u$s10.000 millones esa referencia pasaría a $20.

Esta «cuentita» no es compartida por algunos funcionarios, como el viceministro de Economía Axel Kicillof, que sostiene que esta visión es propia de un enfoque monetarista de la década del 90.

Pero lo cierto es que si se observa la evolución del blue a lo largo del último tiempo, todo indica que los inversores tienen muy presentes «su cuentita».

El blue «real» frente al «enfoque Kicillof»

Desde que se estableció el cepo cambiario (octubre 2011), el crecimiento del blue viene respondiendo a rajatabla a los niveles teóricos que surgen de comparar base monetaria versus reservas. 

En esa época, el dólar oficial cotizaba a $4,26, el marginal a $4,48 y la brecha no superaba el 5%. Dos años atrás:

•             La base monetaria era de $191.000 millones (dinero circulante más depósitos en cuentas corrientes).

•             El stock de reservas en manos del Banco Central, era de u$s48.000 millones.

•             Así, el llamado «dólar de convertibilidad» daba como referencia un valor del orden de los 4 pesos. 

Con el transcurso del tiempo, la brecha entre ambos indicadores fue sufriendo fuertes oscilaciones.

Desde hace ya casi cuatro meses, el precio del informal se viene ubicando muy cerca del valor teórico. Ello se hizo más que evidente en la primera semana de agosto, pues:

•             El precio del blue era de $8,84.

•             En tanto, el «dólar de convertibilidad» arrojaba una cifra de $8,89.

Una semana más tarde, los últimos datos brindados por el Banco Central permitían calcular un dólar teórico de $8,71, mientras que el blue subía a $8,90. 

El siguiente gráfico muestra cómo, pese a los vaivenes y a la intervención oficial, ambos corren «casi de la mano».

El huevo o la gallina

Al observar este comportamiento, surge una pregunta de rigor: ¿cuál de los dos es el que toma la iniciativa?

Todo indica que el que suele picar en punta es el teórico, que luego arrastra al blue.

O -dicho de otro modo- es el que marca cuándo los inversores ven al informal rezagado (frente al cálculo «de convertibilidad» que ellos hacen) y los predispone a comprar, lo que termina incrementando la demanda y elevando la cotización en las cuevas.

De modo tal que cuanto mayor es la emisión, más se deteriora la relación «base monetaria- reservas». Así, el valor teórico de referencia sube y arrastra al informal.

Por lo pronto, la cantidad de dinero creció un 13% desde principios de año y las divisas estadounidenses en manos del BCRA cayeron un 15%.

Dime cuánto emites y te diré el precio del blue

Para Diego Giacomini, de Economía & Regiones, «la pérdida de reservas es el mejor termómetro de la inconsistencia de las políticas económicas que se emplean en Argentina. En el largo plazo, esto conduce a malos resultados en términos de crecimiento, generación de empleo, inflación y estabilidad».

«Un país no puede expandir su gasto público un 34% y, al mismo tiempo, impulsar la base monetaria al 36%, en términos interanuales. Es imposible lograr así que la inflación sea de un dígito y que el tipo de cambio permanezca sin moverse», resume Giacomini.

«Ante esa inconsistencia, el Gobierno, en vez de cambiar sus políticas, profundiza los errores», agrega.

Y ejemplifica que en 2011, cuando la fuga de capitales mostraba que el dólar estaba barato y había que corregir ese desajuste, en lugar de hacerlo, optó por imponer el cepo cambiario que agravó toda la situación.

Desde el Estudio Bein sostienen que la inconsistencia fiscal, producto del financiamiento pleno del Banco Central al Tesoro (de todos los pesos y de todos los dólares que necesita), agudiza la presión cambiaria.

«La foto actual del dólar de convertibilidad asciende a un precio cercano a $9, pero su dinámica se irá deteriorando dependiendo directamente del escenario fiscal de los próximos meses», asegura el informe de la consultora.

Bein subraya que «la caída en el precio de la soja agrega un componente de presión adicional, dado su impacto en la oferta de dólares, pero también por las dificultades de sostener el esquema de retenciones en los niveles actuales y su impacto sobre la brecha de pesos».

Algunos economistas alegan que, pese a las situaciones estacionales, como el turismo -o más allá incluso de la injerencia oficial en el mercado cambiario- no hay que perder el foco en el factor que más fogonea la cotización.

«La verdad es que todos los otros elementos me parecen marginales. Lo que hace subir el precio del blue es el ritmo de emisión», opina Nicolás Dujovne, ex economista jefe del banco Galicia.

En esto también coincide el analista Salvador Di Stéfano: «Es evidente que las presiones sobre el billete informal vienen por el lado de la base monetaria. Tal es así que si el Gobierno frenara la emisión, para fin de año el dólar de referencia (base versus reservas) estaría en 8,42 pesos».

Pero esto parece ser poco probable, dado que, según Dujovne, «tendrá que emitir cerca de $10.000 millones por mes para cubrir las obligaciones fiscales».

¿Qué pasaría entonces si el Banco Central sostiene ese ritmo? «Esto elevaría la base monetaria a $400.000 millones que, comparada con las reservas, que bajarían a u$s35.000 millones hacia finales de año, daría como resultado un dólar teórico cercano a los $11,50», concluye Di Stéfano.

En este pronóstico coincide el analista Tomás Bulat, que le suma el factor inflación y pronostica que el blue se ubicará entre los $10 y los $11 para diciembre, muy cerca del «dólar de convertibilidad».

Fuente: www.iprofesional.com