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jueves 17 de abril de 2008

El día de la risa

Nuestros gobernantes y líderes políticos cada vez son mejores comediantes. Por suerte, ya que así podemos contar con ellos para que nos alegren el día y nos hagan olvidar de los problemas.

El viernes 11 de abril debería ser instituido como el día de la risa. Sería un acierto mundial que un país le pueda dedicar ese nombre a un día de conmemoración a lo que, de no ser tomado con humor, sería dramático.

Ese día, el Gobierno informó a través del INDEC que el aumento en el índice de precios del mes de marzo había sido del 1.1%. Las tomaduras de pelo, las cargadas y los chistes estuvieron a la orden del día durante toda la jornada en los diarios, en los programas de radio y televisión y en las reuniones de amigos.

Luego de vivir un mes sumidos en la anarquía de la movilización agropecuaria y en el desbande de los precios en todos los rubros de la economía, palpables por el solo hecho de salir a la calle, el Gobierno tenía el descaro de publicar aquella cifra.

Lo primero que escuché sugerir acertadamente fue el urgente despacho de una carta de disculpas firmada por el siempre exaltado ex presidente Kirchner a la gente del campo a quienes en el pico del conflicto había acusado de ser la causante del aumento de los precios que debía pagar el pueblo argentino por sus productos.

La información publicada por los organismos del gobierno que preside su esposa, de ser ciertos, significan una enorme desmentida a tan temeraria acusación.

Pero los motivos de las carcajadas no terminaron allí. Ese día todos los medios reprodujeron las declaraciones que ex presidente había producido en la reunión partidaria del justicialismo el día anterior.

Allí, Kirchner había dicho que la confrontación debía terminarse y que lo que debía reinar entre los argentinos eran el amor y la armonía.

Y aquí sí que los yeseros del país deberían haberse preparado para reforzar las quijadas de todos nosotros, que corríamos el riesgo de sacárnoslas de lugar por los espasmos de risa que produce el escuchar esto de la boca de la misma persona que se pasó cinco años estimulando la división, las heridas de los argentinos, incitando al resentimiento de unos contra otros, gastando unas energías enormes para pretender convencer a unos de que la culpa de los males que padecen es obra de aquellos a los que le va bien, que la pobreza de unos es la contracara de la riqueza de otros. Ese tiempo cargado de una furia inédita que se instaló desde el mismo 25 de mayo de 2003, parece que debe tornar ahora en amor y armonía. Más risa terapéutica.

Sin embargo, como la naturaleza del escorpión siempre lo traiciona, en el mismo discurso, Kirchner no perdió oportunidad para seguir arengando al odio cuando dijo el siguiente exabrupto refiriédose a la situación de Luis Patti: “Primero”, dijo Kirchner “(Patti) debe probar su inocencia”. ¿Cóooomoooo? ¿Qué Patti debe probar su inocencia…?

La verdad es que hasta ahora solo se dudaba de la calidad de abogada de su esposa, pero el título de él, nunca se había controvertido. Con esta aseveración, que hubiera bastado para que cualquier profesor de derecho penal hubiera echado de la mesa de examen a cualquier estudiante principiante, el ex presidente echa una duda enorme sobre su calidad de abogado.

Todo el mundo sabe que nuestro derecho penal se basa sobre el principio de inocencia y que lo que se debe demostrar en los estrados de la Justicia es la culpabilidad, momento hasta el cual toda persona es considerada inocente.

¿Será que, pese a sus dichos sobre la armonía y el amor, el resentimiento sigue nublando la visión Kirchner y eso le hizo olvidar lo que debió aprender en las aulas del Derecho? Aquí las cualidades curativas de la risa deberían extremarse al máximo para que surtan el efecto de hacer olvidar o de alivianar tanto ensañamiento.

Pero los motivos para la hilaridad continuaron. El mismo día tanto el ex presidente como el actual ministro de Justicia, Aníbal Fernández, dijeron que cortar rutas era un delito. ¿No me digan?, ¿en serio? La verdad es que si no lo hubieran dicho ellos, nadie lo hubiera sospechado porque el país viene soportando desde hace cinco años de cortes de rutas, de calles, de avenidas, de puentes… Nada se ha salvado en la Argentina en materia de coartar la libertad de circulación sin que ninguna autoridad, empezando por Kirchner y Fernández, hicieran algo por evitarlo. Antes bien, mucha parte de la sociedad ya tiene claro que esos cortes fueron hechos, sino con la orden, al menos con la connivencia del gobierno. Pero en el día de la risa, nos desayunamos que es un delito.

Dicen que el humor es una de las señales de la inteligencia. Riamos, pues. Riamos bien fuerte para que quede claro que, además de que alguna inteligencia aún queda en la República, ya no creemos nada de lo que dicen aquellos que deberían ser, en condiciones normales, la encarnación misma de la credibilidad. © www.economiaparatodos.com.ar

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