El mejor plan social es un puesto de trabajo
Cambiar es, justamente, dejar la cultura de la dádiva y del clientelismo político
La mayoría de los políticos suelen hablar de los pobres, unos de buena fe pero equivocados sobre cómo solucionar la pobreza y otros felices, aunque no lo digan, que hayan tantos pobres para ellos mantenerlos y tenerlos cautivos con el voto. En realidad no los mantienen ellos, los mantiene el contribuyente.
La semana pasada en IDEA hubo dos afirmaciones, una de Carolina Stanley y otra de Macri que me generaron preocupación sobre la posibilidad de ir terminando con la pobreza. Personalmente a Macri y a Stanley los colocaría en la categoría de los políticos que realmente están preocupados por la pobreza pero proponen hacer exactamente lo contrario a lo necesario para poder terminar con ella. Voy a ponerlo de esta manera, para el kirchnerismo fabricar pobres es su negocio. A mayor cantidad de pobres, más planes sociales a repartir y en cada elección la amenaza que si ellos no ganan les quitarán los subsidios. Una vil extorsión de una asociación ilícita que necesita que los pobres les mendiguen un plan social para ellos, mientras ellos se dedican a robar descaradamente todo lo que pueden. Posiblemente los k no sean progres, pero aplican políticas progres sabiendo que generarán más pobreza y más clientelismo político. Que el país se destroce económicamente a ellos no les preocupa demasiado porque su objetivo no es mejorar la situación económica del país, sino acumular para ellos los bolsones de euros. Es como el ladrón, no le interesa dejar sin nada al que roba porque su objetivo es maximizar su ingreso, no el de la víctima. En todo caso, el ladrón eficiente dejará que cada tanto la víctima pueda producir algo para luego ir robársela.
Ahora bien, la semana pasada el presidente Macri dijo en IDEA, dirigiéndose a los empresarios: “pueden generar riqueza y ahí uno puede pensar en distribuir”. Lo que Macri le pide a los empresarios es que inviertan, aumenten la productividad, generen riqueza que luego el estado va y les quita esa riqueza (en parte o todo) para redistribuirla. Es decir, le quita lo que le pertenece legítimamente a uno para dárselo a quien no le pertenece. Desconozco quién asesora a Macri en temas económicos, pero claramente no pasa el filtro de un examen de introducción a la economía.
¿Cuál es la propuesta de Macri? Ud. invierta, asuma los riesgos empresariales correspondientes (vender, cobrar lo que vende, asumir los riesgos laborales, etc.) que luego viene el estado, le quita lo que ganó asumiendo el riesgo empresarial y lo reparte entre los pobres.
Con semejante propuesta, solo otro delincuente al que le ofrezcan un negocio cautivo puede llegar a invertir en Argentina. Y al ser un negocio cautivo (proteccionismo, subsidios, etc.) son inversiones de baja productividad, escasa generación de riqueza y, por lo tanto, poco para redistribuir. En rigor este es el modelo de decadencia de Argentina. Empresarios con baja competitividad que piden proteccionismo, subsidios o directamente alianzas corruptas con el estado para hacer obras públicas, y como todo consuelo le tiran un hueso a la gente del producido de ese sistema ineficiente bajo la forma de planes sociales para mantenerla tranquila y siempre enganchada como cliente político.
Quien asesoró a Macri en semejante disparate, claramente desconoce la relación entre crecimiento económico y calidad institucional. No ha leído nada al respecto. Pocos van a invertir en un país para que luego el estado los exprima impositivamente en nombre de la justicia social. Por eso Argentina tiene tanta desocupación y pobreza, porque se persigue impositivamente al que produce. Al que genera riqueza. Al que invierte y crea puestos de trabajo.
El camino es otro, el estado no tiene que redistribuir nada, lo que tiene que hacer el estado es no entorpecer al sector privado para que pueda producir, invertir y hacer crecer la economía. El mejor plan social es un puesto de trabajo. No hay nada más digno para una persona que poder sostener a su familia con el fruto de su trabajo. Y no hay nada más denigrante para una familia que vivir de la dádiva del político de turno.
Cambiar es, justamente, dejar la cultura de la dádiva y del clientelismo político y pasar a un sendero de crecimiento económico basado en inversiones competitivas. Para eso se necesita un estado que no derroche los recursos de los contribuyentes en un gasto público descomunal, que encima no brinda ningún servicio de seguridad o salud para la población. La contracara de un estado sobredimensionado es una presión impositiva asfixiante para el sector productivo. Y la contracara de asfixiar al sector productivo es la desocupación y la pobreza.
Para ver lo confundido que están en el gobierno, recurro a otra declaración de la semana pasada, en este caso de Carolina Stanley que sostuvo en IDEA: «Este país no puede crecer con un 32% de pobreza» No, Carolina, es al revés. Sin crecimiento no se puede eliminar la pobreza. Estás poniendo el carro delante del caballo. ¿Cómo hago para terminar con los pobres si no logro inversiones? ¿Y cómo logro inversiones si me la paso matando al sector privado con regulaciones e impuestos siderales?
No creo que el gobierno de Macri esté buscando generar más pobreza, pero claramente sus medidas de ayudar a los pobres terminan convirtiéndose en más pobreza.
De todo lo anterior no pretendo que de un día para otro se solucione mágicamente el tsunami de desastres económicos que dejó el kirchnersmo. No estoy diciendo que en 10 meses el gobierno tendría que haber terminado con la pobreza y resuelto todos los problemas fiscales, de regulaciones, estados sobredimensionado, etc., pero sí era posible ir a un discurso de grandeza. Un discurso que transmita los valores que alguna vez hicieron grande a la Argentina. Y ese camino no pasa por decir que la gente tiene que producir para que luego el estado le confisque lo producido para poder redistribuir. Ni pasa por demostrar que son sensibles diciendo que este gobierno tiene más planes sociales que el gobierno anterior. Afirmar semejante cosa es afirmar que está fracasando en atraer inversiones, genera puestos de trabajo y lograr que la gente logre sostenerse con el resultado de su esfuerzo.
En síntesis, tengo toda la impresión que Macri está muy mal asesorado económicamente y lo están llevando por el camino del mismo progresismo que condujo a la economía argentina a esta situación de colapso social con millones de pobres.
El primer paso es empezar a cambiar el discurso mostrándole a la gente que el cambio va en serio. El segundo es implementar un plan económico que permita obtener resultados diferentes a los que dejaron los k.
Ayudar a los pobres se logra con calidad institucional e inversiones. El discurso progre de redistribuir solo lleva a hundirlos más en la miseria. Sugiero que dejen de hablar de los pobres y comiencen a aplicar políticas que produzca el mejor plan social que puede haber para un pobre: puestos de trabajo.