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lunes 7 de noviembre de 2005

El mundo no es el enemigo

Los países que lograron revertir un pasado de pobreza y miseria –como España e Irlanda- lo hicieron a partir de comprender que la única manera de progresar es a través de la apertura de la economía y del comercio internacional.

Corría el año 1957 y en España ya habían pasado 18 años del fin de la Guerra Civil. España -con su estatismo, una economía cerrada y todo tipo de controles a los mercados- era el país más pobre de Europa. Su PBI por habitante era equivalente al 58,3% del PBI per cápita de la media de Europa occidental. Eran los años del “milagro” alemán y la recuperación de Japón.

En ese año de 1957, se produce un cambio en el gabinete de Franco, al que ingresa un grupo de tecnócratas que, en 1959, comienza a eliminar regulaciones y, sobre todo, empieza a integrar a España al comercio mundial. Gracias a estos cambios, en 1975, cuando muere Franco, el ingreso per cápita de España había subido al 79% de la media de Europa occidental. Pero hay un dato en el medio de este período. En 1962, los tecnócratas españoles se habían entusiasmado con los resultados económicos que habían logrado, así que decidieron iniciar conversaciones para integrar a España a la Comunidad Económica Europea (CEE). Los miembros de la CEE les respondieron que mientras España tuviera un régimen dictatorial no podían formar parte de la CEE.

Así, la nueva generación de políticos advierte que para que España pueda sostener su crecimiento necesita de dos cosas: a) democracia, y b) integrarse al comercio mundial, particularmente a la CEE.

En 1975, muere Franco y se acelera el proceso de democratización de España. El rey Juan Carlos, que quería un sistema democrático y una alianza con los países desarrollados, remueve de la presidencia a Carlos Navarro Arias, un franquista de la primera hora, y nombra a Adolfo Suárez, quien se va a encargar de iniciar el proceso de transición.

Al mismo tiempo, los socialistas de Felipe González, al ver el avance económico de Europa, empiezan a cambiar su discurso y hasta Santiago Carrillo, dirigente del Partido Comunista Español, modera su discurso prosoviético.

En 1982, Felipe González gana las elecciones y, al ver los resultados de los disparates económicos que estaba haciendo el gobierno socialista de Francia, aplica una política económica que mantiene el rumbo de integrarse comercialmente al mundo. Hoy, España disfruta de un ingreso per cápita de U$S 20.000 por año y ha dejado de ser el país más pobre de Europa.

Irlanda. Corre el año 1987, el país está sumergido en la pobreza y endeudado, los irlandeses emigran en busca de trabajo y se desata una crisis fiscal de gran envergadura. Si Irlanda quiere formar parte de la Unión Europea tiene que poner orden en su economía. La dirigencia política se pone de acuerdo y disminuye el gasto público en términos nominales, abre su economía y baja los impuestos. El objetivo es integrarse económicamente al mundo y atraer la mayor cantidad de inversiones. Hoy, Irlanda tiene un ingreso per cápita de U$S 35.000 anuales y es llamada el “tigre celta”.

España y e Irlanda no le tuvieron miedo al progreso y aceptaron el desafío de cambiar. Sus dirigencias políticas recogieron el guante y tuvieron la lucidez como para conducir el cambio para el progreso de sus pueblos. Dejaron de lado la retórica anti-imperialista y se pusieron a trabajar para sacar a sus países de la miseria. No vieron al mundo como a un enemigo, sino como un aliado con el cual comerciar.

Argentina, 2005. Se inicia la Cumbre de las Américas en Mar del Plata y varios países, entre ellos Argentina, siguen con la cantinela de la sustitución de importaciones, descalifican el ALCA, impulsan la idea de “vivir con lo nuestro” y abogan por regular la economía. El miedo al progreso y a cambiar está presente.

Maradona, los piqueteros, Evo Morales y Hebe de Bonafini encabezan marchas contra Bush y el ALCA, una especie de marcha de los idiotas. Quieren una Argentina similar a la España franquista anterior a la reforma o igual a una Irlanda anterior a 1987. Es más, su modelo es la Cuba de Fidel Castro, en donde la miseria, el terrorismo de estado y el delito de opinar distinto es castigado con 20 años de prisión.

Para ellos, la pobreza es una bendición. Disfrutan viendo a los chicos revolviendo los tachos de basura, a los limpiavidrios mendigando unas monedas en los semáforos, la inseguridad, la indigencia. Eso sí, mientras Maradona marcha contra Bush y el ALCA, firma jugosos contratos con la TV para hacer un programa lleno de frivolidades y tampoco se siente mal por haber amasado una fortuna jugando al fútbol en la Europa capitalista. Claro, los millones de dólares que ganó jamás los habría conseguido en la paupérrima Cuba de Fidel Castro. Tampoco a Maradona se le ocurriría encabezar una marcha contra Fidel por haber exportado el terrorismo a Latinoamérica en los 70 o al África.

Cuando uno ve tanta torpeza en la dirigencia política argentina, con total ceguera de las oportunidades que ofrece el mundo para crecer, tiene que concluir dos cosas: a) que son extremadamente brutos e ignorantes, o que b) les conviene un país pobre y miserable porque ése es su negocio.

La primera alternativa no es para descartar si uno recuerda a un Duhalde llegando de viaje del exterior cuando era presidente y diciendo que no sabía que el mundo estaba tan globalizado. ¡Flor de estadista!

Que Maradona, Evo Morales, los dirigentes sindicales o Hebe de Bonafini protesten no me sorprende. Finalmente, tienen mentalidades autoritarias y desprecian los derechos humanos. Ahora, que la dirigencia política argentina no reaccione frente a tantas evidencias que hoy tenemos en el mundo y que muestran los beneficios de la integración comercial resulta realmente sorprendente.

¿Cuál puede ser el final de esta cumbre? Que Kirchner y Chávez utilicen el micrófono para desplegar su retórica antiimperialista y demagógica, repudiando y condicionando severamente el intercambio comercial. El resultado será que seguiremos con los limpiavidrios mendigando en los semáforos, los chicos revolviendo los tachos de basura y la pobreza e ignorancia dominándonos.

¿Y Bush qué hará? Se tomará el Air Force One de vuelta a EE.UU. y seguirá haciendo tratados de libre comercio con los países que entienden que el progreso no está en el modelo franquista de antes de 1959, sino en la apertura comercial, la bienvenida a las inversiones, el respeto por los derechos de propiedad y la democracia.

Kirchner, Chávez y el decrépito Fidel continuarán cantando loas al aislacionismo mientras buscan de dónde sacar más plata para financiar los planes para atenuar la creciente pobreza.

En síntesis, si efectivamente Kirchner dijo que su modelo de país es España, ¿a cuál se referirá? ¿A la España franquista pobre y asilada o a la España que se integró al mundo? © www.economiaparatodos.com.ar




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