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jueves 3 de enero de 2008

El país serio sigue de vacaciones

Llegó el verano y parece que los argentinos nos hemos olvidado de todos los problemas pendientes que tiene la Argentina: ahora sólo importan el clima y si las playas están llenas.

Es el calor. La sensación térmica finalmente ha podido “limar” (como dicen ahora los chicos) nuestro cerebro y todo cuanto estamos observando no es más que un espejismo, sólo eso. No hay dos presidentes, es un problema de doble visión, la democracia kirchnerista nos permite optar. Quienes prefieren a Cristina tienen su propio canal, los “conservadores” que eligen quedarse con Néstor tienen el control remoto del televisor y en un simple ejercicio de zapping podrán hallarlo en pleno uso (abuso) del mando como si los tiempos no hubiesen cambiado. Y es que sólo cambió el almanaque que tenemos colgado y las agendas que reposan en esta etapa de receso veraniego sobre los escritorios de quienes no quieren saber más nada de qué se trata. Asumamos algo: No es este el pueblo que quería saber qué pasaba. Quedó una suerte de masa solamente interesada por las olas y el viento y preocupada por ver donde clavan la sombrilla en la playa. Pruebas al cántaro:

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Gran parte del periodismo hace el resto: está abocado a misiones de alto riesgo, pasean por la costa intrépidos preguntando con cara de circunstancia a los turistas: “¿Le gusta la playa y el mar?” Pregunta insólita para quien se halla a punto de zambullirse o más desconcertante aún a quienes se la formulan tirados en la arena bajo los rayos de febo. Pero esa es la Argentina, en receso…

Mientras tanto los cortes de luz siguen su curso pero no son siquiera noticia. Mientras tanto veranea también el gabinete y Cristina, y Néstor Kirchner llegó fracasado pero el fracaso no le afecta. ¿Cuándo se ha visto que le afectara una derrota en los últimos cuatro años? No lo rozó ninguna causa o si lo salpicó supo salir ileso y ganar la elección. Es cierto, no fue tan magnánimo el porcentaje de votos que llevaron a la ex primera dama al sillón de Rivadavia pero allí está ella. Lo que resta es lo que ya hemos vivido. Los diarios ya están escritos, el suspenso es escaso. La valija de Antonini Wilson seguirá ofertando capítulos de misterio con poco raiting para el pueblo mientras dure el verano. Los optimistas bregan por algún costo político que pague, finalmente, el kirchnerismo. Más que optimismo sería lo justo, pero la justicia es ya un eufemismo de algo similar a la venganza y al revanchismo.

La “nueva política” es nostálgica. Nos trae el ayer como presente y nos borra el futuro en un acto de magia. La Argentina tiene enero y febrero, ¿para qué pensar más allá? Con eso alcanza máxime si se sale a veranear a la cumbre o a la costa atlántica. No hay pasajes para ningún centro turístico. Es la bonanza de la economía kirchnerista. También ésta permitió que los arbolitos navideños se llenen de paquetes como nunca antes lo han hecho, dijeron varios matutinos. Otro estudio realizado por Poliarquía para la Universidad Di Tella aduce que la confianza del pueblo hacia la presidente aumentó en las dos primeras semanas de gestión: o sea, mientras las calles eran tomadas por hordas de piqueteros, los subtes paraban, las aerolíneas no volaban, los transportes aumentaban tarifas, la luz se cortaba, el agua escaseaba, los sindicalistas debatían a palos y trompadas en las esquinas y se daba a conocer el destinatario de la valija incautada, la campaña. Peculiar forma de confiar en un mandatario tenemos los argentinos. ¿Cuáles serán los parámetros medidos? ¿O con la plata de la valija se costeó también sondeos benévolos al gobierno?

Pero algo pasa, porque los cambios son utópicos, la inseguridad se sigue cobrando día tras día víctimas, los precios aumentan pese a Guillermo Moreno, los derechos humanos sigue siendo limitados: jóvenes idealistas como los miembros de las FARC por ejemplo acá serían sobreseídos e indultados. ¿Y si los invitamos? Y los problemas que se negaron durante cuatro años vuelven a ser negados hoy día pero siguen derivando en medidas para paliarlos. Y así, en este enredo, lo que ayer era malo hoy es bueno: el gobierno de Kirchner no quería el cambio de horario. El gobierno de Cristina lo estableció en tiempo récord. Eso para quienes decían que esta gestión era la continuidad, más de los mismo. Sin embargo contrasta todo esto con la tapa de los diarios de hace cuatro años y las de hoy… Festejamos el 2008 pero es posible que el Secretario de Comercio y en INDEC intervenido nos diga que estamos confundidos, que acabamos de festejar el 2004… No es de extrañar, ese sería el modo del gobierno de asegurarse otra reelección más dentro de 4 años, de lo contrario, cuando acabe el verano, algo puede fallar. © www.economiaparatodos.com.ar

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1° de junio de 2004                                                        21 de diciembre de 2007

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