El plan anti-inflacionario basado en “sarasa”
El Gobierno insiste con políticas para el control de precios que han fracasado en más de 40 siglos de historia económica mundial y con cambiar los funcionarios que las ejecutan
Mientras el BCRA sigue emitiendo a marcha forzada al punto que en lo que va del año el BCRA emitió $ 1,11 billones para financiar el rojo fiscal, siendo el tercer ingreso más importante del tesoro luego de Ganancias y el IVA DGI, Feletti quiere contener la inflación pasando de medir las góndolas a revisar las ganancias de las empresas.
Sobre el tema emisión, es importante resaltar que de esos $ 1,11 billones emitidos por el BCRA para financiar al tesoro, el 70% se concentra en los meses de julio, agosto, septiembre y los primeros 4 días de octubre, con lo cual cabe esperar una mayor expansión monetaria hasta noviembre con el consiguiente impacto inflacionario.
La inflación que hoy quiere domar el gobierno es fruto de la fenomenal expansión monetaria de $ 2 billones que se produjo el año pasado para financiar el rojo fiscal.
Bajo este contexto de desorden monetario que llega al punto de no tener moneda, el nuevo secretario de Comercio, Roberto Feletti, pretende “hablar racionalmente de costos, de márgenes de ganancias; ese es el desafío más grande, lograr que el pueblo pueda ir a una góndola, elegir el producto que le gusta y consumirlo”.
Agregando que “Hoy estamos en la etapa de iniciar la fase de expansión (del consumo). El empleo es una punta y la otra es que esa generación de mayores ingresos no sea absorbida por… Cristina lo definió como 4 o 5 vivos, yo no quiero caracterizarlos más allá de eso”
Rematando con: ”ampliar la producción y que haya precios razonables”.
O sea, un discurso de características de populismo político más que de técnica económica. ¿Quiénes son esos 4 o 5 vivos? Si la economía estuviese abierta, la oferta de alimentos, en variedad y precios, sería muy amplia para el consumidor sin necesidad de que Feletti esté con el garrote en la mano persiguiendo fantasmas.
Respecto a que están en la etapa de recuperar el consumo en una punta con el empleo, conviene recordarle al secretario de Comercio que, de acuerdo a datos del Ministerio de Trabajo, el empleo formal en el sector privado sigue cayendo. En julio había 161.000 menos puestos de trabajo en el sector privado formal respecto a febrero de 2020 y 165.800 puestos menos de trabajo comparado contra noviembre de 2019 y 238.600 puestos de trabajo menos que en enero de 2012. La economía argentina no crea nuevos puestos de trabajo porque las condiciones económicas e institucionales no lo permiten. Maltratan a cualquier que quiere invertir y generar trabajo.
Afirma también Feletti que hay que hablar racionalmente de costos y de márgenes de ganancia. Si de costos se trata, no hay nada más costoso e ineficiente que el estado argentino por su tamaño y su ineficiencia. Con un gasto público consolidado que ronda el 48% del PBI, la gente carece de un buen sistema educativo, de seguridad, de salud y de una justicia eficiente. Y tampoco tenemos defensa nacional.
Con más del 60% del presupuesto dedicado a gasto social, cada vez tenemos más pobres, indigentes y desocupados. Si de costos de trata, no hay sector más caro e ineficiente que el sector público en Argentina.
Antes de revisar la planilla de costos del queso fresco, tal vez Feletti debería hablar con la presidente del senado y de diputados porque cada senador tiene un costo de US$ 156.000 mensuales de acuerdo al presupuesto 2021 y cada diputado tiene un costo de US$ 49.000 mensuales, todo eso para ocuparse de declarar el día nacional del Kimchi o la Capital del Salame Quintero, cuando no le salen más caros a la población sancionando una irracional ley de alquileres.
Pero si de rentabilidad se trata, la pregunta es: ¿cuál es la rentabilidad adecuada que considera Feletti que debe tener una empresa en Argentina? ¿Cómo define rentabilidad justa? ¿Qué son precios razonables para Feletti?
Una economía que no tiene moneda no puede hablar de precios. No hay forma de hacer cálculo económico y, por lo tanto, determinar costos y márgenes de utilidad. Con lo cual, no hay inversiones.
Feletti pretende hacer desde la poltrona de la secretaria de Comercio lo que no puede hacer ningún empresario en Argentina: hacer cálculo económico. Es decir, determinar precios y costos en forma permanente porque el peso es un metro que cambia de tamaño todo el tiempo. Y ese metro móvil que es el peso, se achica día a día por efecto de la destrucción monetaria que hace el BCRA.
También, hablando de costos, tal vez Feletti debería revisar el costo cuasifiscal de absorber más de $ 4 billones vía LELIQs y Pases. ¿Cuál es el impacto sobre el financiamiento del sector privado tener a un BCRA que se lleva entre esos instrumentos y encajes bancarios, más del 70% de los depósitos del sector privado? ¿Cuál es la pérdida del BCRA por haber colocado más de $ 4 billones en LELIQs y PASES? ¿O esos costos no existen para Feletti?
Por otro lado, nada más arbitrario que un funcionario defina qué es una rentabilidad razonable o un precio justo. Hablar de precio justo es desconocer la teoría subjetiva del valor y suponer que los precios se componen de suma de costos, cuando el proceso es exactamente inverso: son los precios que la gente está dispuesta a pagar por cada producto, de acuerdo a sus valoraciones subjetivas, los que determinan los costos en que pueden incurrir las empresas.
Si alguien piensa que puede limitarse a sumar costos sin mirar en qué gasta y a agregar la tasa de rentabilidad que se le da la gana, lo más probable es que quiebre.
El problema de Feletti, como el de muchos políticos que siempre han vivido del Estado, es que no saben ganarse el dinero obteniendo el favor del consumidor. Eso exige lograr una combinación de precio y calidad que satisfaga las necesidades del consumidor. Esa es la forma en que se gana dinero en el sector privado en una economía libre. En cambio, un funcionario como Feletti recibe su ingreso del cobro de impuestos que es una acción compulsiva del estado para tomar parte del ingreso del sector privado.
En el sector privado la gente se gana su ingreso satisfaciendo a los consumidores. En el sector público obtienen sus ingresos usando el monopolio de la fuerza que se les delegó. Los burócratas creen que todos actúan de forma compulsiva como como lo hace el estado para obtener sus ingresos.
Por otro lado, la tasa de rentabilidad que un empresario le puede pedir a una inversión que hunde en un país es totalmente diferente en Argentina que en Holanda. En Holanda las reglas de juego son previsibles y, por lo tanto, el riesgo institucional es bajo. En Argentina las reglas de juego cambian todo el tiempo. La legislación laboral, la carga tributaria, la posibilidad de importar insumos o las regulaciones son imprevisibles, por lo tanto, el riesgo institucional de invertir en Argentina es mayor al de invertir en Holanda. En consecuencia, la tasa de rentabilidad que se le va a pedir a una inversión en Argentina siempre será mucho mayor a la de una inversión en Holanda.
Aunque ya hemos llegado a tal grado de imprevisibilidad institucional (reglas de juego) que no hay tasa de rentabilidad que cubra el riesgo institucional argentino. Por eso hay pobreza, indigencia y desocupación.
En síntesis, Feletti pretende arreglar conversando, un problema que se resuelve dejando de hacer funcionar la maquinita de imprimir billetes y con calidad institucional. Calidad institucional que, si existiera, no existiría el cargo de secretario de Comercio y menos la función que pretende llevar a cabo el flamante secretario de Comercio.
Dicho en términos del ministro Guzmán, Feletti pretende resolver con sarasa un problema económico institucional y de destrucción monetaria. Ya no hay más margen para la sarasa. Se acaba el tiempo.
ESTA NOTA FUE ORIGINALMENTE PUBLICADA EN http://www.infobae.com