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martes 23 de julio de 2013

El «subsidio» al blue: el Gobierno, ante el dilema de seguir gastando para plancharlo o dejar al dólar «en libertad»

El «subsidio» al blue: el Gobierno, ante el dilema de seguir gastando para plancharlo o dejar al dólar «en libertad»

 La administración K había hecho esfuerzos para bajar el paralelo. También puso plata, ya que para contener la suba un tiempo había sacrificado unos u$s1.000 millones de Anses. Ahora se quedó sin una cosa ni la otra. ¿Cuál es la variable clave a seguir para ver cómo evolucionará el billete?

Una sensación de «fin de la tregua» domina el mercado financiero.

Tras dos meses de relativa paz, en los que el Gobierno pudo jactarse de controlar al dólar blue y mantenerlo en el orden de los $8, todo parece haber vuelto a la antigua «normalidad».

Otra vez, el paralelo parece fuera de controly, lo que es peor, da la sensación de que en las semanas previas no había hecho otra cosa que «subsidiar» el precio del billete, interviniendo en el mercado informal para contener su cotización de manera artificial.

Tanto es así que algunos analistas creen que ahora, ante un aumento estacional de la demanda por las vacaciones de invierno, los funcionarios optaron por dejarlo «libre», antes de verse obligados a seguir sacrificando más dólares de la caja oficial.

Solo quedan en pie, algunos llamados intimidatorios de Guillermo Moreno, pero no mucho más que eso.

«Es muy probable que el Gobierno preferirá que aquellos que deseen viajar al exterior lo paguen caro», arriesga Aldo Abram, director de la Fundación Libertad y Progreso.

Por lo pronto, no se sabe cuánto de la «culpa» por la escapada del blue es atribuible a las vacaciones, pero los antecedentes recientes llevan a pensar que no es un factor menor: tanto en las invernales de hace un año como en enero pasado -y también en los días previos a Semana Santa- registró una fuerte suba, provocada por un público que no tenía ventanillas oficiales a las que dirigirse.

Claro que esto no implica que, una vez pasado el momento de la alta demanda, el dólar vuelva a los niveles previos. Es decir, a moverse en un rango que incluso llegó a ser menor a los $8.

Hay economistas que creen que «lo raro» no es el momento actual, sino la situación de las últimas semanas, cuando su precio estuvo atado a una suerte de «subsidio».

Más aun. Sostienen que la cotización que se está viendo en estos días, lejos de ser una excepción, parecería ser la norma.

Sobre todo, opinan así quienes calculan el «precio de equilibrio blue» haciendo la división entre la cantidad de pesos que se mueven en la economía y los dólares de respaldo que tiene el Banco Central.

Hoy, esa cifra justificaría una divisa paralela de $8,76, más o menos coincidente con la cotización actual ($8,50).

Blue en alza, funcionarios nerviosos
Lo cierto es que, además de la mayor demanda por parte de turistas, el Gobierno también le dio un empujoncito alcista, al presionar para que disminuyera la operatoria de «conta con liqui».

No está claro hasta dónde fue pensado adrede, o si se trató de una estrategia que le salió mal. Pero lo cierto es que, al no poder acceder a la única forma legal de adquirir divisas -recurriendo a comprar títulos en la plaza local (en pesos) y venderlos afuera (en dólares)- losinversores no tienen otra alternativa que volcarse al mercado paralelo.

Para Salvador Di Stefano -un analista que pronostica que el blue llegará a $9,50 en las cercanías de las elecciones de agosto- la actitud del Gobierno debe entenderse como una reacción ante la confirmación de que la sangría de reservas de la caja oficial no tenía perspectivas de detenerse.

Una inquietud que, además, se agravó por la evidente dificultad del plan para hacerse de billetes verdes a través del blanqueo de capitales.

«El blue estuvo un tiempo tranquilo sólo por intervención oficial. Se había hecho un compás de espera ante el debut de los Cedines. Pero esta iniciativa no da muestras de arrancar. Moreno está nervioso y los inversores se llevan los dólares de la forma que pueden», afirma Di Stefano.

Gabriel Caamaño Gómez, economista jefe de la consultora Ledesma, observa que la estabilidad del blue depende de la disposición del Gobierno a intervenir en el mercado, a través de la «liquidación» de bonos dolarizados en manos de la Anses.

«A tal punto, que si ese organismo levanta el pie del acelerador, la situación se traslada rápidamente al precio de la divisa marginal», señala.

Además, el analista pone la lupa en el hecho de que el pago del medio aguinaldo no hizo otra cosa que empujar la cotización del marginal.

Para este analista, esto implica reconocer dos situaciones preocupantes:

  • Que los ahorristas e inversores siguen volcándose al circuito informal, sin haberlos desalentado los casos de quienes perdieron por haber comprado a una cifra alta, que luego el Gobierno bajó artificialmente (llegó a cotizar a $10,43).
  • Que la desconfianza en el modelo económico está llevando a que no sólo se dolarice la capacidad de ahorro de largo plazo, sino también la «caja chica» de empresas y familias.

«Podemos decir que Moreno viene fracasando con gran éxito», ironiza el economista de Ledesma, en alusión a las dificultades que encuentra para bajar el apetito por el paralelo.

La disyuntiva del blue
Pero el interrogante que surge en estos momentos es si el Gobierno tiene que centrar sus esfuerzos en contener el blue o si, por el contrario, el costo de hacerlo es demasiado alto y sin sentido.

Cabe recordar que la Anses debió «liquidar», en poco tiempo, casi u$s1.000 millones en bonos y acciones para bajar el precio del «conta con liqui» y, como efecto indirecto, el del informal.

¿De qué sirvió? A juzgar por la reciente disparada, de poco y nada. Ahora la administración K quedó en el peor de los escenarios: sacrificó ese dinero y el billete paralelo siguió «haciendo de las suyas».

Pero no sólo eso. Otra iniciativa oficial fue la de dar impulso alcista a la tasa de interés de referencia (Badlar) como forma de que los bancos paguen más por los plazos fijos y que así los ahorristas no vuelquen parte de su dinero al blue.

Pero, como contrapartida, ese mayor premio suelen compensarlo con un encarecimiento del dinero que prestan, que tiende a enfriar la economía.

En este sentido, la consultora de Miguel Bein insinúa que las armas que el Gobierno eligió para achicar la brecha podrían traer el efecto secundario de un enfriamiento, justo en momentos en el que los indicadores empiezan a mostrar una recuperación.

En particular, Bein muestra preocupación por la decisión de utilizar la tasa de interés como elemento regulador para canalizar recursos desde el mercado del blue hacia el de los ahorros pesificados.

«El costo de seguir presionando la brecha para abajo empieza a aumentar, tanto en términos de bonos o dólares que deben ser resignados, como en términos de tasas de interés», señala el analista.

Su argumento es que al comienzo es relativamente sencillo inducir una caída del billete informal mediante una leve suba de tasas. Pero, progresivamente requiere un esfuerzo mayor, hasta llegar a «un tipo de interés muy alto e insostenible en el tiempo».

En definitiva, los analistas plantean que el Gobierno se enfrenta a una disyuntiva entre un objetivo financiero y otro político:

  • Si pone todas sus fichas en «domar» al blue, lo haría al costo de enfriar el nivel de actividad, algo que se le presenta como demasiado riesgoso en la previa electoral.
  • Si, por el contrario, lo deja libre, esto trae incertidumbre y temor en la población. También entre empresarios que -como medida precautoria ante costos de reposición inciertos de algunos insumos- tienden a armarse de un «colchoncito» en los precios.

También hay otra disyuntiva, que se da por el lado de la maquinita de imprimir billetes.

En este sentido, Jorge Todesca, titular de Finsoport, afirma: «Por un lado no puede o no quiere reducir el ritmo de expansión del gasto. Pero, al mismo tiempo, esto lleva a una mayor emisiónque le inyecta más presión al mercado cambiario».

¿Privilegiará el ritmo de actividad o buscará mantener el blue en calma? A juzgar por lo que está ocurriendo en estos días (en los que el billete volvió a dispararse) el Gobierno da indicios de que apuntará a sostener el ritmo económico, aun cuando eso implique sacrificar una percepción de estabilidad cambiaria.

Entre la emisión y los fantasmas
Otra cuestión clave es si a esta altura resulta posible para el Gobierno «convencer» al públicode que el blue depende de lo que diga Moreno y que su precio se mantendrá alejado de fuertes y continuos repuntes.

Para Bein, le resultará difícil imponer la idea de que $8 es un buen lógico y estable, luego de que haya escalado a $10,50, se lo haya hecho bajar artificialmente y que este bajón haya durado poco.

Y en esta discusión, la emisión de pesos adquiere un rol preponderante.

Algunos economistas alegan que, pese de las situaciones estacionales, como el turismo -o más allá incluso de la injerencia oficial en el mercado cambiario- no hay que perder el foco en elfactor que más fogonea la cotización.

«La verdad es que todos los otros elementos me parecen marginales. Lo que en su momento hizo caer al blue y lo que ahora lo está haciendo subir es el ritmo de emisión», opina Nicolás Dujovne, ex economista jefe del banco Galicia.

En la misma línea, Todesca destaca que desde mediados de mayo el Banco Central transfirió al Tesoro $17.000 millones para Adelantos Transitorios, en un evidente giro respecto de la relativa moderación que había mostrado a inicios de año.

«Así, mientras que hasta el mes pasado la expansión de la base monetaria seguía a un ritmo del 26% anual, ahora este incremento se elevó al 33%», indica Todesca, para quien la actual presión sobre el tipo de cambio es consecuencia directa de esta variación.

Para el segundo semestre, la expectativa es que la emisión continúe alta, dados los mayores compromisos.

«Ahora va a haber que emitir $10.000 millones por mes para cubrir las obligaciones fiscales. Ése es el tema de fondo», señala Dujovne, para quien el Gobierno dejará que el blue siga en ascenso.

Como contracara de la mayor cantidad de pesos, todo indica que la entrada de dólares será más escasa, dado que el momento de mayores liquidaciones de la exportación agrícola irá quedando atrás.

«Si a esta altura no se recuperaron las reservas, la soja ya no ayudará, porque en la tercera semana de julio empieza a disminuir el ingreso por la venta», observa Miguel Ángel Boggiano, CEO de Carta Financiera.

Lo cierto es que, sea por decisión de los funcionarios o por imposición de las circunstancias, todo indica que el breve período del «dólar blue subsidiado» llegó a su fin.

Al menos si, como todo indica, el plan Cedin sigue dentro del freezer.

Por lo pronto, Cristina Kirchner, fiel a su costumbre, comenzó a insinuar una teoría conspirativa, con los bancos como los malos de la película.

«Nos corren con algunos fantasmas blue, porque hace muy poco desde el Banco Central obligamos a los bancos a disminuir la tasa de interés», dijo la Presidenta, que piensa atacar el problema con el expediente de «correr las sábanas» a los conspiradores «para que losargentinos les vean las caras a esos fantasmas».

Fuente www.iprofesional.com