El valor del derecho y la justicia
“El simple hecho de vivir en sociedad, nos impone a cada uno una cierta línea de conducta hacia los demás; y la misma sociedad tiene el derecho absoluto de exigir esta obligación a quienes quieran prescindir de ella” (John Stuart Mill)
En momentos de incertidumbre como los actuales habría que recordar estas palabras de Mill, añadiendo además que el derecho como tal, está considerado en todas partes como una lucha laboriosa que contribuye a cimentar el progreso de la humanidad.
Es lo que hubiera dicho también Hegel -un “favorito” (¿) de Cristina Fernández-, de haberse referido al fallo de Griesa respecto del pago a los intencionalmente denominados “buitres” (en realidad, simples compradores de bonos depreciados en un mercado secundario), porque al fin y al cabo, hubiese añadido, las personas saben en su fuero íntimo lo que está bien y está mal.
La Presidente ha invocado de tanto en tanto al filósofo alemán a fin de justificar sus errores mediante el auxilio de sus petulantes “favoritos” (hoy Kicillof, ayer Boudou), para tratar de imponer lo que resultaba halagador para su ego personal, sin tener en cuenta el perjuicio ocasionado a los demás.
Llegada otra hora crucial de su gobierno (y van…), deberíamos recordar que fue Hegel quien sostuvo que ningún derecho perfecto y bien formado viene al mundo por virtud mágica, ya que las antinomias y las oposiciones provienen de la misma naturaleza humana. Y allí está el derecho, aseguraba, para evitar que se conviertan en meras “fábulas metafóricas”.
Oír el concierto de desatinos de diversos funcionarios, causa la impresión de que todos ellos ignoran que si el derecho implica un esfuerzo y una conquista, ata y obliga a la vez a los individuos y al Estado, a cumplir con sus normas.
De eso se trata el conflicto suscitado con los “hold outs”, que nos obliga a advertir al gobierno que cualquier consecuencia desagradable a la que nos exponga, solo servirá para “tenerle por estúpido, o ser de orden inferior” (Mill).
Al respecto, hemos transcripto alguna vez conceptos del filósofo y jurista Rudolf von Ihering que reproducimos nuevamente aquí: “Aquel que tiene la pretensión de un derecho y tal vez se reputa investido del mismo, ¿está verdaderamente SIEMPRE en su derecho? Yo respondo que no; puede no estar en su derecho, como no siempre está en posesión de la verdad quien tiene fe en la verdad. ¿Podríamos gritar por eso tal vez abandonad el derecho y la verdad porque el uno y la otra pueden ser también una ilusión? Precisamente para eso está el juez, llamado en caso de debate a decidir si el pretendido derecho sea verdaderamente un derecho real”.
Solo puede agregarse finalmente que negar la incumbencia de las funciones de un magistrado frente la ley alienta, en última instancia, a los delincuentes.
Ojalá estas reflexiones sirvan para que comencemos a sentir TODOS que una república debe asentarse sobre el respeto a las disposiciones de una justicia independiente. En los Estados Unidos, donde el juez Griesa cumple sus funciones y ha debido dictar sentencia sobre atribuciones que le conferimos al someternos a su jurisdicción VOLUNTARIAMENTE, esto se entiende así.
No es casual que sea el país que ejercita una de las democracias más sanas de todo el mundo. Con fondos buitres o sin ellos.