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jueves 27 de enero de 2005

Extraña síntesis de la política exterior argentina

La política exterior del país no sólo es errática y confusa, sino que además la actuación poco clara y equivocada de la Cancillería nos ha hecho pasar verdaderos papelones en el extranjero.

Que Rafael Bielsa tiene poca idea de lo que efectivamente es política exterior es público y notorio. Tiene un récord casi mundial de incidentes con vecinos, socios y contrapartes, entre otros. La cortesía no es aparentemente su fuerte. Pero resulta, además, que es un hombre de expresiones poco claras. Confusas, entonces. Como se verá mas abajo.

El problema que esto genera es el costo que la ausencia de calidad en un rincón clave del gobierno supone para el país. Y la chapucera imagen que lamentablemente se transmite, tanto al interior como al exterior.

Si usted aún tiene dudas, lea la frase que sigue, con la que el señor canciller de la República Argentina despidió -pomposamente- el año que pasó frente a todo el servicio exterior de nuestro país:

“Quienes tenemos responsabilidades en la gestión pública -dijo Bielsa- debemos evocar el espíritu de la “Divina Salamina” y dedicar así mejores capacidades a favor de la lucha por la democracia y la libertad y la resistencia a la barbarie y el oscurantismo” (sic).

¿Quedó perplejo? La frase magistral transcripta es una “clave” inequívoca para tratar de “afianzar el respeto que la Argentina debiera merecer en el ámbito internacional”. Algo que -según el canciller- su gestión ministerial procura.

Ahora lector, ¿usted tiene claro qué es lo que efectivamente se está tratando de hacer en el gobierno actual en materia de política exterior? ¿O no? ¿Qué es luchar contra el oscurantismo? ¿Quién más en el mundo tiene ese “riesgo” de política exterior?

Quizás sea precisamente por este tipo de frases llenas de retórica pero vacías de contenido real, que no se convoca a reuniones de gabinete. Porque el presidente puede bien pensar que leer o escuchar frases como la transcripta no es precisamente hacer el mejor uso del tiempo.

Para concluir, ¿habrá sido la declamada vocación por “luchar a favor de la democracia y la libertad” la que llevó al Canciller a abstenerse en la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, cuando se trató, en Ginebra, el caso de la situación de los Derechos Humanos en Cuba? ¿O en Bielorrusia?

¿O la que lo motivó a terminar, después de haber hecho pasar al presidente Néstor Kirchner un verdadero papelón internacional, dejando de lado a la Dra. Hilda Molina, que pretendía visitar, en Argentina, a los nietos que no conoce? © www.economiaparatodos.com.ar



Emilio Cárdenas es ex Representante Permanente de la Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas.




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