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domingo 4 de diciembre de 2011

Gato por liebre

Al tarifazo lo llaman proceso de redireccionamiento. Al corralito cambiario lo denominan luchan contra la evasión. Al vaciamiento del Central, Fondo de Desendeudamiento. El gobierno vive vendiendo gato por liebre.

Realmente hay que reconocer que el gobierno tiene una fenomenal capacidad para dar vueltas las cosas y decir que lo que es blanco es negro o lo que es cuadrado es redondo. No tengo idea si su dialéctica tiene efectos de credibilidad en la gente, pero lo cierto es que vive, como dice el dicho popular, vendiendo gato por liebre. Veamos algunos ejemplos.
Cuando en el 2008 decidió confiscar los ahorros que teníamos en las AFJP, el gobierno lo presentó como una medida estratégica que apuntaba a establecer un sistema de reparto y solidario. En otras palabras, nos quitaron la plata que habíamos ahorrado, se apropiaron de nuestro flujo de ingresos que destinábamos a nuestra futura jubilación y lo “vendieron” como una acto de solidaridad y de justicia social, cuando, en realidad, necesitaban la caja mensual de nuestros fondos que antes iban a las AFJP y, además, usaron los stocks de ahorros para financiar el gasto público. Es como si un ladrón nos robara y argumentara que lo hace en beneficio nuestro.
A principios del 2010 Cristina Fernández firmó un DNU para quedarse con las reservas de libre disponibilidad del Banco Central y así seguir con el llamado proceso de desendeudamiento. De esta forma llegó Marcó del Pont al BCRA y empezó a transferirle reservas al tesoro a cambio de papeles basura, técnicamente llamados Letras Intransferibles con vencimientos en el 2021. Una especie de paga Dios. Lo concreto es que de $ 36.000 millones de stock que tenía el BCRA en enero del 2010 de esos bonos basura, al 23 de octubre superaban los $ 109.000 millones dejando al BCRA con un patrimonio neto negativo de casi $ 74.000 millones, como mínimo. Encima, desaparecieron las reservas de libre disponibilidad, las reservas brutas, que no son todas del BCRA, solo cubren el 87,6% de la base monetaria, incumpliendo con el decreto 1599 del 2005 firmado por Néstor Kirchner por el cual se establecieron las reservas de libre disponibilidad. En definitiva, la tan mentada política de desendeudamiento no es otra cosa que un suerte de vaciamiento del BCRA, que no solo no defiende el valor de la moneda dada la inflación que genera, sino que, encima, para cumplir como pueden con el pago de la deuda dejan tambaleando al Central. Sin embargo, siguen vendiendo este vaciamiento del Central como una política de desendeudamiento que nos blinda contra la crisis internacional. Otra vez gato por liebre.
Los serios problemas de fuga de capitales, caída del tipo de cambio real y miedo a confiscaciones fueron enfrentados por el gobierno con diferentes medidas intervencionistas. Primero, en nombre de la defensa de la industria nacional establecieron las autorizaciones no automáticas para importar. Después, contrariando toda la lógica económica dispusieron que por cada dólar que alguien importe, debe exportar un dólar. Es decir, si me voy de vacaciones a Brasil tengo que lograr que venga un brasileño a veranear a la Argentina. Como esto tampoco funcionó, hicieron mil piruetas más y, finalmente, el 31 de octubre decidieron que antes de comprar dólares la gente tiene que tener una autorización de la AFIP. Esta medida la vendieron como una medida para combatir la evasión y el lavado de dinero. La realidad es que la fuga de capitales es de tal magnitud que tuvieron que ponerle un corralito a la venta de divisas porque el Central iba a quedar como vino al mundo en materia de reservas. Ya de por sí venía complicado y con la corrida cambiaria que no se ha detenido, iba a estar más complicado. Otra vez gato por liebre.
Días pasados la presidente Cristina Fernández afirmó que el modelo no tiene como meta la inflación sino de crecimiento, como si un país pudiera crecer con las tasas de inflación que tenemos. En otras palabras, ante la evidencia que la inflación se les va cada vez más de las manos, ahora nos quieren vender que la inflación no es un problema, hasta sería buena para crecer. De nuevo nos venden gato por liebre.
Cuando en el 2009 se les venía la noche en las elecciones, bajo el argumento que no se podía estar en campaña política en medio de la crisis económica mundial, el gobierno decidió adelantar las elecciones y de paso establecieron las candidaturas testimoniales. De nuevo gato por liebre, porque ningún país civilizado del mundo adelanta las elecciones por una crisis económica. En todo caso el primer mandatario renuncia y se llama a elecciones en aquellos países cuya constitución lo permite.
Ahora que se viene el gran tarifazo producto de la imprevisión y la horrorosa política energética y de transporte, resulta que esta es una medida de justicia social y “un cuidado proceso de redireccionamiento que busca mantener la equidad y la competitividad”. Además, según De Vido y Bodou esta medida no tiene nada que ver con el problema fiscal porque no hay problemas fiscales. La realidad es que el rubro subsidios, me refiero a los subsidios a la energía, el transporte, pérdidas de empresas estatales y otros rubros menores más, es el segundo en importancia dentro del presupuesto. El tesoro terminará este año con un bache fiscal del orden de los $ 30.000 millones y la realidad es que la caja ya no alcanza. Este tarifazo, superior al rodrigazo de 1975, tiene que ver con un serio problema de precios relativos.
En varias oportunidades he sostenido que aquí hay una distorsión de precios relativos, entendiendo por tal que unos precios están artificialmente bajos y otros artificialmente altos. Los artificialmente bajos son las tarifas de los servicios públicos (por eso el tarifazo) y el tipo de cambio. El que está artificialmente alto es el salario en el sector formal de la economía. Lo que se viene es un aumento de salarios menores a la tasa de inflación y un salto cambiario que ya empezó y, muy posiblemente, una corrida financiera. Los datos de redescuentos del BCRA muestran que la asistencia del Central a algunas entidades financieras sigue subiendo, lo cual indica problemas de liquidez. Pero, volviendo al tarifazo, quieren vender gato por liebre. ¿Es cierto que empleados estatales han recibido la “sugerencia” de renunciar a los subsidios? Encima quieren vendernos este tarifazo como una carrera por la solidaridad mostrando por la televisión a figuras conocidas diciendo que renuncian al subsidio por solidaridad. Es como si este nuevo rodrigazo quisieran mostrarlo como un acto de solidaridad cuando en rigor es un machazo ajuste. Dicho sea de paso, aquí no hay que renunciar a ningún subsidio porque nadie lo pidió. Ellos lo establecieron para disimular la inflación y crear un auge artificial de consumo. Ahora que los números fiscales les hacen agua pretenden que mediante un formulario les demos el apoyo al nuevo rodrigazo. Que ellos se hagan cargo políticamente del lío económico que hicieron. Personalmente no pienso llenar ningún formulario que constituya un apoyo a un fenomenal desmanejo económico. Y por más que lo llene igual me van a quitar el subsidio porque para retener el subsidio hay que ser un homeless de acuerdo al cuestionario del formulario.  
Todo lo anterior muestra a un gobierno que ha demostrado una fenomenal incapacidad para administrar la economía del país limitándose a hacer caja para acumular poder político. Ahora que la caja no alcanza tendrá que ver cómo sostiene ese poder político. El punto es que cada parche que le ponen al modelo por el lío que hicieron el día anterior, lo presentan como la gran genialidad económica, la inclusión social, la solidaridad y cosas por el estilo.
En el 2005 Néstor Kirchner sostenía que los productores ganaderos querían lucrar con el hambre del pueblo argentino. Las medidas aplicadas hicieron bajar el precio de la carne a costa de consumirnos 10 millones de cabezas de ganado. Durante un tiempo la gente estuvo feliz porque tenían el asado barato. Ahora comer carne es un lujo asiático en el país de la carne y el trigo.
Lo mismo hizo el gobierno con la energía. Durante años se consumieron el stock de capital en reservas gasíferas y en centrales eléctricas. Ahora que ya no hay plata para financiar esa fiesta aparece el tarifazo y lo quieren vender como un cuidado proceso de redireccionamiento que busca mantener la equidad y la competitividad.
Todo va saltando a la vista de la gente. Así como ya saltó el tema de la carne y de las tarifas, los próximos pasos serán salarios que se retrasan frente a la inflación, suba del tipo de cambio y, como decía antes, corrida cambiaria que puede transformarse en corrida financiera. En economía se puede hacer cualquier cosa menos dejar de pagar los costos de los horrores económicos.
Estoy ansioso por conocer qué nuevo discurso inventarán cuando llegue la hora del ajuste de los salarios, el Central tenga que aumentar más el stock de redescuentos para hacer frente a los pagos en ventanilla y el tipo de cambio se escape a niveles impensados.