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miércoles 17 de septiembre de 2014

¿Hacia otra democracia…?

¿Hacia otra democracia…?

No nos equivocaríamos si afirmáramos que las democracias son deficitarias y esta crisis económica a nivel mundial que estamos viviendo, es más bien, en verdad una crisis de la política, más que de las democracias que en definitiva es un instrumento de la política.

La política como tal debería ser para el hombre común, una garantía de seguridad, certeza y protección, eso que en alemán Sigmund Freud, llamó “Sicherheit” y que según los expertos seria una palabra intraducible al español, como ocurre con el “shalom” de los judíos que es una palabra que significaría “paz con Dios, paz con los hombres, paz con la naturaleza”, como alguna vez me explicó un cura amigo, que agregaba seria la cabal expresión de un genuino “bienestar”

La seguridad como fenómeno en el sentido que no estamos ni estaremos expuestos a que “…cualquier cosa nos puede suceder…” como dijo Ives Michaud; dicho de otro modo, la seguridad como sinónimo de previsibilidad y su opuesto la “inseguridad” sería que la probabilidad de lo imprevisible, se convierta en lo normal.

La certeza en el sentido que se pondera la diferencia entre lo razonable y lo irrazonable, lo confiable y lo engañoso, lo útil y lo inútil, en definitiva entre el “bien” y el “mal”

Finalmente la política debería significar “protección” para quienes obren correctamente, los peligros propios de toda existencia estarían limitados a una mínima expresión.

Cuando la política, hoy íntimamente, confundida con “la democracia” no puede garantizar eso que en alemán se llama “Sicherheit”, ambas entran en crisis, aunque se hace mas evidente en eso que llamamos “régimen democrático”.

Hoy se habla de “contrademocracia” y como escribió Daniel Zovatto en “INFOLATAM” el 14 de septiembre pasado: “…nuestras democracias exhiben importantes déficits y síntomas de fragilidad, así como serios desafíos. Las asignaturas pendientes abarcan los problemas institucionales que afectan la gobernabilidad y el Estado de derecho, la independencia y la relación entre los poderes del Estado, el fenómeno de los hiperpresidencialismos y de las reelecciones, la corrupción, las limitaciones a la libertad de expresión, el funcionamiento deficiente de los sistemas electorales y del sistema de partidos políticos, la falta de equidad de género, así como graves problemas de inseguridad ciudadana, factores que generan malestar con su funcionamiento.”

Diría que hasta hoy la democracia solo procura garantizar lo que se llama “legitimidad de origen”, la elección es el único medio válido para ejercer un cargo representativo, pero se carecen de medios para garantizar la “idoneidad” o lo que se llama “legitimidad de ejercicio”.

Obviamente existen medios para separar a quien incurre en “mal desempeño”, pero raramente se usan, mas aun, insinuar una eventual denuncia por esa causal, es asumido como un intento desestabilizador o subversivo.

Los déficits de “la democracia” que señala Zovatto, tienen que ver con el “mal desempeño” ya que si los funcionarios fueran idóneos, concepto que no solo se refiere a la capacidad profesional sino también ética y moral, esos vicios existirían igual pero en mucho menor escala.

Creo que aun hoy la democracia se comporta como hace más de cien años y precisamente por la baja calidad de la política, la democracia como tal se resiste a incorporar la moderna tecnología para mejorar su funcionamiento.

Hoy no es suficiente con votar periódicamente, eso no convierte a la gente en “participativa”, la democracia debe agregar otros condimentos que tienen que ver con la “legitimidad de ejercicio” y en ello las redes sociales tarde o temprano deberán ser incorporadas o institucionalizadas como legítimo complemento de la votación para elegir.

Me podrán decir que el art. 40 de la Constitucion incluye el sistema de “consulta popular” y acerca un modo de participación directa ya que un proyecto de ley votado mayoritariamente se convertiría inmediatamente en ley. Además faculta al congreso y al Poder ejecutivo, dentro de sus respectivas competencias, para convocar a “consulta popular no vinculante”.

Personalmente pienso que este tipo de normas son un mamarracho, propias de sistemas populistas que se caracterizan precisamente por gobernar de modo despótico, generar anomias en la sociedad y mediante la dádiva manejar o condicionar voluntades.

La participación es otra cosa, para cerrar esta primera entrega sobre estas reflexiones sobre una “democracia diferente” recurro a Zygmunt Bauman, cuando dijo: “Los individuos no pueden ser libres si no son libres de instituir una sociedad que promueva y proteja esa libertad; si no instituyen juntos una agencia capaz de conseguir eso. Por lo tanto, la tarea que encabeza la agenda es restituir la ecclesia al ágora…”, es decir “hacia ese espacio político donde se reúne lo público y lo privado, donde no solo se realiza la selección de las opciones disponibles, sino también donde se examina, cuestiona y renegocia el espectro de elección…” y ese espacio ¿no será el de las redes sociales…?

Hacia esa “democracia” debemos apuntar….y nosotros seguiremos apuntando en sucesivas notas.