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jueves 2 de septiembre de 2004

IERAL: oportunidades y riesgos ante la recuperación de Brasil

Brasil está creciendo al 6 por ciento anual (desestacionalizado, contra el trimestre anterior), sus exportaciones se expanden al 33,2 por ciento interanual y las importaciones se recuperan al 28,1 por ciento en enero-agosto contra igual período de 2003, señala el IERAL de la Fundación Mediterránea en su informe semanal.

Un Brasil creciendo por encima de 4 por ciento, con posibilidades ciertas de sostener en el tiempo la recuperación, es una fuente de oportunidades para una economía como la Argentina, aunque también conlleva riesgos.

Las oportunidades tienen que ver con la posibilidad de expandir las exportaciones argentinas con ese destino, pero también con activar inversiones en sectores donde nuestro país tiene marcadas ventajas comparativas respecto del vecino, en bienes y servicios que puedan ver tonificada su demanda si es que Brasil sale del “stop and go” en el que transcurrió en los últimos años.

Los riesgos tienen que ver con el hecho que Brasil también puede convertirse en un formidable competidor en la atracción de potenciales inversiones.

Con un riesgo país cercano a 500 puntos, con solidez institucional y contractual puesta a prueba en crisis de magnitud semejante a la de Argentina, con una política fiscal y comercial de creciente sesgo proexportador, Brasil ha avanzado mucho más que el mero atractivo de su gran mercado interno de 180 millones de habitantes.

Por supuesto que la dureza de su política monetaria (tasa real del orden del 9 por ciento anual), el elevado costo financiero (8 por ciento del PBI, en los últimos datos) y el perfil de su deuda pública; diversas reformas estructurales pendientes, hacen que el país no se haya graduado todavía frente a las calificadoras de riesgo.

Pero la inversión extranjera directa ya se ha recuperado a un nivel de 12 mil millones de dólares/año, en contraste con un monto cercano a cero que todavía subsiste en la Argentina.

Otro “riesgo” que implica un Brasil fortaleciéndose, es que coloca un parámetro elevado para la Argentina desde el punto de vista del FMI y de los acreedores. Una de las razones por las que Argentina demoró en 2003 un acuerdo de largo plazo con el Fondo es que el organismo utilizaba como referencia el superávit primario comprometido por el Gobierno de Lula, en 4,25 por ciento del PBI, mientras que las autoridades argentinas aparentemente suponían que ese objetivo sería incumplible y habría de arrastrar a la recesión al Brasil. Ahora que se empieza a ver que, bajo ciertas circunstancias, el crecimiento no es incompatible con una meta fiscal ambiciosa, la posición negociadora argentina puede haberse debilitado.



Fuente: Noticias y Mercados – Nosis (www.nosis.com.ar)




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