Inflación y pobreza
¿Qué es mejor una inflación alta con un salario real que crece o vivir sin conocer la inflación, pero con pobreza…? (Por vergüenza ajena y sentido de la caridad omito nombrar al funcionario público autor de la pregunta y solo mencionaré sus iniciales “AV”)
Una pregunta como la que usamos para encabezar esta nota denota una clara vocación por la sofistica que no es una doctrina, sino más bien trasluce una actitud viciosa del espíritu como lo enseñó Jacques Maritain. Los sofistas buscaban las ventajas de las ciencias, con menoscabo de la verdad que pasaba a ser una cosa de conveniencia personal y una exaltación del relativismo extremo. Con Beatriz Sarlo podría decir que esa pregunta es un mandoblazo verbal porque es como si un ladrón le preguntara a su víctima ¿usted que prefiere que le robe o que viole a su mujer?
Además de impertinente esa pregunta es un verdadero oxímoron porque una inflación alta y un salario real que supuestamente crece es un contrasentido.
Arthur Nussbaum, un clásico del derecho monetario decía algo muy simple: “La inflación puede ser descripta, en términos amplios, como una abundancia general de dinero en circulación, que tiene como efecto un continuo y gran aumento de los precios” y llega un momento en que la moneda pierde su cualidad más importante de ser tenida por un valor en si misma que es la situación que una vez más vuelve a vivir la Argentina con su “peso” que se manifiesta en su rapidez de circulación que no es más que la expresión de su rechazo.
Si la pobreza no solo de la Argentina sino del mundo pudiera combatirse con” inflación alta”, la verdad que manga de estúpidos seríamos y que al cuete estarían las facultades de economía de todas partes.
No habría hambrunas ni mortalidad y el paraíso terrenal se habría restaurado sin la segunda venida o parusía de Jesucristo.
La pregunta también es mentirosa porque la pobreza en la argentina viene en aumento y sus índices y los de desocupación se incrementan a medida que la inflación crece.
La pregunta tiene una parte de verdad, cuando el funcionario reconoce la existencia de un “inflación alta” y seguramente habrá molestado a kristina que dice que no hay inflación y que si esta fuera del 25%, es decir una inflación alta, todo estallaría por el aire….lo que relata kristina es que los salarios reales crecen un 25% sin inflación…, claro, no aclara que son aumentos meramente nominales…
Juan Jose Llach y Martín Lagos dicen que “…en la mayoría de los cuarenta y cinco años en los que Argentina se retrasó el estado normal fue de inflación al menos latina (entre 20 y 30% anual), matizados mega e hiperinflaciones y con planes de estabilización fracasados o de cuño populista”
La inflación obra además como un impuesto que impacta muy groseramente en los más pobres lo que marca un rasgo muy perverso de regresión fiscal que ya no solo confisca bienes sino asimismo la esperanza por un futuro mejor.
Esperemos que el presidente, en comisión, del Banco Central salga a responder la pregunta del comienzo y aclare que el salario real solo mejora por mayor productividad y que los países que han logrado controlar la inflación en niveles del 2 al 4% anual son los que realmente crecen y van disminuyendo la pobreza y eliminado la indigencia y que toda sociedad merece disponer de una moneda que tenga valor…sin cepos, “ni marines cambiarios”, sin DJAI y sin los empecinamientos terapéuticos del Dr. Cormillot